DAVIS
(UC)-
A pesar de los avances logrados en los últimos 50 años para mejorar la
nutrición, en Estados Unidos hay severas deficiencias nutricionales entre niños
y personas de edad avanzada que los hace más vulnerables a ciertos tipos de
sustancias tóxicas. Lo anterior se desprende de un estudio realizado por
investigadoras de Extensión Cooperativa la Universidad de
California.
Según
el estudio, la falta de ciertos nutrientes en la dieta de los niños y los
ancianos los pone en mayor riesgo del efecto de sustancias tóxicas, incluidos
los pesticidas, que se encuentran en el medio en que viven. Un ejemplo son los
nutrientes denominados "antioxidantes" los cuales ayudan a contrarrestar los
efectos tóxicos de pesticidas a base de fosfatos
orgánicos.
Irónicamente,
la falta de estos nutrientes - especialmente la vitamina E- que se encuentran en
su forma natural en frutas, verduras y granos es mayor entre los trabajadores
del campo y sus hijos.
"Los
trabajadores agrícolas de bajos ingresos y sus hijos, quienes corren un mayor
riesgo de exposición a los pesticidas, a menudo no consumen suficientes frutas y
vegetales que contienen estos importantes nutrientes", afirma el artículo
publicado en la edición septiembre/octubre de California Agriculture, que
publica la División de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de
California.
El
estudio menciona que muchas agencias de salud coinciden en que los trabajadores
del campo y sus familias registran tasas elevadas de desnutrición, lo que
predispone a sus hijos a problemas de salud como enfermedades respiratorias y
cánceres, porque son más susceptibles a los efectos de los
pesticidas.
A
pesar de que el estado de nutrición de los estadounidenses es relativamente
bueno, gracias a alimentos procesados como cereales y productos lácteos que se
fortifican con vitaminas y minerales, la nutrición de un gran segmento de la
población dista de calificarse como óptima, anota el artículo. La falta de
nutrientes afecta tanto a niños de familias de bajos ingresos como a los de
ingresos altos.
El
grupo de investigadoras, encabezadas por la nutricionista Sheri Zidenberg-Cherr,
encontró que entre 24% y 13% de niños hay un bajo consumo de minerales como
calcio, hierro y cobre. De manera similar, muchos ancianos llevan una dieta que
les provee menos de dos terceras partes del consumo diario recomendable de vitaminas y minerales esenciales para
gozar de buena salud.
Otros
estudios coinciden en que el estado de nutrición influye en la susceptibilidad
del individuo a contaminantes que se encuentran en el medioambiente, incluidos
los pesticidas, el plomo y otros metales tóxicos.
En
niños y adultos que padecen de anemia a causa de la deficiencia de hierro en su
dieta, hay una mayor absorción del plomo, una sustancia altamente tóxica, que se
encuentra ya sea en forma de gas o polvo en el medioambiente. Aunque las
investigadoras señalan que se requieren estudios más a fondo, enfatizan que una
nutrición adecuada, a cualquier edad, ayuda a reducir la susceptibilidad a los
contaminantes.
El
estudio comparó las dietas de niños hispanos, entre uno a cuatro años de edad,
pertenecientes a familias de bajos ingresos de los condados de Fresno, San
Bernardino y Tulare con la de niños anglosajones de familias de ingresos altos
en el condado de Sonoma. En ambos grupos se encontraron consumos inadecuados de
calcio, hierro, cobre y cinc. El estudio señala que la deficiencia de cinc
aumenta la susceptibilidad a la toxicidad del plomo.
El
consumo diario de cinc en la dieta de estos niños es cerca de dos terceras
partes menos del que se recomienda.
Curiosamente,
la deficiencia es más elevada en niños de familias de ingresos elevados, 76%,
comparada con 60% en niños de familias de bajos ingresos. Las investigadoras lo
atribuyen al hecho de que las familias de ingresos altos comen menos carne
porque la consideran menos saludable, debido a su contenido de grasa. Las carnes
son una rica fuente de hierro.
El
estudio incluyó el contaje de plomo en la sangre. El Centro Nacional para el
Control de Enfermedades (CDC) define 10 microgramos por decilitro como nivel
permisible.
Los
niveles encontrados en el estudio van de 5 a 14 microgramos. Sólo el 2% de los
niños de familias de ingresos altos registró un nivel mayor de 5. Pero 25% de
los niños de familias de bajos ingresos sobrepasaron esa
marca.
También
se realizó un análisis de la dieta de 80 residentes latinos de 60 a 93 años en
los condados de Kern y Fresno. Se encontró que la alimentación de una gran
proporción de ellos provee menos de dos terceras partes del consumo diario
recomendado de vitaminas y minerales.
"Estos
individuos también podrían tener una mayor sensibilidad a ciertas sustancias
tóxicas que se encuentran en el medioambiente", indica el artículo. Agrega que
"es imperativo que las agencias reguladoras al nivel federal, estatal y local
consideren factores como el estado nutricional al realizar estudios para evaluar
los riesgos a la salud de la población".
Las
investigadores recomiendan, como meta a largo plazo, que se identifiquen maneras
para mejorar la nutrición de la población en general. Y ya identificadas, que se
desarrollen estrategias intensivas para asegurar que todos los segmentos de la
población puedan gozar de una dieta adecuada, particularmente para los sectores
que se encuentran en mayor riesgo. El estudio enfatiza la necesidad de comenzar
cuanto antes a evaluar las distintas necesidades nutricionales de la población.
Y para ello urgen la utilización de especialistas, educadores y otros recursos
de la Universidad de California.
"Tendremos
que desarrollar nuevos programas educativos y de intervención para hacer frente
a esta realidad", concluyen las investigadoras.
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NOTA:
Además de Zidenberg-Cherr, en el estudio colaboraron Michelle R. Neyman,
profesora de la Universidad Estatal de California en Chico; Krista Fechner,
escritora técnica de International Microcomputer Software; Jeanette
Sutherlin, Margaret Johns, Cathi
Lamp y Connie Garrett, asesoras de nutrición y ciencias de la familia y del
consumidor de Extensión Cooperativa de la Universidad de California; y Carl L.
Keen, director y profesor del departamento de Nutrición de la Universidad de
California en Davis.