DAVIS (UC) – La proporción de accidentes automovilísticos que resultan en muertes y lesiones graves es mucho mayor entre los menores de edad por falta de entrenamiento adecuado. En California esto es más común en comunidades pobres y áreas rurales, donde muchos adolescentes conducen sin licencia, según investigadores de Extensión Cooperativa de la Universidad de California.
“Es un problema muy importante porque nos afecta a todos; nuestro seguro de automóvil, nuestra seguridad vial, todos resultamos afectados”, dijo Ramona Carlos, coordinadora académica del Centro para el Desarrollo Juvenil 4-H, con sede en el plantel de la UC en Davis.
Los conductores de 15 a 19 años se vieron involucrados en 526 accidentes que causaron muertes y 33,174 accidentes resultantes en lesiones en California, según estadísticas del 2006. La tasa de accidentes vehiculares entre conductores de 16 años de edad es casi el doble de la de los de 18 y 19 años. Y es 10 veces más que la de los conductores de 30 a 59 años.
El problema parece haberse agravado con el resultado de la crisis económica que embarga al estado, especialmente en las comunidades de escasos recursos económicos, según otro de los investigadores en el estudio en que se encuestó a 2,144 conductores adolescentes.
“Muchas escuelas públicas han eliminado sus clases de conducir. Así que las familias tienen que recurrir a escuelas de manejo privadas. Y muchas familias pobres en comunidades rurales no pueden costearlas”, explicó Keith Nathaniel, asesor juvenil de 4-H en el condado de Los Ángeles.
En las encuestas, 12 por ciento de los adolescentes dijeron conducir sin licencia ni el permiso provisional que se requiere a los menores de edad.
“La mayoría de los adolescentes que tienden a conducir ilegalmente, sin licencia, son también los más propensos a no reportar los accidentes de tránsito en que se ven involucrados”, señaló Nathaniel.
El índice de accidentes es mayor en comunidades rurales, según el especialista. “Hay muchos más riesgos, hay tractores y otra maquinaria agrícola en las carreteras y caminos”.
La ley estatal exige que los padres certifiquen que sus hijos han recibido 50 horas de práctica de conducir supervisada; por lo menos 10 de esas horas deben ser de práctica en horas de la noche. La licencia con esas restricciones se otorga a los conductores de 16 años que hayan cumplido con esos requisitos.
"Una vez que el adolescente cumple 18 años de edad, ya no tiene que recibir esas clases de manejo, simplemente van y solicitan la licencia de conducir”, indicó Carlos.
Sin embargo, la reducción de oportunidades de capacitarse como conductores señalada por Nathaniel podría resultar en que, al cumplir los 18 años, los aspirantes soliciten la licencia sin haber tenido suficiente entrenamiento tras el volante. Por lo tanto, son más propensos a verse involucrados en accidentes de tránsito.
La seguridad vial entre adolescentes es algo que el gobierno de California ha tratado de mejorar en las tres últimas décadas. En 1983 se implementaron las primeras restricciones para conductores menores de 18 años. Entre estas, no conducir entre las 12 AM y 5 AM durante su primer año de conducir; el horario restringido se extendió a las 11 PM en el 2007.
En 1998, las restricciones incluyeron a los pasajeros de esos conductores; en el automóvil debe ir un adulto para supervisar al conductor adolescente. Sin embargo, el estudio de Extensión Cooperativa de la UC encontró que sólo el 15 por ciento de los adolescentes dijeron que sus padres no les permitían llevar a otros adolescentes como pasajeros sin la supervisión requerida.
En un estudio anterior, Carlos y sus colegas de 4-H encontraron que los accidentes entre menores de edad se deben en gran parte a las distracciones típicas de los adolescentes, ir charlando, jugando y bromeando con sus pasajeros, escuchando música a volumen elevado o hablando por teléfono. La ley estatal restringe ahora el uso del teléfono al conducir.
Carlos, autora principal del estudio más reciente de la UC, sugiere maneras de ayudar a que los adolescentes sean conductores más seguros. “Necesitan más apoyo de sus padres y más oportunidades de practicar y entrenarse como conductores”, señaló la investigadora.
Nathaniel agrega otro impacto que los padres podrían tener en la seguridad vial de sus hijos.
“Creo que los padres deben dar un buen ejemplo como conductores y asegurarse de que sus hijos lo sigan. Algo que les recomendamos es que establezcan reglas y parámetros en cuanto se refiere a los conductores adolescentes. Si hacen cumplir esas reglas tendrán un conductor más seguro”, afirmó el investigador.
Recomienda además una medida un poco más drástica al establecer las condiciones para que los hijos adolescentes obtengan licencia. A él le gustaría que los padres dijeran a sus hijos: “Si quieres conducir, tienes que tratar de mejor tu rendimiento escolar”.
“Tal vez ligando el derecho a conducir con el progreso académico en la escuela, ayudarán a mitigar el problema”, dijo el especialista en desarrollo juvenil de la UC.
Nota: Este artículo se basa en el estudio "Survey Explores teen driving behavior in Central Valley, Los Angeles high schools," publicado en el Volumen 63, Número 4, de la edición de octubre-diciembre 2009 de la revista California Agriculture de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC.
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