Beneficios y perjuicios de las lecherías en California

Jul 27, 2009

DAVIS (UC)- California no sólo produce la mayor cantidad de leche de Estados Unidos sino del mundo entero. Sus vacas generan 21.3 por ciento de la producción láctea del país. Pero también producen una cantidad de excreciones de tal magnitud que tiene un grave impacto en la calidad del aire y, consecuentemente, en la salud.

"Estas operaciones producen demasiado estiércol, demasiada orina y heces. Y estos desechos deben eliminarse de una manera adecuada", señala Frank Mitloehner, de Extensión Cooperativa de la Universidad de California. Por los últimos cinco años, él ha estudiado los efectos de los desechos de las lecherías en la contaminación del medioambiente.
El impacto de los desechos vacunos es mayor en comunidades a lo largo del Valle de San Joaquín, la región agrícola más pródiga del país. Ahí se registran los niveles más altos de contaminación del aire, seguido por las áreas metropolitanas de Los Ángeles y Houston, según Mitloehner.
El problema es más severo durante el verano, cuando aumenta la incidencia de casos de asma y otros problemas de las vías respiratorias, especialmente entre la población infantil, explicó el especialista en estudiar la calidad del aire.
"En lugares como Fresno, tenemos un gran número de niños de edad escolar que tienen que usar medicamentos en inhaladores para controlar los ataques de asma. Debemos estudiar el papel que las emisiones de la agricultura y el tráfico vehicular juegan en ese problema", agregó.
Aunque el tráfico vehicular y las operaciones relacionadas con cultivos agrícolas son fuentes de contaminación del aire bien conocidas, en un estudio encabezado por Mitloehner la industria lechera sobresalió como fuente principal de contaminantes que contribuyen al calentamiento global.
"El 20% de todas las vacas lecheras de Estados Unidos están en el Valle de San Joaquín. Una vaca produce 20 veces la cantidad de excremento que produce un ser humano", dijo Mitloehner. Por lo tanto, un millar de vacas produciría la misma cantidad de esos desechos orgánicos generada por una ciudad de 20,000 habitantes.
"La gran diferencia, por supuesto, es que las granjas no tienen sistemas de drenaje público", indicó el científico de la UC.
En el Valle de San Joaquín hay cerca de 1,700,000 vacas lactantes. Una cantidad similar de reses próximas a entrar al ciclo de producción se mantiene como reemplazo de las vacas que dejan de producir, explicó Mitloehner.
En la mayoría de las granjas lecheras, la excreta se acumulan en lagunas artificiales para luego procesarla como fertilizante para cultivos agrícolas. De estos depósitos emana una gran cantidad de gases contaminantes porque las granjas carecen de métodos y equipo para procesar los desechos de manera adecuada y oportuna, según el estudio.
Son varios los contaminantes que resultan del estiércol, la orina y aún del vaho de las reses, entre ellos bióxido de carbono y óxido nitroso. Esas excreciones producen también partículas orgánicas volátiles que contaminan el aire y contribuyen en gran medida al llamado efecto de invernadero que contribuye al calentamiento de las capas atmosféricas.
La importancia de las lecherías en California.
No obstante la amenaza que la acumulación de desechos de las granjas lecheras presenta para la salud humana y del medioambiente, esa industria es vital para el bienestar económico del estado.
En promedio, cada vaca produce 6.3 galones de leche diariamente, que equivalen a 2,300 galones al año. En total, la producción de leche resulta en aproximadamente 47,000 millones de dólares en ingresos para el estado y unos 400,000 empleos, según datos del Departamento de Agricultura y Federación Nacional de Productores de Leche.
Aunque relativamente pocas personas trabajan en las granjas lecheras, estas tienen un efecto multiplicador en los sectores de manufactura, venta y distribución de alimentos derivados de la leche, transporte, veterinaria, bancos, compañías de seguros y otras industrias.
Mitloehner y otros 60 especialistas de la UC están enfrascados en ayudar a los granjeros a mitigar la contaminación ambiental de las lecherías. Eso ayudaría a que el estado de California siga a la vanguardia en la producción láctea, seguido de Wisconsin, Nueva York, Pensilvania, Idaho, Michigan, Nuevo México, Vermont y Maine.
Entre las alternativas se encuentran el mejoramiento de los métodos de recolección y manejo de excreciones vacunas en las lagunas artificiales. Además de agilizar el procesado de desechos para usarlos como fertilizantes, se busca equipar esos depósitos con sistemas para capturar los gases que emanan de ellos para convertirlos en gas metano que pueda aprovecharse como combustible.
"Se colecta ese biogás, o metano, y con él puede producirse calor y obtenerse energía eléctrica de los desechos de las vacas", aseveró el especialista.
También están tratando de mejorar la alimentación de las reses lecheras para reducir la contaminación causada por sus desechos sólidos, los gases emanados de su aliento y al eructar, así como la reacción química resultante de la descomposición de sus heces y orina.
Mitloehner enfatiza que las lecherías, aunque son una importante fuente de contaminación ambiental, son sólo una de las causas del daño a la calidad del aire en las comunidades del Valle de San Joaquín.
"No hay otra región en todo el mundo que tenga una industria láctea más productiva que la nuestra. Pero también tenemos enormes presiones ambientales debido a la urbanización. Más y más gente viene a vivir a California", dijo; él calcula que cada año aproximadamente medio millón de personas llegan a residir en el estado, y que muchas lo hacen en el Valle de San Joaquín.
"Eso significa que, en un período de 10 años agregamos a California el equivalente de la población de Indiana; con medio millón cada año, tenemos unas nuevas 200,000 casas más al año. Y eso significa que tendrán que competir por espacio con los campos agrícolas".
Esa creciente competencia sigue creando enormes fricciones entre agricultores y los nuevos residentes quienes resienten el ruido, polvo y otras inconveniencias relacionadas con las operaciones agrícolas, sobre todo con las granjas lecheras.
"Por ejemplo, si usted es vecino de una granja de la que salen olores desagradables, de seguro tratará de obligar al granjero a que remedie el problema", aclaró Mitloehner. "Si usted tiene un hijo con asma, seguramente tratará de averiguar la causa y eliminarla".
Por otro lado, la solución al problema de la contaminación del aire en el Valle de San Joaquín podría resultar más evasiva debido a la topografía de esa región.
"Una de las razones es que, por un lado tenemos las montañas de la Sierra Nevada. Por el otro lado, tenemos la cordillera de la costa. Los contaminantes que producimos quedan atrapados en el valle por bastante tiempo", explicó Mitloehner.
Sin embargo, él confía en que los continuos estudios que realiza con sus colegas de la UC ayuden a mitigar los efectos de la contaminación del aire resultante de la producción agrícola.
"Dentro de nuestro sistema universitario, estamos debidamente capacitados para investigar las causas, los impactos que puede tener en la salud, y cuáles son las posibles técnicas de mitigación. Realmente podemos enfocarnos en toda la gama de factores relacionados con la calidad del aire", concluyó el investigador.

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By Alberto Hauffen
Author - Sr. Public Information Representative