Apr 9, 2008
DAVIS - (UC) – Proteger nuestro planeta es cada vez más difícil para los agricultores de la Costa Central de California donde la necesidad de proteger los alimentos entra en conflicto con las regulaciones del medioambiente enfocadas a proteger la calidad del agua y el hábitat silvestre.
En respuesta a una serie de brotes de envenenamiento con alimentos — el más reciente, la presencia de la bacteria E. coli O157:H7 en paquetes de espinacas, incidente reportado en septiembre del 2006, y el cual causó la muerte de tres personas y enfermó a otras 200 — algunos agricultores están descartando algunas medidas de conservación adyacentes a sus tierras de cultivo.
En un sondeo realizado entre agricultores de la Costa Central y publicado por el California Agriculture Journal (Revista Agrícola de California) de la Universidad de California (edición abril a junio del 2008), un equipo de investigadores determinó que un 8 por ciento de los participantes dijo que sus cosechas habían sido rechazadas por los compradores quienes dijeron haber basado su decisión en la presencia de medidas tomadas para mejorar la calidad del agua y el hábitat silvestre en las granjas.
Asimismo, un 15 por ciento de los agricultores (que administran alrededor de 30,000 acres de cultivo) dijeron haber abandonado o descontinuado el uso de medidas para conservación previamente adoptadas, inclusive lagunas y embalses, sistemas de irrigación con agua reciclada y barreras de vegetación no cosechable, como vías de agua con pasto, hábitats ribereños, zonas de amortiguamiento y árboles.
Sin embargo, Melanie Beretti del Monterey County Resource Conservation District y Diana Stuart de la UC en Santa Cruz, citan una investigación que muestra que desalentar el uso o abandonar las medidas de conservación podría, en algunos casos, de hecho incrementar el riesgo de contaminación de los cultivos.
“Mantener los productos tan seguros como sea posible es el objetivo fundamental”, escriben los autores en la revista agrícola.
“Sin embargo, los medios para lograr este objetivo deben ser cuidadosamente investigados para asegurar que esas medidas realmente reducen el riesgo de contaminación de los cultivos, no incrementan otros riesgos a la salud humana como resultado de la degradación ambiental y son rentables y prácticos en su implementación”.
Para leer el texto completo del artículo visite California Agriculture Journal.