Aportaciones hispanas enriquecen la agricultura californiana

Sep 13, 2006

RIVERSIDE (UC)- La alta tasa de productividad y la gran diversidad de cultivos de que goza la agricultura de California quizás no serían posibles sin la población inmigrante latina.

Las aportaciones de los latinos son cada vez más evidentes, no sólo en la fuerza laboral agrícola sino también como agricultores, de acuerdo con especialistas de Extensión Cooperativa de la Universidad de California.

"En la parte de producción, casi que podría asegurarte que un 90, 95 por ciento de la fuerza de trabajo en el condado de San Diego es de origen hispano”, afirma Ramiro Lobo, asesor agrícola en ese condado. Según él, la agricultura genera alrededor de 1,400 millones de dólares a la economía local.

Se calcula una proporción similar de trabajadores hispanos, en su mayoría mexicanos, en la fuerza laboral agrícola del resto del estado. Y la participación latina está aumentando también entre los agricultores del estado, señala otro especialista de la UC.

De acuerdo con el censo de agricultura del 2002, hay 79,631 agricultores en California, de los cuales 67,327 (85%) son considerados como productores a pequeña escala. De los productores identificados como minoritarios, 9,784 son de origen hispano, 4,022 asiático, 1,387 indoamericanos y 336 afroamericanos.

“Pero también, cuando hablamos de las personas que están involucradas en el trabajo de agricultura, hay de 400 mil a 500 mil trabajadores del campo”, aclara Manuel Jiménez, asesor agrícola en el condado de Tulare.

Impacto económico y cultural

Lobo y Jiménez, con su asesoría e investigaciones, juegan un papel importante en el éxito del creciente número de agricultores a pequeña escala en California, en su gran mayoría inmigrantes latinoamericanos y asiáticos.

Ambos los ayudan a desarrollar cultivos típicos de sus países de origen para satisfacer los gustos de consumidores inmigrantes.

“Imagínate el impacto que tienen en el mercado, especialmente en los cultivos  no tradicionales. Ellos tienen unos hábitos alimenticios y hábitos de compra que son muy diferentes de los del consumidor anglo típico, por decir así”, explicó Lobo.

Por su parte, Jiménez recalca el papel que juegan los trabajadores y productores hispanos en la economía de California y el resto del país.“Están contribuyendo mucho a la producción de los alimentos que todo el consumidor está aprovechando”.

La industria agrícola misma se beneficia también al diversificarse los cultivos para satisfacer la gran variedad de gustos alimenticios de la cada vez más diversa población del estado. Los mercados ofrecen ahora una amplia variedad de frutas y verduras que hasta hace pocos años se consideraban exóticas.

Tanto Lobo como Jiménez trabajan constantemente para ayudar a que los agricultores a pequeña escala puedan ofrecer más de esos productos.

“Y ahí tenés cultivos como la papaya, el mango, la guayaba, carambola, el maracuyá o el passion fruit", explica el investigador nativo de Honduras. ”Es increíble el número de plantas que se pueden introducir, comestibles”.

El asesor agrícola se muestra optimista en sus planes de ofrecer próximamente a sus agricultores la pitahaya como uno más de los cultivos étnicos. Lobo está en proceso de establecer vínculos de intercambio científico con colegas centroamericanos y de la UC para facilitar la producción local de productos tropicales y subtropicales.

Por su parte, Jiménez y sus colegas de la UC también han estado realizando intercambios similares con investigadores mexicanos; él hace notar la gran variedad de chiles y hortalizas populares en la comunidad de origen mexicano que se producen ahora en California y son ya parte del mercado nacional.

“Ahora mucha de la gente, no sólo los hispanos, están consumiendo chile. Y lo usan en todas las clases de comida”, indicó Jiménez, quien se convirtió en agrónomo inspirado por la dedicación de su padre al cultivar hortalizas en el jardín familiar en Woodlake, su pueblo natal.

El impacto cultural hispano en la industria alimenticia es innegable. Desde hace varios años el consumo de salsas picantes elaboradas con chiles, cebollas, tomates, cilantro y otros ingredientes favoritos de la cocina mexicana superó al de la salsa de tomate dulce, o catsup, que era el aderezo tradicional del consumidor estadounidense.

Esos ingredientes se usan también en los platillos latinos, o “Mexican food”, que figuran en los menús de prácticamente todas las cadenas de restaurantes.

De la misma forma, el guacamole –hecho con chile, tomate, cebollas y los aguacates que tienen su origen en la civilización azteca– se consume ahora como el bocadillo de preferencia al disfrutar de los eventos deportivos televisados más importantes, acompañado de pedacitos de tortillas doradas. De hecho, el día en que se juega el Super Bowl, el evento máximo del futból americano es cuando se consume la mayor cantidad de guacamole en Estados Unidos.

Mientras tanto, los asesores agrícolas de la UC Ramiro Lobo y Manuel Jiménez siguen esmerándose en que lo agricultores californianos, sobre todo los productores inmigrantes, sigan aumentando la variedad de productos en el mercado.

“Para nosotros es increíble; especialmente por el tipo de clientela que trabajamos”, indicó Lobo. “Y, la verdad, que hay cualquier cantidad de cultivos que tienen un potencial muy bueno para el consumo directo y para pequeños productores”.

Entre sus planes inmediatos, además de la pitahaya, Lobo confía en que se produzca en California la chirimoya, mamey, zapote, jícama y tejocotes típicos de México; mamón del gusto centroamericano; y la lúcuma que gusta a los peruanos.

Desde hace algunos años, Jiménez ha estado experimentando con una serie de cultivos en los valles y la costa de la parte central de California para ayudar a productores a pequeña escala.

“Estamos investigando cultivos, como papaya, guayaba, lichis, longan, que son cultivos tropicales, con el interés de encontrar unos de ellos que puedan plantar los agricultores”, dijo. “Muchos de ellos son hispanos. Y nos interesa que planten cultivos que van a tener rendimiento y van a tener ganancia”.

No obstante las aportaciones que los productores inmigrantes están haciendo a la agricultura del estado, Lobo lamenta que sus esfuerzos pasen desapercibidos.

“Hay que aplaudir el esfuerzo de mucha gente. Y en realidad nosotros aquí, ¿qué te digo?, aprendemos de los productores. En este caso, estamos hablando de productores hispanos; tienen una historias increíbles que contar”, afirmó el especialista agrícola de la UC.


By Alberto Hauffen
Author - Sr. Public Information Representative