Posts Tagged: NPI
Cambios en las compras de alimentos durante Covid-19 registró cambios en la dieta y el peso corporal
El artículo, "Asociaciones entre los cambios en los comportamientos de adquisición de alimentos, la ingesta dietética y el peso corporal durante la pandemia de COVID-19 entre los padres de bajos ingresos en California" se publicó recientemente en la revista Nutrients.
Los padres de bajos ingresos en California informaron cambios en los comportamientos de adquisición de alimentos/comidas, la ingesta dietética y el peso corporal desde antes hasta durante la pandemia a través de una encuesta en línea realizada de abril a agosto de 2021. El estudio encontró que la disminución de las compras en el supermercado o en el mercado de agricultores se asoció con una disminución de la ingesta de frutas y verduras y un mayor consumo de bocadillos poco saludables.
La comida en línea y los pedidos de comidas se asociaron con una mayor ingesta de dulces, bocadillos salados, comida rápida y aumentos de peso. Los aumentos en la preparación de comidas saludables en el hogar se asociaron con mejores resultados nutricionales. Esta investigación sugiere la necesidad de intervenciones que apoyen la cocina casera saludable y aborden los efectos negativos de la compra de alimentos y comidas en línea para ayudar a mitigar las disparidades de salud después de la pandemia y prepararse para futuras emergencias similares.
El estudio fue dirigido por las investigadoras del Instituto de Políticas de Nutrición, Gail Woodward-Lopez, Erin Esaryk, Suzanne Rauzon, Sridharshi C. Hewawitharana, con Hannah R. Thompson de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California, Berkeley, y las coautoras del Departamento de Salud Pública de California, Ingrid Cordon y Lauren Whetstone.
Adaptado al español por Ricardo Vela del artículo en inglés.
NPI crea las bases para una conferencia histórica en la Casa Blanca.
Los investigadores contribuyen con sus recomendaciones para una estrategia nacional contra el...
El precio de frutas y verduras puede ser más alto en los vecindarios de bajos recursos.
Los consumidores que compran frutas y verduras en tiendas localizadas en vecindarios de bajos recursos de California podrían pagar más por esos productos que quienes los adquieren en otros vecindarios, según reveló un estudio que analizó los precios en una amplia muestra de tiendas de todo el estado.
El estudio, conducido por investigadores del Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC (NPI, por sus siglas en inglés) y publicado en línea en marzo del 2018 en el diario Public Health Nutrition, incluye a más de 200 tiendas de abarrotes grandes, 600 tiendas pequeñas y 600 tiendas de conveniencia en 225 vecindarios de bajos recursos (donde al menos la mitad de la población se ubica por debajo de un 185 por ciento del nivel federal de pobreza). Los expertos compararon los precios observados con información sobre precios de tiendas de abarrotes pertenecientes a cadenas comerciales en los mismos condados durante los mismos meses.
El estudio determinó que los precios de las frutas y verduras que fueron examinadas (manzanas, plátanos, zanahorias y tomates) eran más altos en las tiendas ubicadas en vecindarios de bajos recursos que los precios promedio de esos mismos productos que se vendían en otras tiendas en los mismos condados durante el mismo mes. Las frutas y verduras de venta en tiendas de conveniencia en vecindarios de bajos recursos eran significativamente más altos que los que se vendían en mercados pequeños o tiendas de abarrotes grandes. Pero aún en las tiendas de abarrotes más grandes ubicadas en barrios de bajos recursos, los precios eran más altos que los precios promedio de las tiendas del mismo condado durante el mismo mes.
“Los estadounidenses comen muy pocas frutas y verduras para mantener una salud óptima y sabemos que las disparidades dietéticas entre los grupos socioeconómicos van en aumento”, señaló la autora del estudio, Wendi Gosliner. “Este estudio sugiere que un tema importante puede ser el precio de las frutas y verduras — no es solo el hecho de que, caloría por caloría las frutas y verduras son más caras que muchos alimentos no saludables, sino también que existen asuntos de equidad en términos de precios relativos en vecindarios donde viven californianos de bajos recursos”.
Asimismo, el estudio analizó la calidad y disponibilidad de las frutas y verduras en las tiendas y encontró que mientras que menos de la mitad de las tiendas de conveniencia (41 por ciento) vendían frutas y verduras frescas, aún menos (1 de cada 5) vendía una amplia variedad de frutas y verduras y pocos de los productos a la venta fueron clasificados por los observadores capacitados como de alta calidad (25 por ciento de las frutas y 14 por ciento de las verduras).
“Este estudio sugiere que las tiendas de conveniencia en los vecindarios de bajos recursos no proveen acceso a frutas y verduras frescas de alta calidad y precios competitivos", dijo Pat Crawford, experta en nutrición y autora del estudio. “Una dieta saludable puede prevenir enfermedades y reducir los costos por atención médica en el estado. Los estados necesitan explorar nuevas formas para ayudar a asegurar que las familias, particularmente aquellas que viven en vecindarios de bajos recursos donde las tiendas de conveniencia son las únicas minoristas en alimentos, tengan acceso a alimentos saludables, de alta calidad y económicos”, agregó Crawford.
El estudio también reveló que las tiendas de conveniencia que participan en los programas federales de alimentos (Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria [SNAP, por sus siglas en inglés] y/o el Programa de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Infantes y Niños [WIC, por sus siglas en inglés] tienden más a vender frutas y verduras frescas y a ofrecer una mejor variedad y calidad de estos productos que las que no participan en ninguno de los dos programas.
El estudio se realizó bajo contrato con el Departamento de Salud Pública de California. Los fondos para este estudio provienen de USDA y SNAP. USDA es un proveedor y empleador de oportunidad igualitaria.
Pat Crawford de la UC habla sobre la obesidad infantil
El pasado 31 de mayo se celebró el inicio de la Novena Conferencia Bianual sobre Obesidad Infantil (9th Biennial Childhood Obesity Conference). Desde que fuera fundada hace 18 años por Pat Crawford, especialista de UC ANR, ha pasado a ser, de una pequeña reunión de investigadores, educadores y profesionales de la salud de California, a la reunión nacional más grande sobre el tema de obesidad/sobrepeso pediátricos.
Así que esta fecha parece ser el momento perfecto para revivir la conversación del 2015 con Rose Hayden-Smith, de UC's Food Observer y Crawford, actualmente directora principal de investigación del Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC ANR (UC ANR's Nutrition Policy Institute). Tal como Pat lo dijo en su entrevista—
“La falta de un cambio es algo riesgoso. Los Estados Unidos – junto con México – posee las tasas de obesidad más altas en el mundo industrializado. Con estas tasas de obesidad infantil extraordinariamente altas, nos encontramos en el camino hacia índices de enfermedades crónicas que se incrementan como nunca antes, incluyendo no solo la diabetes, sino también enfermedades del corazón y algunos cánceres, lo cual está incrementando los costos por atención médica y reduciendo la productividad.
Aún más alarmante resulta el dato poco conocido de que el 23 por ciento de los adolescentes de este país padecen actualmente de pre diabetes o diabetes de acuerdo con la medida actual de las pruebas sanguíneas de nuestro estudio nacional más grande de la salud (NHANES, por sus siglas en inglés). Algo está seriamente funcionando mal en una sociedad como la nuestra en la que tantos niños están creciendo con un alto riesgo de padecer enfermedades que son prevenibles”.
Usted puede leer la entrevista completa en inglés en el UC Food Observer. También encontrará una historia reciente sobre 45 jóvenes promotores de organizaciones de todo California que se unieron a la conferencia de este año para aunar sus voces jóvenes a esta conversación vital.
¿La falta de sueño hace que niños mexicoamericanos sean propensos a la obesidad infantil?
De acuerdo con estadísticas nacionales, uno de cada cinco niños mexicoamericanos es obeso. Aunque los científicos coinciden en que la alimentación y ejercicio juegan un papel en la obesidad, los estudios también sugieren que los niños que no duermen lo suficiente podrían presentar un creciente riesgo de ser obesos. ¿Significa esto que los niños que no duermen lo suficiente tienen mayor tendencia a ser obesos debido a malos hábitos alimenticios y a que hacen menos ejercicio físico?
Los Institutos Nacionales de la Salud han entregado una partida de 895,620 dólares a Suzanna Martínez, investigadora asistente del Instituto de Políticas de Nutrición de la UC (NPI, por sus siglas en inglés) de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC, para que encuentre la respuesta a esta interrogante. Este será el primer estudio pediátrico que examinará las conductas de salud que vinculan el no dormir lo suficiente con la obesidad entre niños mexicoamericanos.
Los estudios han demostrado que los adultos que duermen poco podrían experimentar un cambio en sus metabolismos y hormonas, causando que coman más y sean más sedentarios al día siguiente.
Para explorar los efectos que el sueño tiene en la obesidad infantil, Martínez analizará los factores culturales que podrían tener un impacto en los hábitos de sueño de los niños mexicoamericanos y cómo afecta estos en su dieta y actividad física.
Martínez espera poder proveer una guía acerca de las conductas sobre las que habría que enfocarse para prevenir la obesidad.
“Algunos investigadores solo se enfocan en la alimentación, otros en la actividad física, mientras algunos más culpan al medioambiente, por lo que tenemos que mejorar el medioambiente en términos de ambiente alimenticio y oportunidades para mantenerse activos”, señaló Martínez. “Existe muy poca investigación dirigida a los tres aspectos de la conducta sobre la salud – sueño, alimentación y actividad física – porque existen muchos factores a considerar. Debemos conocer cuál de ellos tiene el mayor impacto en la prevención de la obesidad. ¿Es la falta de sueño, la alimentación o la actividad física o una combinación de los tres?”. En la actualidad, los programas existentes se enfocan mayormente en la alimentación y la actividad física.
Los factores sociales y culturales podrían afectar el sueño
En esencia, Martínez está combinando tres estudios diferentes en uno para evaluar el contexto del sueño y en qué forma afecta a la obesidad. El estudio, que tomará cinco años realizar, se llevará a cabo en dos fases.
La experta empezará por analizar la cultura, medioambiente y estado socioeconómico de las familias mexicoamericanas para identificar cuáles factores pueden estar relacionados con la duración del sueño.
Por ejemplo, Martínez dijo que “si los padres mexicoamericanos menos aculturados tienen horarios más estrictos o tempranos para que sus hijos se duerman, eso ¿es algo que los protege para que puedan tener un sueño óptimo, les protege menos o realmente es algo que importa?”.
Tras entrevistar a padres latinos para un estudio publicado en el 2015, Martínez se dio cuenta que vivir en condiciones hacinadas o vecindarios con un alto índice de delincuencia, indigencia y drogas puede tener un impacto en la vida de las familias latinas que viven en zonas urbanas.
El sueño y la actividad física y la dieta
En la segunda fase del estudio se evaluará, durante dos veranos, la duración del sueño de 40 niños mexicoamericanos de entre ocho y diez años que viven en el área de la Bahía de San Francisco.
Para registrar las horas de sueño y la actividad física, los niños que participen en el estudio usarán unos aparatos conocidos como acelerómetros durante el día y cuando duermen. Este pequeño aparato, parecido a un podómetro, se lleva en un cinto alrededor de la cadera.
Durante la primera semana del estudio de tres semanas, se les pedirá a los niños que duerman como lo hacen normalmente. Durante la segunda semana, a la mitad de los niños se le pedirá que duerma menos de ocho horas y a la otra mitad menos de 10 horas. En la tercera semana, los dos grupos serán cambiados al otro horario de sueño.
Las dietas de los niños serán medidas en base a lo que comieron en las últimas 24 horas. El viernes y sábado se les preguntará qué comieron el día anterior (jueves o viernes). Comenzando por el desayuno, los niños reportarán lo que comieron y bebieron durante las comidas y botanas.
Martínez evaluará si dormir de manera saludable o la falta de sueño la noche anterior tuvo un impacto en la alimentación y la actividad física al día siguiente.
“Con este estudio de intercambio, podremos obtener una comparación entre niños que duermen sus horas normales, los que obtienen un sueño saludable o los que no duermen lo suficiente y cómo ello tiene un impacto en cuanto a lo que comen y se mueven al siguiente día”, manifestó la experta.
No existe una guía para las horas de sueño en EUA
Para mantener un peso saludable, la Oficina para la Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud de Estados Unidos recomienda que los niños hagan por lo menos 30 minutos de actividad física al día y la Guía Dietética para Estados Unidos recomienda que los niños coman una dieta densa en nutrientes y calóricamente equilibrada. Pero la oficina gubernamental no cuenta en la actualidad con pautas nacionales sobre las horas que deben dormir los estadounidenses.
Martínez encontró en un estudio del 2014 que el 82 por ciento de los niños mexicoamericanos de ocho a diez años dormían menos de las 10 u 11 horas que recomendaba la Fundación Nacional del Sueño. Bajo la nueva recomendación hecha por la red de investigadores del sueño para que los niños de esa edad duerman de nueve a once horas, solo un 20 por ciento dormía menos de lo adecuado.
Necesitamos más investigación sobre las horas que deben dormir los niños antes de poder decir: ‘Dormir esta cantidad de horas podrá prevenir la obesidad'”, indicó Martínez.
Si su intuición es correcta, promover una cantidad de sueño óptima (por lo menos 10 horas para niños en edad escolar) podría ser un modo efectivo de reducir la obesidad infantil, y entender el papel que la cultura juega en la obesidad de niños mexicoamericanos, quienes cuentan con unas de las tasas más altas de obesidad, será la clave para diseñar soluciones efectivas.
Los estudios han demostrado que la obesidad contribuye a numerosos problemas de salud permanentes, incluyendo enfermedades cardiacas, embolias, diabetes e hipertensión. Uno de cada cuatro niños con sobrepeso se convierte en un adulto obeso y las enfermedades como la diabetes se están presentando antes de la edad adulta. Datos nacionales muestran que el 14 por ciento de los niños anglosajones están clasificados como obesos, comparados con 21 por ciento de los niños latinos. Con los niños latinos enfrentándose a un creciente riesgo, Martínez está decidida a encontrar las causas de esta disparidad y crear formas efectivas para reducir la obesidad entre los niños mexicoamericanos.
Este estudio sobre la obesidad infantil está siendo financiado mediante un premio denominado K01 Career Development Award entregado por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre de los Institutos Nacionales de la Salud. Martínez también ha sido aceptada en el Programa de Investigadores K de la UC San Francisco (K Scholars Program at UC San Francisco), donde recibirá el apoyo y orientación de sus colegas para realizar su estudio.