El verano trae consigo una abundancia de frutas y verduras exquisitas y saludables. Es muy fácil comprar más de las que podemos comer, lo cual algunas veces resulta en el desperdicio de alimentos.
En un artículo publicado en el blog UC Food Observer como invitada, la investigadora de la UC, Wendi Gosliner, (integrante del equipo del Instituto de Nutrición de UC ANR, una unidad vanguardista que está utilizando la investigación para transformar la política pública) compartió la siguiente observación:
“El desperdicio de alimentos representa un gran reto en los Estados Unidos. Se calcula que hasta un 40 por ciento de los alimentos producidos nacionalmente nunca llegan a ser consumidos, causando un daño económico y medioambiental substancial. Los alimentos que se desperdician usan bastantes cantidades de tierra, agua y recursos humanos, pero en lugar de alimentar a la gente, alimentan a los basureros, produciendo gas metano que envenena el medioambiente. Mucho del desperdicio de alimentos (43 por ciento) ocurre en el hogar”.
¿Por qué la historia puede darnos una lección?
He aquí o que yo pienso sobre el desperdicio de alimentos. Se remonta en parte a las lecciones aprendidas estudiando la Primera Guerra Mundial, cuando el gobierno estadounidense estableció objetivos para conservar alimentos (junto con los de producir alimentos localmente mediante los huertos Liberty – después renombrados Victory). Yo soy una gran proponente tanto de reducir el desperdicio de alimentos como de producir más de ellos en las comunidades por medio de las escuelas, hogares y huertos comunitarios. Importante punto: el cartel de la Primera Guerra Mundial que incluyo en esta publicación contiene el consejo que bien podríamos seguir el día de hoy.
Es un cartel icónico de la Primera Guerra Mundial. No desperdicie los alimentos. Esta imagen es compartida con regularidad en el Facebook y Twitter.
¿Una pieza de ese periodo o una imagen retocada con photoshop?
El original fue producido en 1919 por la Administración de Alimentos de los Estados Unidos, bajo la dirección del entonces recién nombrado “zar” de los alimentos Herbert Hoover.
El cartel fue publicado de nuevo durante la Segunda Guerra Mundial. Ha sido revisado en años recientes por individuos y organizaciones interesados en promover valores que incorporen alimentos locales y sustentabilidad.
No obstante que soy el UC Food Observer, también hago mis incursiones en la historia del arte de los carteles de tiempos de la guerra. Con frecuencia me preguntan si este es un modelo contemporáneo que luce y se siente como antiguo.
No es un modelo contemporáneo. Es el modelo real, producido hace 95 años, con mensajes que deberíamos adoptar hoy en día.
El cartel original: sí, “compre alimentos locales”, es la regla número 4
El cartel original tiene seis reglas que nos vendrían bien seguir hoy en día. La cuarta regla – compre alimentos locales – es como una sorpresa para las personas hoy en día, porque parece que la idea de comprar productos locales es como algo moderno. Pero en la Primera Guerra Mundial, el gobierno estadounidense promovió la producción y consume local de alimentos, en parte, para liberar los trenes con el fin de movilizar a las tropas y material de guerra de una forma más efectiva.
Combatiendo el problema del desperdicio de alimentos a través de la preservación: el programa actual del Preservador Maestro de Alimentos
Muchas instituciones en tierras cedidas, incluyendo la Universidad de California, patrocinan programas del preservador maestro de alimentos. Estos programas enseñan a grupos de voluntarios las mejores prácticas en seguridad y preservación de alimentos. El extenso programa de capacitación prepara a los voluntarios para trabajar en sus comunidades educando a otros sobre las prácticas seguras para preservar alimentos, incluyendo los métodos de encurtido, deshidratación, congelación, envasado y preparación de mermeladas.
¿Piensa en jardinear? ¡Contamos con recursos para ayudarlo!
La Universidad de California patrocina el programa estatal Jardinero Maestro (Master Gardener Program), el cual cuenta con más de cinco mil voluntarios en comunidades de todo el estado. El Programa Jardinero Maestro es un programa nacional con sucursales en cada estado, pero también está conectado con la USDA. Usted puede encontrar recursos gratuitos sobre jardinería aquí. Consejos para cultivar, con solo preguntar.
¿Un mensaje para llevar?
El desperdicio de alimentos es un tema tanto ético como medioambiental. Debería preocuparnos que desperdiciamos cerca de un 40 por ciento de los alimentos que producimos y compramos en esta nación de abundancia alimentaria.
Para una estadística interesante y comparativa, tome en consideración esto: nuestra nación producía en los huertos escolares, caseros, comunitarios y lugares de trabajo, un 40 por ciento de las frutas y verduras que consumían los hogares estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Esta práctica resultó en el programa emblemático conocido como Victory Garden (Huerto de la Victoria), el cual se inició durante la Primera Guerra Mundial.
He aquí entonces tres mensajes: participe en el esfuerzo nacional, comprométase a desperdiciar menos alimentos, y si puede, produzca algunos alimentos usted mismo.
Notas: existen muchos recursos adicionales sobre el desperdicio de alimentos.
Conéctese a: ReFED, una colaboración de líderes de organizaciones no lucrativas, fundaciones, gubernamentales y empresariales, que dieron a conocer un reporte en el 2016 que identifica un número de soluciones potenciales sobre el desperdicio de alimentos.
Lea: Dana Gunders del Consejo Nacional para la Defensa de los Recursos Naturales escribió en el 2012 un reporte llamado Desperdiciado el cual suscitó mucho de este trabajo. Dana también escribió un libro llamado Manual para una cocina libre de desperdicios: una guía para comer bien y ahorrar dinero desperdiciando menos alimentos (Waste Free Kitchen Handbook: A Guide to Eating Well and Saving Money by Wasting Less Food), ambos son una buena lectura.
Lea este artículo sobre las relaciones entre los alimentos, agricultura y medioambiente, incluyendo el desperdicio de alimentos).
Comer lo que se sirve es una de las mejores maneras de combatir el cambio climático. Vea este episodio del Laboratorio climático, una serie de seis partes producida por la Universidad de California en sociedad con Vox.