¿Sabía que el árbol de plátanos no es en realidad un árbol? Es un bulbo gigante y perenne que alcanza la madurez en menos de un año, produciendo una flor que se convierte en un enorme racimo de plátanos. Aprendí esto de los cultivadores de plátanos mientras visitaba la sede de los plátanos orgánicos en República Dominicana, el mes pasado.
Fui invitada al proyecto Farmer to Farmer (De granjero a granjero) de US AID para pasar un par de semanas como voluntaria en República Dominicana, trabajando principalmente con la Cooperativa Banelino. Banana es una compañía de productora y exportadora de plátanos conformada por aproximadamente 320 productores, en su mayoría de baja escala, pertenecientes a la sección noroeste del país, cerca de la frontera con Haití. Todos los productores están certificados o en busca de un comercio orgánico justo o certificaciones de Global Gap.
El ochenta por ciento de los plátanos cultivados por Banelino son certificados como orgánicos y la mayoría de ellos reciben dicha certificación bajo la clasificación de comercio justo. El principal destino de importación para los plátanos certificados de República Dominicana es Europa.
Los cultivadores se han visto impactados por los problemas de cambios climáticos, incluyendo fuertes vientos, sequías más frecuentes e intensas y temperaturas récord altas. Mi asignación, basada en mi trabajo como coordinador de agroturismo de Extensión Cooperativa de la UC, era ayudar a Banelino a evaluar el potencial para el desarrollo de un agroturismo exitoso con el fin de diversificar sus ingresos y ayudarles a sobrevivir en tiempos difíciles.
Al igual que los granjeros de todo el mundo, los productores de plátanos Banelino tienen una historia que compartir con los visitantes. Parte de esta historia es la fascinante revelación del ciclo anual de crecimiento de la planta de plátanos; la otra parte de la historia es sobre la comunidad. Yo aprendí el verdadero significado de las palabras "comercio justo". Con el ingreso suplementario o agregado, que Banelino recibe vendiendo a través del programa de comercio justo, la compañía puede proveer escuelas, clínicas y otros programas sociales para los cultivadores de plátanos y las familias de los trabajadores. Visitamos escuelas y hablamos con los maestros, observamos clases de primaria más chicas que la mayoría de las clases en California, con niños enfocados en aprendizaje. Visitamos una escuela para estudiantes con necesidades especiales financiada con el ingreso proveniente del comercio justo de Banelino, tan moderna y bien equipada que sería la envidia de la mayoría de los maestros de educación especial de California. Cuenta con un colorido salón de arte y una panadería a baja escala completamente equipada, con batidoras y hornos, como parte de un programa de capacitación para los jóvenes de más edad.
Por otra parte, al igual que otros granjeros alrededor del mundo, los cultivadores de Banelino se enfrentan al reto de desarrollar un programa para atraer visitantes que paguen por recorrer las granjas y conocer sus historias. Ellos necesitarán crear letreros y folletos en varios idiomas para sus visitantes y trabajar con un profesional de mercadotecnia local para desarrollar un sitio Web y una campaña de mercadeo en las redes sociales. Tendrán que analizar sus costos y el precio para el recorrido para que no pierdan dinero en el esfuerzo y necesitarán conectarse con la comunidad turista local y ser incluidos en las guias para visitantes y mapas turísticos. Igualmente, necesitarán ofrecer recorridos de familiarización a los agentes de viajes, líderes de recorridos y personal hotelero para que los recomienden a los visitantes de los centros turísticos playeros localizados a tres horas por carretera. Tendrán que trabajar con la asociación hotelera local para crear un itinerario atractivo para visitantes de la región –con suficientes atracciones para que los visitantes pasen la noche en los hoteles – para justificar el traslado de tres horas por carretera.
Al igual que los granjeros de todas partes que están considerando el agroturismo, los cultivadores de plátanos Banelino serán muy pronto parte de la industria hospitalaria. Cuentan con una maravillosa historia que compartir sobre una comunidad trabajadora y cariñosa. Por favor, búsquelos si visita Republica Dominicana.