“Permítanme presentarles al Monstruo Verde”, dice Sánchez a una clase de segundo grado de la escuela primaria Yamato Colony de Livingston. “¿Alguien se ha asustado?”
“Noooo,” gritan los niños en pleno desafío hacia la bestia.
Sánchez simula los retos del programa televisivo “Fear Factor” y usa su energía juvenil para persuadir a los niños a conquistar al Monstruo Verde —un batido de espinacas al que le da sabor con plátanos, uvas y piñas — y a aceptar una bebida saludable hecha con alimentos que normalmente les amedrentan.
La visita a la escuela es tan solo una de las formas que los investigadores, educadores y representantes de Extensión Cooperativa de todo el estado están usando para alentar a los niños y sus familias a comer de manera más saludable. También los están familiarizando con frutas y verduras frescas, haciendo demostraciones culinarias y ayudando a los distritos escolares a preparar comidas más saludables.
Alrededor de un 17 por ciento de niños y adolescentes estadounidenses sufren de obesidad, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Durante los últimos 30 años, las tasas de obesidad se han más que duplicado entre niños de seis a once años y triplicado entre adolescentes de 12 a 19. Son estadísticas lamentables que pudieran mejorar si los niños comieran más frutas y verduras.
Conectando a los niños escolares con los granjeros
Los programas de educación sobre nutrición de la UC intentan promover mejores hábitos alimenticios conectando a las escuelas con las granjas y granjeros locales. Conocidos como programas de la granja a la escuela, los estudiantes aprenden de dónde provienen sus alimentos y cómo se cultivan — y en el proceso, aprenden a comer una alimentación balanceada. Entonces, con frecuencia, los niños se convierten en el conducto que lleva una alimentación más saludable a toda la familia.
“La UC se encuentra a la vanguardia de estos programas”, dijo Theresa Spezzano, directora de Extensión Cooperativa de la UC para los condados de Stanislaus y Merced y consejera de ciencias de nutrición, familia y consumidor. “La mayoría del trabajo se realiza en algún tipo de programa escolar”.
La educación sobre nutrición de la UC llega a niños, familias y salones de clases en casi todos los rincones del estado.
La Extensión Cooperativa, que es parte de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC, administra dos programas federales para familias de bajos recursos en California — Programa Ampliado de Educación sobre Alimentos y Nutrición y el Programa de Nutrición CalFresh. Juntos llegan a más de 180,000 personas.
Cambiando las tiendas del barrio
En la UCLA, el profesor de salud pública, Alex Ortega, encabeza un esfuerzo para mejorar la disponibilidad de alimentos más saludables en las áreas urbanas de bajos recursos trabajando junto con las tiendas del barrio para reemplazar la comida chatarra con frutas y verduras.
El proyecto tiene su base en el Este de Los Ángeles — una comunidad predominantemente mexicoamericana entre la que las tasas de diabetes y obesidad son altas. Cuatro tiendas han aceptado reabastecer sus estanterías. A cambio, los propietarios de tiendas están siendo entrenados en cómo vender sus frutas y verduras. Existe también un programa de alcance comunitario que utiliza a estudiantes de preparatoria para educar a los residentes del área sobre hábitos alimenticios saludables y los alimentos que están disponibles en las tiendas transformadas.
“Es tan solo una pieza del complejo rompecabezas. Entendemos que hay otras cosas que deben hacerse, incluyendo el promover una mayor actividad física”, dijo Ortega, director del Centro para la Salud de la Población y la Disparidades en la Salud de la UCLA, el cual es financiado por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre.
“Proveer acceso a alimentos saludables es una parte significativa del rompecabezas. Si la gente no tiene acceso y educación sobre salud, no se puede esperar que la comunidad coma de manera saludable”.
Ortega señaló que se está recopilando información sobre la efectividad del proyecto de cinco años en el Este de Los Ángeles. Pero aun cuando no se detecten cambios extensivos de conducta, “si logramos que la gente de la comunidad piense en comer de manera saludable ya es un paso importante”, manifestó el experto.
Educación + acceso = opciones saludables
Aun cuando han habido varios estudios a largo plazo sobre la efectividad de los programas de educación sobre nutrición, un estudio pequeño en cuatro escuelas en los condado de Sacramento y Stanislaus sugieren que la educación basada en el concepto de la granja a la escuela y el acceso a alimentos más saludables pueden ayudar a reducir las tasas de obesidad entre los niños.
Las escuelas están tomando parte en un programa de Extensión Cooperativa deUC Davis llamado Shaping Healthy Choices (Moldeando Opciones Saludables), el cual incluye el componente del ejercicio físico, junto con la educación sobre nutrición y el acceso a más frutas y verduras frescas.
Ese tipo de programa de varios componentes es un “modelo prometedor sobre cómo las escuelas juegan un papel de promover opciones saludables de alimentos y reducir la obesidad infantil”, manifestó Sheri Zidenberg-Cherr, codirectora del Centro para la Nutrición en las Escuelas de la UC Davis, quien ayudó a dirigir el estudio.
De acuerdo con la experiencia de Sánchez, la mejor manera de llegar a los niños es hacer que el comer alimentos saludables sea una experiencia positiva con posibilidades de que la recuerden.
“Les puedo decir, ‘cómanse esto porque es mejor para ustedes', pero es lo que escuchan todo el tiempo”, indica Sánchez. “Quiero hacer algo que atraiga su atención. ¿Qué es más llamativo, llamarle el Monstruo Verde o la bebida de espinacas?”
Vea una presentación de diapositivas a continuación para conocer la interacción entre Marc Sánchez y los niños cuando les enseña a comer saludablemente: