Al mismo tiempo que el multimillonario cultivo de marihuana se incrementa en Estados Unidos, también crecen los riegos ecológicos de esta industria, por lo que, expertos de la Universidad de California exhortan a las autoridades que lleven a cabo una evaluación al respecto y la adopción de regulaciones que ayuden a proteger el medio ambiente.
Un estudio reciente encabezado por Van Butsic, especialista de Extensión Cooperativa de la UC en el plantel de UC Berkeley, contabilizó un total de 4,428 sitios de cultivo de marihuana en lo que es conocido como el “triángulo esmeralda,” ubicado al norte de California en los condados de Humboldt, Mendocino y Trinity, una zona que muchos consideran como la principal productora de marihuana de Estados Unidos.
El estudio muestra que la mayoría de estos cultivos se localiza en laderas empinadas y alejadas de carreteras y por ello Butsic y el coautor del estudio, Jacob Brenner, concluyen que existe un alto riesgo de consecuencias ecológicas negativas, debido a que estos lugares utilizan cantidades significativas de agua y se encuentran muy cerca de los hábitats de especies en peligro de extinción.
Butsic enfatiza que el problema radica en la ubicación de los sitios de cultivo de marihuana. “Cerca de arroyos, alejados de carreteras y en laderas empinadas — la marihuana puede ser un caso de la planta adecuada en el lugar equivocado”.
El año pasado, la legislatura de California aprobó leyes con el fin de reglamentar la producción de marihuana para fines medicinales y los votantes estatales decidirán, en el otoño, si esta planta debe legalizarse para uso recreativo. Debido a estos cambios y a la rentabilidad de la producción de marihuana, Butsic anticipa que el cultivo de esta planta se expandirá a otros sitios en la región que cuenten con las condiciones apropiadas para su producción. Tanto Butsic como Brenner insisten en que el monitoreo ecológico de estos sitios claves debe ser la prioridad número uno.
Algunas leyes recientemente firmadas por el gobernador Jerry Brown han empezado avanzar en esa dirección, requiriendo a las municipalidades que elaboren ordenanzas sobre el uso de la tierra para el cultivo de marihuana, obligando a algunos productores a obtener permisos para el desvío de agua y requiriendo un sistema de rastreo desde que se planta la marihuana hasta que llega a manos de los consumidores.
Pero los investigadores señalan que muy probable que la regulación será un reto constante porque dependerá de procedimientos de monitoreo que apenas empiezan a usarse, así como de un registro voluntario por parte de los productores y la adjudicación de un presupuesto proveniente del estado para la vigilancia y aplicación de estas regulaciones.
“Algunos de los mismos retos fundamentales a los que se enfrentan los investigadores también afectan a los reguladores, principalmente porque la agricultura de la marihuana continua siendo una actividad semi clandestina”, indica Brenner. “Tiene un legado de acechar entre las sombras. Simplemente no sabemos — y no podemos saber— dónde está cada cultivo o si el productor está cumpliendo con las nuevas reglamentaciones”.
Los investigadores usaron el programa de imágenes Google Earth para localizar y crear un mapa de los sitios de cultivo de marihuana en 60 cuencas del estado. La mayoría de estos sitios son muy pequeños y no han sido detectados cuando los investigadores han usado técnicas automáticas de detección a distancia, las cuales son comúnmente usadas para detectar grandes cambios como la deforestación.
Butsic y Brenner compararon sus análisis de imagines con información sobre características espaciales de los sitios (inclinación, distancia con los ríos y caminos) e información sobre la trucha cabeza de acero y el salmón Chinook, los cuales son parte de la lista de especies amenazadas bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción. Estas y otras especies son vulnerables al flujo de agua, erosión del suelo y contaminación con productos químicos, los cuales pueden ser el resultado de cultivos cercanos.
Una iniciativa para mantener y mejorar los ecosistemas naturales es parte de la Visión Estratégica 2025 (Strategic Vision 2025) de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC.