DAVIS (UC) – Por más de un siglo, los agricultores de California han podido salvar sus cosechas durante las sequías que han azotado al estado gracias a la existencia de las reservas de aguas subterráneas. Sin embargo, en los últimos años, los expertos advierten que el agua que se extrae del subsuelo no está siendo reemplazada en la misma medida en la que se le está extrayendo, y ello podría secar por completo estos mantos acuíferos y dejar a los cultivos a merced de futuras sequías.
La histórica sequía que se registró en California entre el 2012 y el 2014 intensificó este problema.
Un equipo de científicos de Extensión Cooperativa de la Universidad de California realiza, desde el año pasado, una investigación con el fin de estudiar el uso de tierras de cultivo para canalizar el agua de la superficie que no se usa o se desperdicia para reponer las reservas subterráneas.
“Para garantizar que las reservas acuíferas de California estén disponibles para satisfacer las necesidades de futuras generaciones, es vital contar con una administración apropiada en términos de extracción y recarga del agua”, señala Thomas Harter, hidrólogo de Extensión Cooperativa de la UC.
La urbanización y los avances en la tecnología agrícola han reducido el reemplazo de aguas subterráneas. El asfalto, cemento y edificios bloquean la infiltración de agua de la superficie al subsuelo.
Por otra parte, los nuevos sistemas de riego de cultivos son más eficientes pero también han reducido la cantidad de agua destinada para cosechas y para recargar los mantos acuíferos.
En zonas urbanas, sustituir el asfalto por grava o gravilla y dejar zonas sin urbanizar puede mejorar los niveles de aguas subterráneas.
“Esta situación no cambiará de la noche a la mañana”, indica Harter. “Pero por el momento, es importante entender cómo podemos usar el entorno agrícola para recargar agua limpia adicional a los mantos acuíferos”.
Los investigadores buscan desarrollar un método que permita que el agua producida durante las tormentas (o al liberar agua para controlar inundaciones) y la que se desperdicia en la superficie pueda ser dirigida desde los arroyos a través de un conducto ya establecido hacia tierras de cultivo inactivas, que servirían como cuencas de infiltración. Si esta medida tiene éxito, se lograría inyectar a las reservas acuíferas de California miles de metros cúbicos de agua en periodos de tiempo muy cortos.
“El agua subterránea almacenada estaría disponible para granjeros y municipios para ser usada durante épocas de sequía”, manifestó Harter.
Para más información sobre el reemplazo de agua subterránea, vea el artículo –en inglés- Out of sight but not out of mind: California refocuses on groundwater en la edición de julio-septiembre del 2014 de la publicación California Agriculture.