SANTA PAULA (UC) - A la tierra le llamamos madre porque es fértil, generosa y produce el alimento de cada día, pero debido a sofisticados sistemas de producción y distribución de los alimentos y a la desconexión entre el campo y las ciudades, muchas personas, especialmente los niños, están olvidando de dónde provienen los alimentos que consumen.
La División de Agricultura de Recursos Naturales (ANR, por sus siglas en inglés) de la Universidad de California y los agricultores a pequeña escala del estado han venido colaborando en un programa que promueve el agroturismo con el propósito de conectar a las personas con el campo y sus productos.
“El agroturismo es una de las áreas que estamos trabajando en todo el estado de California y una de las cosas que estamos tratando de hacer es abrir esta oportunidad para que la comunidad se relacione más con el origen de su comida, puedan ir al campo donde se producen las frutas, verduras y entender cómo los alimentos empiezan ese recorrido desde la finca o el rancho y cómo llegan hasta su mesa”, señala José Fernández De Soto, director del Centro Hansen de Investigación Agrícola de la UC.
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Localizado en el condado de Ventura, este centro cumple con varios propósitos, entre ellos: asegurar la viabilidad económica de la agricultura; lograr la sustentabilidad del campo y los recursos naturales; y promover un mejor entendimiento de la agricultura entre la comunidad. Y en ese sentido, el agroturismo es una opción práctica y divertida que ayuda a acercar a las personas a la vida en el campo.
“Muchos niños están convencidos que la comida sale del supermercado, y este programa brinda la oportunidad de demostrar a todos la conexión entre el campo y la comida”, señala De Soto.
Según el investigador, es importante saber de dónde provienen los alimentos para aprender a alimentarse bien. “Mucha gente está hablando de que ahora vivimos más años, pero si no estamos bien alimentados no vamos a llegar a esa etapa de nuestras vidas en donde tenemos la salud, el dinamismo y la energía para hacer las cosas que queremos hacer”, enfatiza el especialista en agricultura urbana.
El agroturismo ha crecido rápidamente: en el 2002, la UC imprimió el primer manual sobre agroturismo; y en el 2008, de acuerdo a una encuesta de UC Davis, los agricultores del estado dorado abrieron las puertas de sus granjas a más de 2.4 millones de visitantes. Es una actividad en donde todos tienen algo que ganar: las personas pueden visitar los ranchos y aprender cómo se producen los alimentos y los agricultores pueden diversificar sus actividades.
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“Es una oportunidad para los dueños de estas operaciones porque pueden obtener un ingreso adicional y esto es importante para la viabilidad económica, pues debido al alto costo de la tierra, los agricultores están obteniendo un margen muy pequeño de ganancia”, señala Fernández De Soto.
El Programa para Agricultores a Pequeña Escala de la UC colabora con asesores agrícolas de Extensión Cooperativa en los condados para proveer recursos sobre agroturismo a agricultores interesados, y brindar un directorio estatal de granjas, ranchos y lecherías que participan en agroturismo.
El turismo agrícola tiene diferentes facetas: fomenta paseos a los ranchos para que niños y adultos aprendan acerca de la producción agrícola y ofrece talleres educativos a los pequeños agricultores que quieren aprender acerca de los requisitos que deben cumplir para incursionar en la hostelería.
“Hay gente que tiene sus ranchos y ofrecen servicio de alojamiento y desayunos de una manera intuitiva, pero ahora en ANR estamos dando información porque cuando se recibe a los turistas cambia el tipo de trabajo, ya no es solamente agricultor también pasa a ser hostelero y se adquieren otras responsabilidades, entonces hay que aprender esto”, indica el investigador.
En los ranchos o granjas agrícolas, los agroturistas pueden observar cómo se siembran, cosechan y empacan los alimentos. Incluso en algunas granjas se permite que los visitantes cosechen frutas y verduras directamente de la tierra o de los árboles. También pueden platicar con los agricultores o sus empleados y aprender, de manera general: cómo se prepara la tierra para la cosecha, cuál es el mejor tiempo para sembrar los diferentes tipos de frutas y verduras, qué cantidad de agua requiere la siembra y mucho más.
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“La agricultura no es solo la siembra; hay muchos componentes. Existe por ejemplo todo el procesamiento de los diferentes tipos de cultivos, como se produce el aceite de oliva y los vinos”, añade Fernández De Soto.
Las visitas a los viñedos y la degustación de vinos son el imán que atrae al mayor número de turistas agrícolas, pero hay todo tipo de actividades para niños y adultos. Hay excursiones escolares, demostraciones, degustaciones, bodas, festivales de la cosecha, paseos por granjas de pinos navideños, pesca y caza; en general, los recorridos por los campos de cultivo se han vuelto muy populares por todo el estado.
“Es una oportunidad para la gente que vive en las ciudades y que no tienen contacto con la agricultura de viajar y vivir esa experiencia”, concluye Fernández De Soto.