Lucrecia Farfán-Ramírez se jubila después de 30 años con Extensión Cooperativa de la UC
Nacida en Perú e hija de un líder político, Lucrecia Farfán-Ramírez fue educada con la idea de que ella también estaría involucrada en la política. Sin embargo, la inestabilidad política en el país la trajo a los Estados Unidos, donde se convertiría en directora de Extensión Cooperativa de la Universidad de California en el condado de Alameda.
Farfán-Ramírez se retiró en junio pasado después de treinta años de servicio.
“¡Oh, la libertad!”, exclama Farfán-Ramírez tras recordar su arribo a California después de graduarse de la preparatoria.
Farfán-Ramírez estudió enfermería y trabajó tiempo completo para ayudar a sustentar a sus hermanos menores quienes también vivían en los Estados Unidos, mientras que sus padres permanecieron en el Perú. Pero un día, tras notar el potencial de Farfán-Ramírez, un médico que trabajaba con ella le sugirió que siguiera estudiando. Estudió salud pública, obtuvo su licenciatura en UC Berkeley en 1978 y la maestría en la Universidad Estatal de California en Hayward en 1983.
Durante dos años fue administradora del Mission Neighborhood Health Center, el centro de salud comunitario más grande en San Francisco, donde supervisó a 160 empleados.
“Esta fue una experiencia verdaderamente difícil”, indica Farfán-Ramírez. “Dejé ese sitio pensando que nunca volvería a trabajar como administradora”.
En 1983 aceptó un puesto con Extensión Cooperativa de la UC como educadora de nutrición; allí tuvo la oportunidad de trabajar directamente con familias hispanoparlantes de bajos recursos en Alameda County. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que su nuevo empleador reconociera las habilidades administrativas de Farfán-Ramírez.
“El condado de Alameda enfrentaba en ese entonces problemas de presupuesto”, menciona Farfán-Ramírez. “El director del condado me preguntó si podría ayudarle a movilizar a las personas y negociar con los directores de departamentos y funcionarios del condado para evitar que cancelaran el presupuesto de Extensión Cooperativa. Lo hice, pero francamente, no quería regresar a las labores administrativas”.
Empero, cuando se anunció el cargo de director administrativo unos años después, la directora regional de UCCE, en aquel entonces, Nikki King, me sugirió que solicitara el puesto.
“Mi padre nos enseñó a ser socialmente responsables y a dar un buen ejemplo. Y yo vi que ese trabajo me permitiría ayudar a los latinos y a otros inmigrantes que estaban enfrentando retos para ajustarse a una nueva sociedad”, explica Farfán-Ramírez. “Aprendí desde muy temprano en la vida acerca del ‘sí se puede’. Claro que se puede lograr lo que uno anhela siempre y cuando se tenga determinación y perseverancia. Creo que soy la única persona en el sistema (de UCCE) que pasó de ser educadora de nutrición a directora del condado”.
La comunidad latina local también se alegró de ver a una latina en un puesto de liderazgo en Extensión Cooperativa de la Universidad de California.
“Creo que fui la primera latina seleccionada como directora”, agrega Farfán-Ramírez.
Ella estuvo a cargo de la oficina de UCCE durante 25 años y se mantuvo muy activa para ayudar a satisfacer las necesidades nutritivas de personas de pocos ingresos en el condado de Alameda y el área de la Bahía. Un ejemplo importante fue la creación de la Academia de Entrenamiento para la Educación sobre Nutrición (NETA); este es un programa que conecta a investigadores y educadores de UCCE con proveedores de educación infantil –niños de 3 a 5 años de edad– para enseñar hábitos alimenticios saludables a los niños y a sus padres.
Durante 10 años NETA ha entrenado a proveedores de cuidado infantil que trabajan con niños de bajos recursos en el condado de Alameda. Además, el concepto de educación infantil en el entorno escolar se expandió a otras partes del Área de la Bahía y del estado. Eso ayudó a dirigir la atención al problema de la obesidad infantil en centros de cuidado infantil.
La calidad del programa y los materiales educativos desarrollados lograron varios reconocimientos y premios en el área de la bahía. Los materiales de NETA –preparados todos por Farfán-Ramírez– se convirtieron en modelo para otras instituciones. NETA continúa siendo el único programa en el condado de Alameda que abarca salud y bienestar para niños de 3 a 5 años en un entorno escolar formal.
Por otra parte, Farfán-Ramírez fue una de las primeras en reconocer el daño que producen los sistemas deficientes de distribución de alimentos en las familias que viven en comunidades céntricas y urbanas.
“Efectué una evaluación alimentaria en Oakland y descubrí que no había supermercados ni mercados de granjeros, solo tiendas de conveniencia o de barrio” indica Farfán-Ramírez. “Me di cuenta entonces que la educación sobre nutrición se enfoca en solo una parte del problema, y que también deberíamos de enfocarnos en cambiar el entorno para mejorar el acceso a alimentos saludables”.
Actualmente, la evaluación del sistema alimenticio desde el campo hasta la mesa es un objetivo común, pero hace dos décadas fue un reto para Farfán-Ramírez lograr convencer a personas involucradas en la agricultura a que pusieran atención a la nutrición y a los educadores de nutrición a que observaran detenidamente las labores agrícolas.
A finales de la década de los 90, Extensión Cooperativa de la Universidad de California en el condado de Alameda fue una de 30 organizaciones comunitarias que buscaron la creación de un centro para la agricultura urbana sustentable y sistemas alimentarios en un terreno conocido como GilTract, 10 acres de tierras agrícolas en Albany, administradas por UC Berkeley. Una de las metas de este proyecto fue explorar el impacto de la agricultura urbana en la nutrición y en la autosuficiencia de los residentes de bajos ingresos del área de la Bahía. Y aunque el plan no se cristalizó, si demostró la necesidad de contar con un amplio apoyo comunitario, así como puso en evidencia los retos de la agricultura urbana.
“Berkeley estaba realmente a la vanguardia en aquellos tiempos”, enfatiza Farfán-Ramírez.
Farfán-Ramírez no se amedrentó. Como miembro del comité estatal para la organización bienal de la Conferencia sobre Obesidad Infantil, destacó la importancia de abordar el sistema alimentario desde una perspectiva integral, en lugar de considerar a la nutrición de manera aislada. Ella estableció una categoría sobre sistemas alimentarios en la conferencia y coordino las presentaciones en esta serie durante las siguientes tres conferencias.
En la actualidad, tanto Extensión Cooperativa como la sociedad en general reconocen los posibles beneficios de promover los sistemas alimentarios saludables, dice ella.
"Cuando eso sucedió, y la universidad aprobó puestos de trabajo en esta área, decidí que era tiempo de irme", explica Farfán-Ramírez. "¡Fue una lucha! Los principios que se me inculcaron mis padres me prepararon para esto. Nunca llegué a ser el presidente, pero creo que hice realidad los sueños de mi padre.
Farfán-Ramírez dice que anhela la libertad de la jubilación para explorar su lado creativo, algo a los que se interpuso las demandas profesionales.
“Espero participar en teatro, danza y poesía”, comparte Farfán-Ramírez. “También me gustaría viajar a Europa y conectarme con culturas latinoamericanas”.
Ella seguirá participando en la promoción del desarrollo de sistemas alimentarios saludables en el área de la Bahía e internacionalmente.
“No hay una conexión entre la agricultura y los alimentos. Yo quiero ser parte de los pioneros que trabajan por mejorar nuestros sistemas alimentarios, la justicia social y la soberanía alimenticia”, recalca Farfán-Ramírez. “Ese podría ser el secreto para resolver el principal problema de salud: la obesidad”.