La insolación: peligro que acecha a los trabajadores agrícolas - Segunda Parte

Jul 25, 2005

Por Howard Rosenberg, especialista en administración laboral agrícola, UC Berkeley

 

Las investigaciones llevadas a cabo en entornos deportivos, militares e industriales han sacado a la luz datos sobre las enfermedades causadas por el calor que podrían aplicarse en las labores agrícolas, pero desgraciadamente esta información no ha sido bien entendida ni fácilmente aplicable en la agricultura. No es de sorprender que la recomendación más importante que ha surgido de estos estudios es la de reemplazar constantemente el líquido que el cuerpo pierde al sudar.

Puesto que la sed es una señal tardía de una deficiencia de agua, la recomendación de beber agua debe estar basada en lo que sabemos y no en la necesidad de satisfacer la sed que sentimos. Beber agua sin parar para calmar una sed intensa da el mismo resultado que echarle agua a una planta ya marchita. 

Es vital beber suficiente agua

La cantidad de agua que se necesita para reponer el agua perdida al sudar depende del trabajo que se realiza, el clima y la condición física de la persona. Una pauta militar recomienda beber un cuarto de galón por hora al realizar trabajos pesados, llevar ropa protectora cuando la temperatura es de más de 90 grados y ¡descansar 50 minutos cada hora! Para trabajo moderado en temperaturas de entre 82 a 90 grados, la norma es beber unos ¾ de galón de agua y descansar solamente 20 minutos por hora.

Por supuesto que son pocos los negocios que pueden darse el lujo de seguir estas normas de descanso, pero todos pueden esforzarse para que los trabajadores cumplan con la recomendación para reponer el agua perdida. En la mayoría de ranchos, granjas, lecherías, viveros y otros lugares de trabajo agrícola, el agua para beber se proporciona en un recipiente “igloo” que está disponible a los trabajadores a lo largo del día. Sin embargo, las observaciones de dos estudios de campo que realicé y las conversaciones que he tenido con muchos supervisores, muestran que los trabajadores tienden a ir y usar el “igloo” muy poco, cuando están muy sedientos y beben grandes cantidades de agua en cada parada, lo cual resulta en una tasa de reemplazo de líquidos muy baja a lo largo del día. 

¿Por qué los trabajadores que se dedican a labores pesadas de producción agrícola no beben el agua que necesitan? Basado en entrevistas y observaciones de los últimos cinco años, creo que la mayoría considera que el esfuerzo físico, el desprecio de los compañeros o del supervisor y la pérdida de ingresos cuando se trabaja por pieza es un precio muy alto a pagar con el fin de beber agua más frecuentemente y en mayor cantidad. La cuestión es que la mayoría de trabajadores, supervisores y administradores no entienden la fisiología básica de cómo el cuerpo genera y lidia con el exceso de calor. Si no se entienden las razones por las cuales es tan importante beber agua frecuentemente, los trabajadores no están ni preparados ni motivados para tomar cartas en el asunto y combatir los malestares causados por el calor.   

Compañeros en la lucha contra el calor y sus devastadores efectos

¿Qué pueden hacer los supervisores de labores agrícolas para reducir el impacto de las enfermedades causadas por el calor, además de mantener el “igloo” con agua y repetir la letanía de recomendaciones de beber bastante agua, estar alerta de los síntomas y descansar cuando sea necesario? 

Para empezar, los supervisores pueden controlar mejor los riesgos de enfermedades por el calor si buscan maneras de reducir los costos reales y percibidos asociados con el acceso al agua para beber que proporcionan a los trabajadores. En la mayoría de los casos, los trabajadores tienen que caminar una distancia corta de donde están trabajando hasta donde se encuentra el agua. La distancia a donde se encuentra el “igloo” varía: el “igloo” puede estar sujeto a un tractor o una góndola a sólo unos pocos pasos de distancia, o en un camión lejos del lugar. En ocasiones, los trabajadores tienen que abandonar sus labores y caminar varios metros o hasta quizás un cuarto de milla para ir a donde está el agua para beber.

 

Las cuadrillas a veces se alejan aun más del agua y de las instalaciones sanitarias a medida que trabajan en el campo. En este caso, un capataz que esté atento a sus trabajadores puede mover el agua para que esté más cerca del lugar a donde se han desplazado. Si el gerente le explica al capataz porqué quiere que se mantenga el agua cerca de donde trabajan, los trabajadores no tendrán que esforzarse tanto para ir a beber agua y se preocuparán menos de que el supervisor los vaya a menospreciar.

 

Puesto que los trabajadores del campo, al igual que cualquier otra persona, están más dispuestos a tomar sus decisiones basados en los que saben, los gerentes pueden fomentar más eficazmente una mejor hidratación si ayudan a sus trabajadores a aprender cómo el cuerpo regula su temperatura y el papel del agua en este proceso.

 

Ya sea que se apruebe o no el proyecto de ley AB 805 y los reglamentos adicionales que está considerando Cal/OSHA, a los encargados de granjas les va mejor cuando facilitan el acceso de los trabajadores al “igloo” y les explican porqué es importante que acuden a beber agua con frecuencia.

Todas las personas involucradas en la industria agropecuaria se benefician cuando todos ponen de su parte para entender, reconocer y combatir los peligros asociados con el calor. 

Puntos claves que recordar para prevenir complicaciones a causa del calor 

  1. El funcionamiento del cuerpo depende de la circulación de la sangre y de muchas reacciones químicas que ocurren mejor a una temperatura de unos 98.6 grados. El cuerpo cuenta con mecanismos naturales para aumentar o bajar el calor y así mantener la temperatura “normal.”
  2. La principal fuente de calor que puede afectarle es su propio cuerpo. Tres cuartas partes de la energía que genera para trabajos físicos se convierte en calor y sólo una cuarta parte en movimiento. Cuando su cuerpo está activo, usualmente genera más calor del que necesita y, por lo tanto, tiene que deshacerse de un poco de calor.
  3. Entre más fuerte trabaje, más rápidamente genera calor, y el cuerpo tiene que deshacerse de más calor también. El clima caluroso y la alta humedad aumentan el riesgo de insolación al retardar la transferencia de calor del cuerpo al aire a su alrededor.
  4. Cuando el calor eleva su temperatura interna, el ritmo del corazón  aumenta y los vasos sanguíneos se dilatan para llevar más sangre a la superficie de la piel, desde donde el calor que hasta allí llega puede evaporarse.
  5. Si no hay un escape como este para el exceso de calor o si el aire a su alrededor es más cálido que la temperatura de su cuerpo, las glándulas sudoríparas entran en acción. Absorben agua del flujo sanguíneo para crear el sudor que lleva el calor por los poros hasta la superficie de la piel donde se evapora, soltando el calor.
  6. Cuando más sangre va a la superficie para enfriar el cuerpo, hay menos sangre disponible para los músculos, cerebro y otros órganos internos. Un sudor prolongado le roba mucha agua a la sangre, mermando así su capacidad de llevar nutrientes, deshacerse de desechos, lubricar coyunturas y enfriar el cuerpo más tarde. Al sudar, usted puede fácilmente perder un cuarto de galón de agua por hora si trabaja en labores pesadas y en temperaturas cálidas, y ¾ de galón si el trabajo es menos pesado.
  7. Si el cuerpo sigue perdiendo fluidos, es muy probable que experimente síntomas, cada vez más severos, de agotamiento por el calor: malestar general, pérdida de coordinación y energía, debilidad, dificultad para concentrarse, irritabilidad, calambres y dolor en los músculos, fatiga, visión borrosa, dolor de cabeza, mareo, náusea, confusión y pérdida del conocimiento. Estos síntomas y otros menos severos, pueden aumentar las probabilidades de que tenga una lesión a causa de un accidente.
  8. La manera más eficaz de reducir estos riesgos mientras trabaja es reponiendo de manera continua el agua que pierde al sudar. Beber pequeñas cantidades de agua, como 6 a 8 onzas cada 15 minutos es más eficaz que beber más agua pero con menos frecuencia.
  9. Esperar para beber agua hasta que se tiene sed es muy peligroso. La mayoría de nosotros no sentimos sed sino hasta que la pérdida de agua alcanza el 2% del peso del cuerpo, y el efecto de esta pérdida ya se está dejando sentir.
  10. Al notar síntomas de malestar por el calor, descanse para que el cuerpo deje de generar calor; beba agua e infórmele a su supervisor tan pronto como pueda. Si la pérdida de agua alcanza el 8% del peso del cuerpo, corre un serio peligro de sufrir una insolación, una emergencia que pone en peligro su vida al no recibir oxígeno el cerebro y el cuerpo no poder enfriarse. ¡No permita que la situación llegue a tal punto! Pero si esto ocurre, ¡pida ayuda médica de inmediato!