Por Howard Rosenberg, especialista en administración laboral agrícola, UC Berkeley
El aumento de temperaturas durante el verano y el incremento de actividad en los campos agrícolas durante la cosecha, hace que muchos de nosotros recapacitamos y les recordamos a nuestros empleados acerca de los riesgos de la insolación. El calor es una realidad ineludible en los campos agrícolas y una condición común de trabajo en la mayoría de regiones durante una época del año.
Cuando tragedias ocasionadas por el calor, como las muertes de Salud Zamudio Rodríguez de 42 años y Agustín Gudiño de 40, trabajadores agrícolas en el condado de Kern, son noticia en primera plana, la preocupación por este serio peligro se intensifica. Pero el calor es causante de muchos males no fatales, y no solamente en la temporada de calor. El hecho de que no se mencione en los periódicos no significa que el calor no esté afectando a los trabajadores y a las operaciones comerciales agrícolas.
Un proyecto de ley (AB 805) que añadiría a las obligaciones que ya tienen los empleadores otras medidas específicas de prevención y de respuesta a las enfermedades por el calor se está debatiendo en la legislatura de California. Y en julio del 2005, un comité consultor de Cal/OSHA volvió a considerar una nueva regulación industrial que ayudaría a prevenir las lesiones y enfermedades ocasionadas por el calor en el lugar de trabajo.
Ya sea que se le exija o no a los gerentes cumplir con otros reglamentos además de su obligación de proveer un lugar de trabajo seguro y saludable y de cumplir con los requisitos de salubridad en el campo, los gerentes pueden poner más de su parte para reducir el impacto de los malestares causados por el calor. No basta con repetir las recomendaciones de beber bastante agua, estar alerta de los síntomas y descansar cuando sea necesario.
Los efectos dañinos del calor
Los seres humanos pueden desempeñar trabajo físico y mental bajo una multitud de condiciones. Sin embargo, nuestros órganos internos y las reacciones bioquímicas son bastante sensitivas a la temperatura, y contamos con mecanismos naturales para aumentar o bajar el calor cuando nuestros cuerpos están más fríos o más calientes de la temperatura normal de 98.6 grados.
Aunque el “sentirse acalorado” a menudo hace que nos sintamos incómodos y distraídos, los peligros más graves del calor son los ocasionados por los procesos que experimenta el cuerpo para mantener una temperatura normal o por una carga de calor que el cuerpo no puede aguantar. Los síntomas de las enfermedades causadas por el calor – sarpullido, calambres, síncope, agotamiento por el calor, insolación o golpe de calor – alteran las funciones físicas y cognoscitivas, reducen el desempeño, pueden ser causa de accidentes y lesiones y pueden poner en riesgo la vida.
Aunque parte del calor con el que tenemos que lidiar proviene de la radiación solar y el aire caliente a nuestro alrededor, la mayor parte es generado por nuestros cuerpos. Aun cuando está descansando, el cuerpo produce un poco de calor, y cuando está físicamente activo, requiere de más energía y de un mayor metabolismo, lo cual aumenta muchísimo la producción interna de calor.
Cuando la temperatura del cuerpo excede los 98.6 grados, éste pone en marcha procesos para disipar el exceso de calor. Primero, el corazón hace circular la sangré más rápidamente y los vasos sanguíneos se dilatan para llevar más sangre a las capas superficiales de la piel de donde el calor es irradiado al medio ambiente. Si el cuerpo no puede enfriarse rápidamente de esta manera, o si el aire está más templado que la piel, el cuerpo recurre al sudor, la manera más eficaz para deshacerse del exceso de calor. Las glándulas sudoríparas absorben agua y transportan el calor de las sangre eliminándolo como sudor a través de los poros en la piel, desde donde el calor se evapora más fácilmente en el aire. Entre mayor sea la humedad, más lentamente se evapora el sudor y más tiempo le toma al cuerpo para enfriarse.
Estos mecanismos de enfriamiento tienen consecuencias. El aumento del flujo sanguíneo a las superficies del cuerpo disminuye el volumen disponible para llevar oxígeno y nutrientes a los músculos, cerebro y a otros órganos internos, lo cual, a su vez, merma la fortaleza, reduce la habilidad de estar alerta y acelera la fatiga. La pérdida de agua a través del sudor también afecta la capacidad del cuerpo para enfriarse más tarde, y la reducción de electrolitos al sudar puede ocasionar calambres en los músculos.
Entre más tiempo se sude, menor es el volumen de la sangre y mayor es el riesgo de padecer los síntomas de malestares por el calor. Por ejemplo, un hombre de 150 libras que esté realizando labores moderadas en clima caluroso podría perder alrededor de ¾ de galón de agua ó 1 por ciento de su peso por hora. A este paso, y si no reemplaza el líquido que ha perdido, es muy probable que experimente una pérdida de energía y resistencia notables después de tres horas, mucha fatiga y náusea después de seis horas, y hasta pérdida del conocimiento después de ocho horas.
Es crítico prestar atención a cualquier síntoma que indique los inicios de un malestar que pudiera ser grave ocasionado por el calor.
Síntomas de enfermedades causadas por el calor y primeros auxilios
Sarpullido
Inflamación severa de la piel y cierre de los conductos sudoríparos. Se considera la enfermedad menos grave causada por el calor. Aunque sólo ocasiona un malestar temporal, puede causar una infección bacterial que cesa el funcionamiento de las glándulas sudoríparas.
Primeros auxilios: Limpie muy bien la parte del cuerpo afectada, secándola completamente. Una solución refrescante, como la loción de calamina, puede ayudar a aliviar el malestar.
Síncope
La pérdida del conocimiento, generalmente de manera repentina, debido a que no llega suficiente sangre y oxígeno al cerebro. El principal peligro está en una lesión que pudiera resultar por una caída. Es más probable que afecte a personas que no están acostumbradas a trabajar en un ambiente caluroso. El calor puede causar un síncope al desviar la sangre a las extremidades o parte baja del cuerpo, evitando así que llegue al cerebro.
Primeros auxilios: Descanse, échese aire para refrescarse y beba bastante agua o una bebida con electrolitos.
Calambres
Contracciones musculares involuntarias y dolorosas, usualmente en las pantorrillas, muslos, brazos y abdomen, sudor excesivo y sed. Estos síntomas son a menudo muy molestos y pueden causar una incapacidad total. Generalmente ocurren durante o después de trabajo pesado y son causados por una deficiencia de electrolitos, como resultado de haber sudado intensamente por largos períodos de tiempo.
Primeros auxilios: Descanso y beber bastante agua o una bebida con electrolitos.
Agotamiento
Los síntomas incluyen: fatiga, dolor de cabeza, mareo, debilidad muscular, náusea, escalofrío, cosquilleo en las manos y pies, confusión, pérdida de coordinación, desmayo y colapso. Ocurre durante el trabajo a raíz de deshidratación, por no estar aclimatada, por una reducción de la sangre en la circulación, presión en el sistema circulatorio y una reducción en el flujo de sangre al cerebro.
Primeros auxilios: Descansar en un lugar sombreado o fresco. Beber bastante agua, preferiblemente, o una bebida con electrolitos.
Insolación o golpe de calor
La enfermedad más seria ocasionada por el calor; una emergencia médica que puede presentarse repentinamente si no se trata a tiempo el agotamiento por el calor. La piel se pone caliente y reseca, la temperatura del cuerpo usualmente sobrepasa los 104 grados y el cuerpo es incapaz de enfriarse por sí mismo; la mente está confusa, delirante o convulsiva. El resultado puede ser daño al cerebro o la muerte.
Primeros auxilios: Lleve a la persona a un lugar fresco inmediatamente, aflójele la ropa, échele aire y rocíe o moje el cuerpo continuamente con un líquido frío; empiece a reemplazar los fluidos perdidos dándole a beber agua y pida o vaya a buscar ayuda. Obtenga atención médica y lleve a la persona a una clínica o lugar donde pueda recibir atención médica tan pronto como sea posible.
NOTA: En la segunda parte de este artículo, Rosenberg trata sobre la importancia de trabajar todos juntos, supervisores, gerentes y trabajadores agrícolas, para prevenir desenlaces fatales a causa del calor.