BERKELEY-(UC)— El exceso de peso en los niños se ha convertido, literalmente, en una carga demasiado pesada que amenaza con destruir su futuro. Por eso están redoblándose los esfuerzos para ayudar a padres de familia a proteger a sus hijos de la devastadora obesidad.
“Es el factor de riesgo más significativo para la aparición de la diabetes”, hace notar Gail Woodward-López, directora adjunta del Centro de Investigación de Peso y Salud de la Universidad de California. Pautas desarrolladas en ése y otros centros de investigación de la Universidad se implementan en todos los condados a través del Programa de Educación de Nutrición de Extensión Cooperativa del sistema universitario.
Hasta hace apenas una década, la diabetes tipo 2, cuyos efectos pueden resultar en pérdida de la vista, amputaciones y otros problemas cardiovasculares graves, se diagnosticaba primordialmente en personas mayores de 52 años. Ahora está aumentando en niños a partir de los 10 años.
La epidemia de obesidad infantil se ha disparado con el consumo excesivo de comida rápida con alto contenido de grasa, y golosinas y sodas con demasiada azúcar. También ha contribuido la falta de actividad física típica de los juegos infantiles que están siendo reemplazados con la televisión como pasatiempo favorito.
No obstante la gravedad del problema, Woodward-López recomienda cautela al tratar de proteger a los niños de la obesidad. “No podemos echar la culpa a los niños que ya son gordos. Hay que ayudarlos a hacer actividad física, ayudarlos a comer bien y decirles que los amamos, de cualquier tamaño”.
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