MODESTO-(UC)— Los cuidados que se tomen con un árbol frutal
durante los primeros años determinan su capacidad de dar fruto en años
venideros. Tenga esto en mente al podar y cuidar de sus árboles frutales
jóvenes.
La producción de fruta es
poca durante los primeros dos a cuatro años. Sin embargo, estos son los años en
los que se desarrolla la estructura básica del árbol. Estos primeros años son
también los más importantes para el crecimiento de las raíces. El estrés ocasionado por enfermedades, insectos,
maleza y problemas de riego pueden afectar no sólo el desarrollo de las raíces
sino del resto del árbol.
La mejor época
para “entrenar” árboles frutales deciduos y los que dan nueces a desarrollar una
estructura fuerte para que den fruta en abundancia es durante los primeros años.
Sea que prefiera fomentar una estructura central abierta en el árbol, o con una
rama central o como “arbusto frutal”, el entrenamiento para guiar la estructura
del árbol debe iniciarse sin demora en el árbol joven si pierde sus hojas una
vez al año.
Estas
recomendaciones no se aplican a los árboles frutales siempreverdes. Por su
parte, a los árboles cítricos y al aguacate se les permite un desarrollo más
natural en la mayoría de los casos y no requieren de una poda extensa.
“Los problemas
que las enfermedades, insectos, maleza y agua insuficiente causan en el
desarrollo del árbol frutal pueden reducir la rapidez con que se desarrollan las
raíces o detener su crecimiento por completo, problemas que afectan también a
ramas y frutos”, apunta Ed Perry, asesor agrícola con Extensión Cooperativa de
la Universidad de California. Si se limita el crecimiento del árbol al inicio,
es poco probable que crezca de manera satisfactoria en los años siguientes. Sin
embargo, pasados los primeros años cuando termina el desarrollo principal de las
raíces, los árboles quedan menos afectados por estos
problemas.
“La seriedad
de un ataque de insectos perforadores es peor durante los primeros años, ya que
causan distorsiones en las ramas y afectan la forma que va tomando el árbol”,
precisa Perry. “Revise sus árboles jóvenes cuidadosamente y tenga a la mano lo
necesario para el control de plagas si llegan a infestar al árbol u pueden
causarle daño.”
Los árboles
jóvenes presentan la mayor susceptibilidad a enfermedades como el chancro
bacterial o marchitez por verticillium. Si sus árboles llegan a los ocho
o nueve años de edad sin sufrir daños serios por estas enfermedades, hay buenas
probabilidades de que sobrevivan ataques futuros.
La influencia
de la maleza en el desarrollo de un árbol joven puede ser muy seria durante los
primeros dos o tres años; lo mismo ocurre con el impacto que plagas vertebradas
como topos, ardillas de tierra o ratones puede tener en los troncos y raíces de
árboles jóvenes. Es imprescindible actuar sin demora para controlar la maleza y
los roedores en los alrededores de árboles jóvenes. El crecimiento de árboles
frutales que se planten donde haya césped o pasto también puede quedar limitado
ya que muchas especies de zacate interfieren con el desarrollo de las raíces de
árboles jóvenes.
“La causa más
común y seria del desarrollo deficiente de los árboles radica en problemas de
riego”, aclara el especialista. “Mucha agua o muy poca evita el crecimiento
vigoroso de los árboles frutales jóvenes y los hace más susceptibles a problemas
por plagas, enfermedades y exceso de sol.”
Más que
cualquier otra práctica de cultivo, el riego es lo que más afectará el
crecimiento, desarrollo, salud y productividad a largo plazo de los árboles
frutales. Antes de plantar un árbol frutal, asegúrese de tener un buen plan para
el riego. Tome en cuenta que las necesidades de agua del césped, plantas de
cama, arbustos y árboles son diferentes, por lo que deben regarse por separado y
según lo que requieran.
Con un poco de
planeación y cuidado esmerado, sus árboles frutales pueden crecer y desarrollarse de tal manera que le
brindarán fruta abundante por muchos años.