DAVIS-(UC)--Han
pasado más de tres años desde que el Congreso aprobara la Ley de Responsabilidad
Personal y Oportunidad de Trabajo la cual hizo cambios drásticos a los programas
de asistencia pública, más comúnmente conocidos en inglés como "welfare". En
California, la ley se implementó en Agosto de 1997, bajo el nombre CalWORKS.
El
Programa de Comunidades en California, con sede en la Universidad de California
en Davis, ha venido evaluando el progreso alcanzado en seis condados en
California. Los hallazgos muestran que las reformas implementadas han logrado
reducir en un 30% el número de personas que reciben asistencia pública gracias a
programas establecidos con este fin. Pero para que los cambios sean duraderos
deben ir acompañados por la creación de nuevos empleos y estrategias de
desarrollo laboral a largo plazo.
David
Campbell, director del programa, indica que los empleos que han encontrado más
de la mitad de los beneficiarios pagan poco, sólo $6.50 por hora, y no incluyen
beneficios o prestaciones, lo que hace difícil que puedan solventar sus gastos a
pesar de estar trabajando. Para que un trabajador pueda salir de una situación
de pobreza y dejar de ser elegible para recibir asistencia económica del
gobierno, se calcula que se requiere de un salario de por lo menos $8.36 la
hora. Hay otros expertos quienes consideran que, para poder vivir, se tiene que
ganar de $10 a $12 la hora.
Sorprende
a algunos la flexibilidad que han mostrado las agencias de asistencia pública en
hacer adaptaciones para servir a sus clientes, tomando en cuenta las
características del mercado y fuerza laboral local.
"Lo
que falta en algunos casos es concordancia entre políticas gubernamentales",
precisa Campbell. "En California, el 27% de los niños viven en familias donde
por lo menos uno de los hijos es nacido aquí pero la madre o el padre no son
ciudadanos norteamericanos. Desgraciadamente, por la complejidad y yuxtaposición
de las metas que rigen los programas de asistencia pública e inmigración, se
niegan beneficios a muchos niños, hijos de inmigrantes que cumplen con los
requisitos para recibirlos".
Según
la corporación RAND, más del 50 por ciento de lo individuos que ya no reciben
asistencia pública no ha encontrado trabajo, y han perdido su derecho a recibir
la porción de ayuda para adultos para la cual eran elegibles al no participar en
las actividades establecidas para ayudarles en la búsqueda de empleo.
Campbell
y su grupo, quienes realizaron más de 200 entrevistas e hicieron una extensa
revisión de literatura relacionada, encontraron indicios de que parte de la
reducción de casos en zonas rurales se debe a migración a otros estados.
Se
sabe, por ejemplo, que la Oficina de Educación y el Ejército de Salvación
(Salvation Army) del condado de Tulare ofrecen programas que incluyen
entrenamiento y transporte para obtener empleo fuera del estado, y aprovechar
así oportunidades laborales en otros mercados.
En
general, en los condados rurales y semirurales del estado el promedio de
personas que han conseguido empleo es un 5% más bajo que a nivel nacional. Por
su parte, los condados urbanos han excedido tal promedio en un 1%. "Al reducirse
las listas de beneficiarios, la población con que trabaja CalWORKS incluye un
porcentaje cada vez mayor de clientes que cuentan con menos recursos lo que
explica las diferencias en el éxito obtenido en condados urbanos y rurales",
observa Campbell. "La falta de recursos en las zonas rurales es un impedimento
para que éstas sigan el ejemplo de regiones tan ricas en oportunidades laborales
como el Valle del Silicón".
Sin
embargo, la opinión pública es favorable en cuanto a los resultados obtenidos,
en parte seguramente gracias a programas como "Hacia una vida mejor" (Gateway to
a Better Life), desarrollado por especialistas de Extensión Cooperativa de la
UC. Disponible en español y en inglés, el programa ayuda con la transición del
sistema de asistencia pública al mercado laboral; entre los temas que se tratan
están: cómo conseguir y retener un empleo, cómo prepararse para una entrevista
de trabajo, cómo ser buenos padres, economía familiar, y otros temas de mucha
utilidad para personas que han estado recibiendo asistencia pública y ahora
buscan empleo.
En
cuanto al futuro, Campbell advierte que de continuar enfocandose solamente en la
obtención de empleo y la reducción de beneficiarios de asistencia pública,
CalWORKS podría ocasionar injusticias preocupantes dado que los participantes en
programas pueden recibir cuidado subsidiado de los niños, entrenamiento laboral,
empleo realizando servicios comunitarios y ayuda en el manejo de su caso. El
resto de la población que trabaja, pero que no logra salir de la pobreza, no es
elegible para recibir tal apoyo.
"Para
que estos programas rindan el fruto esperado, es necesario tomar en cuenta el
desarrollo a largo plazo de la fuerza laboral e incluir estrategias para el
desarrollo económico regional, la creación de nuevos empleos y mejoras en
indicadores del bienestar de niños y familias. El éxito de estos esfuerzos
radica en que las diferentes organizaciones locales estén dispuestas a trabajar
en conjunto y con miras a suplir las necesidades particulares de la fuerza
laboral de cada localidad. También será necesario conseguir el apoyo de las
entidades gubernamentales para que establezcan cambios en el mecanismo de
obtención de fondos y reglamentos que permitan trazar metas cooperativas",
sostiene Campbell.
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