Gran aumento nacional de casos de niños con diabetes tipo II

Jun 26, 2003

BERKELEY-(UC)—Estudios recientes en los últimos cinco años indican un gran aumento por todo el país en niños diagnosticados con diabetes tipo II, enfermedad que por lo regular se encuentra entre adultos. El riesgo principal lo corren los niños corpulentos, particularmente si su estilo de vida es inactivo. La falta de cura para esta enfermedad requiere el control médico y, con frecuencia, cambios importantes en la alimentación.

 

“Si usted tiene un niño cuyo tamaño corporal es grande, debe asegurarse de pedir a su médico que le haga una prueba del nivel de azúcar en la sangre”, recomienda Joanne Ikeda, especialista en nutrición con Extensión Cooperativa de la Universidad de California.

 

Aparte del sobrepeso, existen otras indicaciones de que se ha iniciado el desarrollo de la diabetes tipo II. “En ocasiones, los niños presentan en la piel del cuello un oscurecimiento conocido como acantosis nigracans, y esa es una seña definitiva de que se debe evaluar al niño”, precisa esta especialista.

 

La inactividad también contribuye al riesgo de desarrollar la diabetes tipo II. Actualmente, muchos niños ya no caminan a la escuela. Estan sentados en el aula y a la hora del recreo, es común encontrar a los niños con sobrepeso sentados, observando, en vez de estar jugando activamente.

 

“Es realmente muy importante que los niños corpulentos cuyo padre, madre u otro familiar tiene diabetes tipo II aumenten su nivel de actividad física”, apunta Ikeda.

 

La vigilancia médica puede mantener bajo control esta enfermedad, que requiere de cambios importantes en la alimentación. Por ejemplo, se deben eliminar los azúcares líquidos, como las sodas y refrescos, así como reducir drásticamente los alimentos altos en grasa y calorías.

 

“De vez en cuando, el niño tendrá que pincharse el dedo para medirse el nivel de glucosa de la sangre y asegurarse que lo tiene controlado. Ciertamente, todo esto puede lograse pero va a significar algunos cambios tanto para el niño como para su familia”, concluye Ikeda.


By Myriam Grajales-Hall
Author - Communications Manager