LOS ANGELES – (UC)
– Más que ayudar a residentes del condado de Los Angeles a suplir su
alimentación con hortalizas frescas y nutritivas, un programa de Extensión
Cooperativa de la Universidad de California nutre sus cuerpos y espíritus al
proveerles la satisfacción personal que produce la
autosuficiencia.
No hace mucho tiempo, en Long Beach había un
lote de terreno baldío en el que sólo había basura cerca de un complejo
habitacional flagelado por la criminalidad. Ahora es un paraíso tropical que
produce plátanos, café y hasta un árbol de chirimoya que se poliniza a mano
cuidadosamente para asegurar una buena cosecha de esa deliciosa fruta, exótica
en esa parte del mundo.
También produce una gran variedad de
verduras deliciosas y nutritivas.
El complejo habitacional Carmelitos también
ha cambiado. El crimen se redujo notablemente. Se limpió el grafiti de
pandilleros que afeaba los edificios de apartamentos y éstos ahora reciben el
mantenimiento adecuado de sus habitantes, quienes pasan más tiempo trabajando en
el pródigo jardín a unos cuantos pasos de sus viviendas.
“No había muchas razones para que la gente
saliera de los edificios”, explica Manuel Cisneros, el Master Gardener
de Extensión Cooperativa del condado de Los Angeles que coordina el jardín
comunitario Los Carmelitos en esa parte de Long Beach.
Cisneros perdió su empleo en un taller de
reparación automotriz de Los Angeles a causa de los motines en esa ciudad a
principios de los años 90. El inmigrante salvadoreño se fue a vivir al complejo
habitacional para personas de escasos recursos; ahí aprendió inglés y algo de
jardinería, por la que demostró una habilidad innata que lo llevó a integrarse
al programa de Jardineros Maestros “Master Gardener” de Extensión
Cooperativa, convirtiéndose en coordinador del jardín comunitario.
El proyecto de Long Beach es uno de
alrededor de 60 jardines comunitarios esparcidos en el condado de Los Angeles
que producen frutas y hortalizas para alimentar a residentes, que de otra forma
no tendrían acceso a estos alimentos.
“Aquí estamos hablando de comida, de
subsistencia”, recalca Yvonne Savio, quien administra el Programa Common
Ground (Tierra en Común) de la Extensión Cooperativa en el condado
angelino.
El programa, con el apoyo de gobiernos
locales y grupos comunitarios, entrena a residentes en todos los aspectos de la
producción de frutas y hortalizas: siembra, compostaje, cosecha y cómo
aprovechar al máximo el producto.
Además de hacerles ver el valor nutricional,
el programa les enseña a elaborar conservas de frutas y verduras. También les
ayuda a organizar días de mercado al aire libre en los que los residentes venden
el excedente de la producción y obtienen ingresos que ayudan a sostener el
jardín comunitario.
El jardín Carmelitos ha resultado tan
exitoso que su producción, aparte de alimentar a sus socios, alcanza para
realizar un día de mercado cada dos semanas. Sus miembros incluyen a una
residente de origen coreano, de 94 años. Ella visita el jardín dos veces al día
para atender su cultivo de plantas medicinales en su espacio de cuatro pies de
ancho y ocho pies de largo.
El jardín se divide en 60 espacios en los
que se cultivan tomates, lechuga, zanahorias, rábanos y otras verduras, además
de sus singulares cultivos tropicales de bananas y café.
“Estas son cosas que la gente no podría
tener aquí”, hizo notar Manuel Cisneros. Agregó que el año pasado el arbusto de
café produjo dos libras de grano de gran calidad.
Algo similar ocurre a unas tres millas del
centro de la ciudad de Los Angeles. Gracias a la intervención de Common
Ground, el municipio llegó a un acuerdo con el propietario de una casa
dilapidada. El municipio demolió el edificio para rentar el terreno, por $1 por
un período de cinco años, para establecer el Jardín Comunitario Echo Park. El
municipio proporcionó el terreno y lo preparó para el cultivo; los voluntarios
del programa Master Gardener de Extensión Cooperativa proveyeron
semillas y entrenamiento, y los residentes de ese vecindario comenzaron a
cultivar ahí frutas y verduras.
“Fue un esfuerzo verdaderamente
comunitario”, señaló Bea Gold, jardinera maestra voluntaria quien participó
desde la concepción de ese proyecto.
El programa de jardines comunitarios ha
entrenado también a personas interesadas en trabajar en jardinería, industria
que genera $171 millones al condado de Los Angeles.
El programa Common Ground del
condado de Los Angeles es único en California. Iniciado en los años 70, sirve de
apoyo a bancos de comida para personas de escasos recursos y refugios para
mujeres víctimas de abuso doméstico y personas sin hogar, así como jardines
comunitarios en escuelas y centros residenciales para personas
mayores.
“Me siento privilegiada y orgullosa por lo que representa el programa Master Gardener” manifestó Savio. “Tenemos la responsabilidad de asistir a los residentes de bajos ingresos. Y la forma en que ellos trabajan en los jardines es simplemente maravillosa”.
Artículo en inglés