DAVIS-(UC)— En comparación
al resto de los EE.UU., las granjas en California son más grandes y con cultivos
especializados que con frecuencia requieren de uso intensivo de mano de obra,
desde la poda hasta la cosecha a mano. Estos factores permiten que California
esté a la cabeza en
producción agrícola, pero predisponen también a los
agricultores y trabajadores a problemas de salud.
Desde 1993, el
Centro para la Salud y el Medio Ambiente de la Universidad de California en
Davis ha llevado a cabo una investigación sobre la salud de los agricultores. El
objetivo es determinar el estado de salud de los agricultores y granjeros
californianos y comparar los datos obtenidos con datos sobre salud agrícola en
otros estados.
El clima del
interior del estado es seco y los suelos contienen niveles altos de minerales
inorgánicos, incluso sílica cristalina y otros minerales silicados, por lo que
la salud respiratoria de los agricultores es punto central del estudio. La fase
inicial incluyó 1,947 granjas, con una producción anual mínima de $1,000. La
edad promedio de los entrevistados fue de 54-55 años y aproximadamente 10% eran
mujeres.
El estudio ha
pasado por varias fases en sus casi diez años de duración. Por ejemplo, dos años
después de su inicio, los investigadores comenzaron a vigilar con mayor
detenimiento a un grupo de participantes en granjas del Valle Central para
determinar su función pulmonar y problemas
respiratorios.
En 1998, los
investigadores volvieron a ponerse en contacto con 1,349 de los participantes,
permitiendo así la comparación de cambios de salud en relación con cambios en
métodos de uso en la agricultura. En la fase inicial, en 1993, y después de
determinar si los agricultores eran fumadores, los investigadores observaron que
entre más tiempo pasaban en labores que levantaban mucho polvo, como al usar
tractores en el campo, aumentaban los problemas respiratorios, como tos crónica,
bronquitis o un “silbido” al respirar.
En 1995, al
estudiar más detenidamente el problema, los investigadores determinaron que el
aumento en el “silbido” al respirar estaba asociado a labores agrícolas que
incluían estar expuesto al heno o a la paja o a operar tractores o cosechadores
mecánicos.
La encuesta
hecha en 1998 confirmó la conexión entre el desarrollo de tos o bronquitis
crónica y el estar expuesto al polvo, aún después de tomar en cuenta otros
factores asociados a estos problemas de salud, como el fumar. Trabajar en
viñedos también resultó ser otro riesgo para desarrollar síntomas
respiratorios.
Dicha encuesta
reveló que el 9.3% de agricultores habían sufrido una o más lesiones en el año
anterior, siendo más comunes las torceduras y luxaciones. Se reportaron también
fracturas y heridas. Los investigadores encontraron que los factores que
aumentaban la probabilidad de sufrir una lesión al realizar labores agrícolas
eran: haber sufrido una lesión previa, realizar esfuerzo físico de mediana o
mayor intensidad de manera prolongada y trabajar en una granja de menos de 190
acres o trabajar con caballos.
Se determinó
también que la edad era el factor principal en las limitaciones físicas que
reportaron los agricultores, tales como dificultad para mover objetos grandes,
levantar o cargar algo pesado, estirar brazos o piernas, escribir o hacer uso de
objetos pequeños y doblarse o sentarse en cuclillas. El fumar, el peso corporal
y tomar bebidas alcohólicas, así como tener problemas respiratorios fueron
también factores contribuyentes.
La
encuesta de seguimiento encontró que los problemas que más interfieren con las
labores agrícolas son: problemas de huesos o articulaciones (21.9%), accidentes
o lesiones (14.3%) y problemas de los nervios como la ciática o presión en algún
nervio (11.6%). Más del 20% de los participantes había desarrollado cáncer. De
éstos, 85% reportó cáncer de la piel.
Los
investigadores continúan su análisis de datos y de otros síntomas para
determinar la conexión entre métodos usados en las granjas y labores o
características personales que contribuyan al desarrollo de problemas de salud.
Esperan que los hallazgos sean de beneficio para todos los agricultores en
California al determinarse cambios y medidas que puedan reducir el riesgo al que
están expuestos. Por ejemplo, el uso de cremas para bloquear los rayos solares,
sombreros de ala ancha y camisa de mangas largas podría reducir el riesgo de
contraer cáncer de la piel. Cuando es imposible evitar que el polvo se levante,
se podrían implementar algunas medidas simples de protección, como cabinas
encerradas en los tractores y el uso de máscaras apropiadas.
Este año, esta
investigación da inicio a una nueva fase sobre la salud respiratoria de algunos
de los agricultores a los que se les midió la función pulmonar en 1995 ó 1996.
Del 2003 al 2004, los investigadores se pondrán en contacto con el mayor número
de participantes de la encuesta de 1998, incluso sus cónyuges, para continuar la
vigilancia entre cambios de salud y métodos en uso en la agricultura. Incluirán
problemas como enfermedades respiratorias, artritis y cáncer, entre otros.
Las personas interesadas en obtener más información sobre este estudio pueden comunicarse con: Diane Mitchell, dcmitchell@ucdavis.edu, Farmer Health Study, Center for Health and the Environment, 3792 Old Davis Road, CA 95616.