RIVERSIDE –(UC)— Cuando ocurre un crimen violento, muchos suponen que quien lo cometió estaba drogado con heroína, cocaína o PCP. Sin embargo, un estudio reciente encontró una conexión mucho mayor entre el consumo de bebidas alcohólicas y la violencia que el abuso de drogas.
“El estereotipo que se tiene es del criminal drogado,” explica Robert Nash Parker, profesor de sociología e investigador principal. “Pero la realidad es otra”.
Parker e investigadores del Centro Robert Presley para Estudios sobre Crimen y Justicia de la Universidad de California en Riverside revisaron la literatura científica sobre las drogas, las bebidas alcohólicas y la violencia en busca de la relación entre la violencia y el consumo de drogas en comparación con el consumo de bebidas alcohólicas. Encontraron que las víctimas en más de una cuarta parte de crímenes violentos reportaron que quienes los cometieron estaban embriagados. En contraste, en menos del 10 por ciento de los casos dijeron que quien perpetró el crimen estaba drogado.
políticas erróneas que se enfocan en poner tras las rejas por bastante tiempo a quienes abusan de las drogas. Pero se está viendo que este enfoque, cuyo costo ha sido enorme, no ha dado los resultados esperados en la disminución de crímenes”.
El sociólogo dice que si se quiere enfocar el problema de las drogas de una manera eficaz, y obtener mejores resultados en los campos de la salud, bienestar social y violencia, la droga que se debe atacar es el alcohol. Pero agrega que es poco probable que esto ocurra puesto que la industria de las bebidas alcohólicas cuenta con los recursos y el poder político para luchar contra la imposición de más regulaciones.
Parker precisa que el lugar más prometedor para tratar de lograr cambios es a nivel local, a medida que las comunidades favorezcan leyes de zonificación que mantengan a las licorerías lejos de las escuelas o limite el número de tiendas que pueden vender bebidas alcohólicas en ciertas vecindades.