MODESTO-(UC)— Gracias a la
tecnología y mercadotecnia modernas, hay a la venta productos antibacteriales de
todo tipo. Sin embargo, los investigadores advierten que se ha encontrado una
relación entre la higiene excesiva que se practica en algunos hogares y un
aumento en las alergias. Apuntan también que los productos antibacteriales, como
los antibióticos, pueden contribuir al aumento en resistencia o inmunidad de las
bacterias a estos medicamentos, anteriormente poderosos contra las infecciones
bacteriales. Recomiendan la aceptación de la presencia de las bacterias y su
control únicamente en casos de enfermedad.
A mediados de 1990, había cerca de dos
docenas de agentes limpiadores antibacteriales. Estos agentes fueron
desarrollados originalmente para evitar la transmisión de microbios y
enfermedades entre pacientes en hospitales, según señala Nancy Feldman, asesora
en nutrición y asuntos familiares y del consumidor de la Extensión Cooperativa
de la Universidad de California. Actualmente se encuentran entre los
ingredientes de más de 700 productos comunes de uso casero, incluso limpiadores,
cepillos dentales y hasta ropa de cama con ingredientes contra las
bacterias.
Feldman indica
que el uso de estos productos en hogares donde no haya enfermos, preocupa a
ciertos investigadores por los efectos indeseados que puedan tener, como un
aumento en las alergias. Cita los resultados de un estudio que indican que hay
menos alergias entre niños criados en granjas que entre los que nunca han vivido
en ellas. Consideran los científicos que el intento de eliminar toda bacteria en
el ambiente posiblemente evite que los niños desarrollen inmunidad ante ellas e
impida el desarrollo normal de su sistema
inmunológico.
Los
ingredientes que contienen los productos antibacteriales se parecen a los
antibióticos. A pesar de que su función es preventiva y no curativa, los
especialistas consideran que pueden contribuir a la resistencia de las bacterias
y reducir la efectividad de los antibióticos, ya que las bacterias no mueren del
todo por efecto de los antibióticos; sufren mutaciones y se vuelven resistentes
a ellos. Un laboratorio ya cuenta con bacterias Escherichia coli (E-coli),
conocidas por causar problemas intestinales, que han desarrollado
niveles de resistencia bajos, medianos y altos.
“El hecho es que vivimos en un mundo
lleno de bacterias”, precisa Feldman, quien, al igual que otros especialistas,
considera necesaria la aceptación de este hecho. “El control de las bacterias en
casos de enfermedad es diferente de tratar de eliminarlas por completo del
mundo”, agrega.
Por esto,
especialistas en el campo de la salud consideran innecesarios, sin beneficios y
posiblemente dañinos los muchos productos antibacteriales ya manufacturados,
como limpiadores de todo tipo, incluso para vidrio; jabones y detergentes para
lavado de platos y loza; cepillos y cremas para las manos; toallas, almohadas,
sábanas y zapatillas o pantunflas. En Inglaterra, se pueden comprar recipientes
de plástico para guardar sobrantes de alimentos, manufacturados con ingredientes
antibacteriales.
La Dra. Linda Harris de la Universidad de California en Davis está llevando a cabo investigaciones para comparar las aseveraciones que hacen algunos productos en sus etiquetas con resultados obtenidos en pruebas de laboratorio.