Algunos tienen carne y no pueden comerla . . .

Aug 4, 2011

"Some hae meat, and canna eat,
and some wad eat that want it . . ."

"Estas palabras son antiguas y un tanto difícil de entender, pero cuentan la historia que es tan cierta ahora como cuando el poeta Robert Burns las pronunció a mediados de 1790. Eran palabras antiguas aún en ese entonces. Siempre, al parecer, habemos aquéllos que somos lo suficientemente afortunados de poder comer bien y aquéllos que padecen hambre, aún en un país tan rico como el nuestro.

Una mañana del pasado mes de mayo conocí a algunas personas que ayudan a mitigar el hambre en la comunidad donde yo vivo. Esa mañana manejaba con mi esposa a una zona industrial localizada en la parte noreste de Woodland, California, donde opera el Banco de Alimentos del Condado de Yolo. Camiones de entrega de diferentes tiendas de abarrotes locales, cadenas de supermercados, granjas y otras fuentes de alimentos llegaban hasta la puerta de la bodega del banco de comida. Llegaban y se iban, mezclándose con las camionetas de compradores y remolques de iglesias y otros grupos caritativos.

Los camiones grandes llegaban allí a entregar lo que muchos minoristas considerarían como productos poco rentables: pan, productos lácteos, carnes y productos enlatados y secos que se venden lentamente y se acercan a su fecha de vencimiento; un cubo de cartón lleno de zanahorias a granel en la entrada, donadas por un granjero que se preparaba para levantar una nueva cosecha; sacos de 50 libras de papas o cebollas que, o rebasaron las necesidades del mercado de servicios alimentarios o fueron reservadas por una mano generosa o una agencia gubernamental con el preciso propósito que estaban por cumplir: alimentar al pobre.

Hoy día, aproximadamente 35 por ciento de las provisiones que se pueden ver en la bodega del Banco de Comida han sido donadas directamente. El resto proviene de agencias gubernamentales o de compras directas de la Asociación de Bancos de Alimentos de California. Hace unos años, los directores del Banco de Alimentos del condado de Yolo cambiaron su enfoque con el fin de proveer a sus clientes alimentos más frescos y nutritivos, y desde entonces han incrementado la venta de frutas y verduras frescas de 50,000 libras al año a un millón en el 2010.

8072
Esa mañana de mayo, mi esposa y yo no unimos a otros grupos de compradores dentro de la bodega, cada uno de nosotros eligiendo de entre los productos a bajo costo en busca de la mejor combinación de alimentos para llenar las alacenas de algún comedor de beneficencia o —como en nuestro caso —un armario de alimentos local. Las barras de pan, una caja de tomates enlatados, una caja de manzanas, mezcla para preparar macarrón con queso y bolsas de harina envueltas en plástico. Cargamos nuestra carretilla de mano tres veces: primero con el pan, el cual fue pesado por un voluntario del banco de alimentos antes de cargarlo en nuestra camioneta; luego las frutas y verduras frescas, de la misma manera pesadas en la carretilla de mano y cargadas en el vehículo; y finalmente, los productos enlatados y secos, los cuales se venden por caja. Colocamos cinco bandejas de huevos en el asiento trasero de la camioneta para que no se fueran a quebrar. Compramos suficientes alimentos como para llenar la camioneta por poco menos de cien dólares.

Un viaje corto nos llevó de regreso a la alacena de nuestra iglesia donde de ocho a diez mujeres y hombres, la mayoría de ellos en edad de jubilación, causaban un gran bullicio alrededor de la mesa de clasificación que llenaba el centro del pequeño cuarto, acomodando las latas en los anaqueles, metiendo el pan, tortillas y huevos en el refrigerador, haciendo bolsas más pequeñas con los costales de 50 libras de papas, cebollas, arroz y frijoles y apuntando hacia mí con firmeza y amabilidad cada vez que colocaba una bolsa en el sitio equivocado. Lo cual sucede muy a menudo. Antes de que pasara una hora, la alacena estaba llena y bajo llave y lista para la distribución de alimentos del siguiente día. Dos entregas de alimentos a la semana, únicamente de nuestra alacena pueden alimentar a hasta 50 familias necesitadas.

Hay mucho que usted también puede hacer para mitigar el hambre en su comunidad. Identifique el banco de alimentos más cercano a usted en el sitio Web de la Asociación de Bancos de Alimentos de California, o pregunte sobre cocinas de beneficencia o alacenas locales.

Y entonces todo lo que necesita es ofrecerles su ayuda. Si usted tiene el tiempo, ellos pueden hacer uso de él.