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Personas de la tercera edad no solicitan ayuda de CalFresh

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Posted on Friday, June 17, 2022 at 3:44 PM

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Posted on Wednesday, March 30, 2022 at 2:04 PM

Las tiendas de comestibles atraen a los consumidores a alimentos poco saludables

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Las tiendas de la esquina abundan en las comunidades de bajos recursos, pero los residentes aún compran la mayoría de sus mandados en los supermercados. Desafortunadamente, las tiendas de comestibles más grandes también obligan a los consumidores a adquirir artículos poco saludables.

Las papitas fritas se encuentran en muchas ubicaciones dentro de las tiendas de comestibles.
“No puedes perderte las papitas fritas”, mencionó Margo Wootan, vicepresidenta de nutrición del Center for Science in the Public Interest (Centro para la Ciencia al Interés del Público). Wootan habló durante la Conferencia sobre Obesidad Infantil en California, una reunión de  1,025 investigadores, educadores en nutrición, profesionales de salud pública y representantes de agencias públicas, que se llevó a cabo en Anaheim el pasado mes de julio.

“Las papitas fritas se encuentran cerca de la ensalada. Están en los exhibidores junto a los cajeros. Alrededor de 25 veces durante el recorrido para hacer las compras, las bebidas azucaradas, te empujan, te incitan, te pinchan y te engatusan para que las compres”, dijo Wootan. “Si las opciones saludables no están disponibles, a un precio razonable y presentadas y promovidas de manera atractiva, será difícil para la gente seleccionar alimentos saludables”.

Sridharshi Hewawitharana, analista de datos del UC Nutrition Policy Institute(Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC), abrió la sesión acerca de las compras minoristas con las experiencias sobre la compra de alimentos de los consumidores elegibles al programa SNAP, las cuales compartieron durante grupos de enfoque (SNAP es el Programa de Asistencia Nutritiva Suplementaria, conocido anteriormente como cupones o estampillas de alimentos). Hewawitharana también informó sobre una encuesta en la que participaron establecimientos de venta minorista y la revisión de literatura sobre el tema.

“Los participantes de SNAP quieren comer de manera saludable, pero reportan que resulta muy costoso”, manifestó la experta.

Para los participantes de SNAP que desean hacer sus compras en sus propios vecindarios, los precios son particularmente un obstáculo. Los precios de muchos de los productos de abarrotes en las tiendas de conveniencia de los vecindarios de bajos recursos, son más del doble del precio promedio de los supermercados del país.

“Es mucho más costoso si deseas obtener una buena fruta”, indicó uno de los participantes en un grupo de enfoque. “Quiero decir, esto es California, muchas de ellas crecen aquí. No deberíamos tener ese problema de comprar fruta fresca y deliciosa. Pero si no puedes pagar por ella, entonces si tienes problemas”.

Los participantes dijeron que usaron una variedad de estrategias para hacer rendir su dinero y beneficios, pero con frecuencia no fue suficiente.

“Cuando obtengo mis cupones de alimentos, trato de surtirme de todo. Surtirme de todas las carnes, comida enlatada. Pero de las verduras que sé que se echan a perder en un par de días, trato de comprar lo necesario para esa semana y ahorrar, pero aun así, al final del mes, me quedo sin nada”.

Los participantes en el grupo de enfoque también expresaron sentir estrés y culpa por no poder proveer a sus hijos con cantidades adecuadas de alimentos de alta calidad.

Sridharshi Hewawitharana presentó los resultados de la investigación de NPI sobre las tiendas de comestibles minoristas.

Un equipo de investigadores de NPI llevaron a cabo la evaluación de la literatura sobre tiendas minoristas saludables. Hewawitharana señaló que identificaron modos prometedores para ayudar a los participantes de SNAP a hacer elecciones saludables cuando van al mandado. Sorprendentemente, la apertura de nuevos supermercados resultó como algo inefectivo. Abordar los precios de los alimentos es la estrategia más efectiva. Aplicar impuestos a los alimentos no saludables desanima este tipo de compras. Reducir el precio de los alimentos saludables mediante la oferta de cupones y vales es la mejor manera de motivar la elección de alimentos saludables en el supermercado.

“Las poblaciones de bajos recursos están realmente batallando”, mencionó Hewawitharana. “El alto costo de la vivienda en California lo dificulta más. Esto les causa estrés emocional y mental”.

Wootan sugirió cambiar el diseño y las promociones de las tiendas de comestibles para facilitar que el consumidor elija opciones saludables. Actualmente, los vendedores de alimentos, muchos de los que venden alimentos procesados altos en azúcar, sal y grasa, les pagan a las tiendas de abarrotes por colocar sus productos en ubicaciones privilegiadas, incluyendo las repisas que quedan a nivel de los ojos y al final de los pasillos.

“Las tiendas de comestibles obtienen muchos ingresos al darle a las grandes compañías de alimentos un trato preferencial”, dijo Gail Woodward-Lopez, directora asociada de investigación del UC Nutrition Policy Institute (Instituto de Políticas sobre Nutrición), quien moderó la sesión. “Una compañía realmente grande puede entrar con pérdidas, pero un pequeño fabricante, no”.

La actual condición de los supermercados de Estados Unidos deja espacio para que las agencias de salud pública, protección del consumidor y gubernamentales tengan un impacto sustancial.

“Necesitamos investigar”, indicó Wootan. “¿Cómo se ve una tienda de comestibles lucrativa y saludable?”

Con respecto a la implementación de cambios, existen otros obstáculos.

“No creo que los cambios voluntarios funcionen. Estamos trabajando en una política”, agregó Wootan.

Algunas tiendas están adoptando medidas voluntariaspara que la experiencia de ir de compras sea más saludable. Yvette Waters, estratega en nutrición en los supermercados Raley's, también habló durante la conferencia.

La tienda ofrece fruta gratis para los niños en la sección de frutas y verduras y no coloca refrescos gaseosos en los exhibidores de los cajeros. Raley's también cambió la distribución en la sección de cereales, dando un espacio preferencial en los estantes a productos con menos azúcar. Los cereales con un 25 por ciento o más del total de las calorías se encuentran ahora en la parte baja de los estantes.

“Y no nos detenemos en el pasillo de los cereales”, manifestó Waters.

Pies de grabado

Las papitas fritas se encuentran en muchas ubicaciones dentro de las tiendas de comestibles.

Sridharshi Hewawitharana presentó los resultados de la investigación de NPI sobre las tiendas de comestibles minoristas.

Posted on Monday, August 26, 2019 at 7:27 PM

Fatty liver disease strikes Latino children like a ‘silent tsunami’

Adrian Mejia and his mother, Saira Diaz, learned healthier eating habits through a study at the University of Southern California and Children’s Hospital Los Angeles. He gave up sugary drinks, lost some weight and joined a soccer team. Diaz joined the effort, losing 15 pounds and reducing her blood sugar. (Photo: Rob Waters for Kaiser Health News)

Saira Diaz uses her fingers to count the establishments selling fast food and sweets near the South Los Angeles home she shares with her parents and 13-year-old son. “There's one, two, three, four, five fast-food restaurants,” she says. “And a little mom and pop store that sells snacks and sodas and candy.” 

In that low-income, predominantly Latino neighborhood, it's pretty hard for a kid to avoid sugar. Last year, doctors at St. John's Well Child and Family Center, a nonprofit community clinic seven blocks away, became alarmed by the rising weight of Diaz's son, Adrian Mejia. They persuaded him to join an intervention study run by the University of Southern California and Children's Hospital Los Angeles (CHLA) that weans participants off sugar in an effort to reduce the rate of obesity and diabetes among children. 

It also targets a third condition fewer people have heard of: fatty liver disease.

Linked both to genetics and diets high in sugar and fat, “fatty liver disease is ripping through the Latino community like a silent tsunami and especially affecting children,” said Dr. Rohit Kohli, chief of gastroenterology, hepatology and nutrition at CHLA.

Recent research shows about 1 in 4 people in the U.S. have fatty liver disease. But among Latinos, especially of Mexican and Central American descent, the rate is significantly higher. One large study in Dallas foThe USC-CHLA study is led by Michael Goran, director of the Diabetes and Obesity Program at CHLA, who last year made an alarming discovery: Sugar from sweetened beverages can be passed in breast milk from mothers to their babies, potentially predisposing infants to obesity and fatty livers.

Called HEROES, for Healthy Eating Through Reduction of Excess Sugar, his program is designed to help children like Adrian, who used to drink four or more sugary drinks a day, shed unhealthy habits that can lead to fatty liver and other diseases.

Fatty liver disease is gaining more attention in the medical community as lawmakers ratchet up pressure to discourage the consumption of sugar-laden drinks. Legislators in Sacramento are mulling proposals to impose a statewide soda tax, put warning labels on sugary drinks and bar beverage companies from offering discount coupons on sweetened drinks.

“I support sugar taxes and warning labels as a way to discourage consumption, but I don't think that alone will do the trick,” Goran said. “We also need public health strategies that limit marketing of sugary beverages, snacks and cereals to infants and children.”

At Torrance Memorial Medical Center, Dr. Karl Fukunaga meets with a patient, Margarita Marrou, a retired medical clerk originally from Peru. She was diagnosed several years ago with a severe form of fatty liver disease and has cut down her sugar consumption and lost weight. (Photo: Rob Waters for Kaiser Health News)

William Dermody, a spokesman for the American Beverage Association said: “We understand that we have a role to play in helping Americans manage consumption of added sugars, which is why we are creating more drinks with less or no sugar.”

In 2016, 45 deaths in Los Angeles County were attributed to fatty liver disease. But that's a “gross underestimate,” because by the time people with the illness die, they often have cirrhosis, and that's what appears on the death certificate, said Dr. Paul Simon, chief science officer at the L.A. County Department of Public Health.

Still, Simon said, it was striking that 53% of the 2016 deaths attributed to fatty liver disease were among Latinos — nearly double their proportion of total deaths in the county.

Medical researchers consider fatty liver disease a manifestation of something called metabolic syndrome — a cluster of conditions that include excess belly fat and elevated blood pressure, blood sugar and cholesterol that can increase the risk of heart disease, stroke and diabetes.

Until 2006, few doctors knew that children could get fatty liver disease. That year Dr. Jeffrey Schwimmer, a professor of pediatrics at the University of California-San Diego, reviewed the autopsies of 742 children and teenagers, ages 2 to 19, who had died in car crashes or from other causes, and he found that 13% of them had fatty liver disease. Among obese kids, 38% had fatty livers.

After Schwimmer's study was released, Goran began using MRIs to diagnose fatty liver in living children.

A 2008 study by another group of researchers nudged Goran further. It showed that a variant of a gene called PNPLA3 significantly increased the risk of the disease. About half of Latinos have one copy of that high-risk gene, and a quarter have two copies, according to Goran.

He began a new study, which showed that among children as young as 8, those who had two copies of the risky gene and consumed high amounts of sugar had three times as much fat in their livers as kids with no copy of the gene. Now, in the USC-CHLA study, he is testing whether reduced consumption of sugar decreases the fatty liver risk in children who have the PNPLA3 gene variant.

At the start of the study, he tests kids to see if they have the PNPLA3 gene, uses an MRI to measure their liver fat and catalogs their sugar intake. A dietitian on his team educates the family about the impact of sugar. Then, after four months, they measure liver fat again to assess the impact of the intervention. Goran expects to have results from the study in about a year.

More recently, Goran has been investigating the transmission of sugar from mothers to their babies. He showed last year that in nursing mothers who drank beverages sweetened with high-fructose corn syrup — the primary sweetener in standard formulations of Coca-Cola, Pepsi and other sodas — the fructose level in their breast milk rose and stayed elevated for several hours, ensuring that the baby ingested it.

This early exposure to sugar could be contributing to obesity, diabetes and fatty livers, based on previous research that showed fructose can enhance the fat storage capacity of cells, Goran said.

In neighborhoods like South Los Angeles, where Saira Diaz and Adrian Mejia live, a lack of full-service markets and fresh produce makes it harder to eat healthily. “Access to unhealthy food options — which are usually cheaper — is very high in this city,” Derek Steele, director of health equity programs at the Social Justice Learning Institute in Inglewood, Calif., told Kaiser Health News.

The institute has started farmers markets, helped convert two corner stores into markets with healthier food options and created 109 community gardens on public and private lands in South L.A. and neighboring Inglewood, which has 125 liquor and convenience stores and 150 fast-food outlets.

At Torrance Memorial Medical Center, 10 miles down the road, Dr. Karl Fukunaga, a gastroenterologist with Digestive Care Consultants, said he and his colleagues are seeing so many patients with fatty liver disease that they plan to start a clinic to address it. He urges his patients to avoid sugar and cut down on carbohydrates.

Adrian Mejia and his mother received similar advice from a dietitian in the HEROES program. Adrian gave up sugary beverages, and his liver fat dropped 43%. Two months ago, he joined a soccer league.

“Before, I weighed a lot and it was hard to run,” he said. “If I kept going at the pace I was going, probably later in my life I would be like my [diabetic] grandma. I don't want that to happen.”

This KHN story first published on California Healthline, a service of the California Health Care Foundation.

Source: Published originally on USAToday.com, Fatty liver disease strikes Latino children like a ‘silent tsunami', by Rob Waters, Kaiser Health News, April 19th , 2019.

Posted on Monday, May 13, 2019 at 8:00 AM
  • Author: Rob Waters, Kaiser Health News

Cómo apoyar a las empleadas lactantes cuando trabajan en el campo

 

Las madres que regresan al trabajo después del nacimiento de un hijo se enfrentan a muchas preguntas e incertidumbres, particularmente en lo que se refiere a la lactancia o amamantamiento. ¿Debería continuar amamantando? ¿Habrá un espacio para que pueda extraerme leche en privado? ¿Qué dirán mi jefe y mis compañeros de trabajo?  ¿Cuántas veces debo extraerme leche cuando no estoy con mi bebé?

Reconociendo la importancia de la lactancia para la salud del bebé y la madre, California aprobó recientemente la ley AB 1976 para fortalecer las protecciones en favor de las madres que trabajan y desean seguir amamantando y necesitan extraerse leche (bombear) en el trabajo. A partir del 1 de enero del 2019, los empleadores deberán hacer esfuerzos razonables para proveer un área privada para extraer leche que no sea el baño o de lo contrario podrían enfrentarse a multas y castigos. Antes del 2019, algunos empleadores designaban el baño como un área para la lactancia, una práctica que técnicamente era correcta, siempre y cuando el inodoro estuviera detrás de un cubículo u otra barrera. Ahora esa práctica está expresamente prohibida y los empleadores tendrán que encontrar otro espacio para acomodar a las empleadas lactantes.

Así que, ¿qué pasa cuando el empleador no puede proveer un área privada permanente debido a sus condiciones operativas o financieras? Muchas nuevas madres podrían encontrarse justo en esta posición. Puede ser que las trabajadoras agrícolas o investigadoras de campo no trabajen en una oficina tradicional o que pasen una gran parte del tiempo en sitios fuera de su oficina. En la División de Agricultura y Recursos Naturales de UC muchas empleadas viajan a través de múltiples condados impartiendo lecciones sobre salud en las comunidades. La AB 1976 incluye varias provisiones para establecer sitios de lactancia temporal siempre y cuando el espacio sea privado y usado solo para ese propósito mientras que la empleada esté extrayendo leche y que, además, cumpla con los requisitos de la ley estatal con respecto a la lactancia (de nuevo, que no sea el baño).

Un letrero de No molestar para la puerta del vehículo

Espacios para lactancia en el campo

Para acatar la nueva ley estatal, evitar multas y castigos y apoyar la salud de sus empleados, los empleadores necesitan establecer un espacio temporal para la lactancia de sus empleadas. La AB 1976 establece específicamente que los empleadores agrícolas cumplen con la ley si proveen un espacio “privado, cerrado y bajo sombra, incluyendo, pero no limitado, a una cabina, camioneta o camión tractor con aire acondicionado”.

Una solución es montar una unidad móvil de lactancia que las empleadas pueden reservar de acuerdo con su horario de extracción de leche. Las estaciones móviles para la lactancia pueden tomar varias formas, sin embargo, una lista de algunos aspectos básicos que se deben tomar en consideración para una unidad de lactancia se encuentra a continuación.

El interior de una camioneta pick up preparado con las pantallas para las ventanas

Pantallas de privacidad y suministros

Para cumplir con la ley, el espacio necesita ser privado y libre de intromisión. Al establecer la estación móvil en un vehículo, se necesitarán pantallas de privacidad que bloqueen por completo todas las ventanas laterales, frontal y trasera del vehículo. Existen muchas opciones en el mercado, con precios que oscilan desde los veinte dólares a más. Cuando ordene las pantallas para las ventanas necesitará tener a la mano la marca y modelo del vehículo.

  • Pantallas de privacidad para las ventanas laterales, frontal y trasera (un total de cuatro, a 21 dólares cada una) = 84 dólares
  • Letreros y seguros para las puertas para prevenir intrusiones o que la gente toque en la ventanilla.

Suministros para una seguridad alimentaria

Recuerde que la leche materna es un alimento. Ayudar a que su empleada mantenga su leche extraída segura para su bebe dará como resultado menos enfermedades y tiempo fuera del trabajo. A continuación, algunas cosas básicas:

  • Toallitas para desinfectar superficies para limpiar el espacio, incluyendo los asientos, tablero u otras superficies que pueden entrar en contacto con el equipo para extraer leche. Paquete grande de toallitas para desinfectar superficies = cinco dólares
  • Toallitas para desinfectar las manos: a menos que haya siempre un lavamanos cercano, su empleada querrá lavarse las manos antes y después de extraer leche. Si sus manos están muy sucias necesita de un lugar donde pueda remover toda esa suciedad y desperdicios antes de usar las toallitas para desinfectar. Toallitas para desinfectar = cuatro dólares
  • Una bolsa térmica, una compresa de hielo y un termómetro para que la empleada pueda guardar la leche materna de manera segura. La bolsa térmica y las compresas de hielo necesarias dependerán de las condiciones del lugar donde se guarde la leche. Una bolsa chica con una compresa de hielo se calienta rápido en un día caliente. El termómetro permitirá que las empleadas se aseguren que la leche mantiene una temperatura de 40 grados y es segura para el bebé. Dejar/guardar una bolsa térmica con leche maternal en la cajuela o interior de un auto incrementa la temperatura más rápidamente. Mejor, encuentre un lugar sombreado si es posible. Una bolsa térmica (aproximadamente 15 dólares) + compresas de hielo (aproximadamente ocho dólares) + un termómetro para bolsa térmica (aproximadamente dos dólares) = 25 dólares.
  • Una mochila o bolsa: para guardar estas cosas cuando el espacio de lactancia es usado para otros propósitos (por ejemplo, manejar), necesita una mochila o bolsa. Los costos pueden variar, sin embargo, la bolsa debe ser lo suficientemente grande para poder meter todos los artículos y asegurar que no son contaminados por otro material que puede ser colocado alrededor o cerca de los suministros para la extracción de leche. Lo mejor es que cuente con un cierre y que sea de material fácil de limpiar dentro y fuera (como el vinil o tela cubierta de plástico). El costo varía de cinco a 150 dólares, dependiendo de su estilo y necesidades presupuestarias.
  • Un receptáculo cerrado para basura para depositar las toallitas sucias. Aproximadamente cinco dólaresra vehículos: asumiendo que las empleadas cuentan con su propio extractor de lecho y equipo, un buen detalle sería incluirles un adaptador en el equipo. Un convertidor que adapta un enchufe para autos a un tomacorriente regular asegurará que el equipo es compatible con muchas de las marcas de extractores de leche eléctricos. (Aproximadamente entre 20 y 30 dólares)
  • Un artículo adicional

    Un adaptador para vehículos: asumiendo que las empleadas cuentan con su propio extractor de lecho y equipo, un buen detalle sería incluirles un adaptador en el equipo. Un convertidor que adapta un enchufe para autos a un tomacorriente regular asegurará que el equipo es compatible con muchas de las marcas de extractores de leche eléctricos. (Aproximadamente entre 20 y 30 dólares)

    Muestra de un adaptador para autos/camionetas

Apoyar a las empleadas lactantes no solo es un beneficio de la compañía, es lo que dicta la ley. Bajo ciertas circunstancias, los empleadores pueden establecer estas estaciones móviles de lactancia para sus empleadas del campo con menos de 150 dólares. ¿Qué mejor manera de promover la salud de las empleadas, evitar multas y castigos y apoyar a las familias locales?

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