¿Trabajo en el campo? Sí, pero ‘un poquito más’, José Luis Aguiar

Oct 16, 2018

José Luis Aguiar es un científico de sonrisa amable quien desde niño ha trabajado al aire libre en las faenas del campo. A los 12 años empezó a ganarse sus primeras monedas en las cosechas en el Valle de Coachella acompañando a su padre un bracero mexicano. 

“Cuando todos mis amigos se iban de vacaciones, yo me iba a trabajar al campo. Me tocó sembrar espárragos y cosechando okra que no me gustó para nada porque te debes poner una camisa larga pues el polen causa mucha comezón y uno se rasca mucho, es un cultivo muy difícil de cosechar,” indica Aguiar.

English Summary

Surrounded by desert land, temperatures reaching the triple digits, and home to the biggest music festival in the world; fruit and vegetable production is one more thing the Coachella Valley has to offer. You can find dates, carrots, onions, artichokes, grapes, and peppers. One man helping small farmers with these crops is UC ANR advisor José Luis Aguiar, a Coachella resident who grew up working these same fields.

El inmigrante mexicano, 65 años, es parte de una familia de 7 hermanos. Sus padres fueron campesinos, tenían 3 años de escolaridad cada uno. No obstante, su hijo José Aguiar se convirtió en uno de 100 consejeros agrícolas de la División de Agricultura y Recursos Naturales que trabajan con la comunidad a lo largo del estado, ayudando a los productores agrícolas a combatir insectos, plagas invasoras y enfermedades de manera sustentable, protegiendo el medio ambiente y ahorrando a los agricultores millones de dólares. Es una labor esencial dado que California es el principal productor agrícola en el país con valor estimado en 35 mil millones de dólares.

Conoce bien el campo, en sus diferentes trabajos pues también le tocó tener manos ajadas por la tierra. El oriundo de Mexicali, Baja California llegó a los Estados Unidos a los 3 años directamente a Indio en donde su papá trabajó como tractorista. Uno de los oficios del campo más peligrosos por la gran cantidad de volcaduras que ocurren durante su operación, aunque actualmente gracias al avance tecnológico, los tractores han ido cambiando.

“Antes los tractores estaban abiertos, te ponían una sombrilla que se movía, te llegaba todo el aire caliente a la cara. No había un sitio donde poner el agua fría, era un caldo. Ahora los tractores tienen aire acondicionado. Yo me tenía que bañarme y sacarme la tierra de las orejas,” indica Aguiar.

El como muchos hijos de campesinos conocieron en la infancia el rigor del campo y por lo mismo no veía en la agricultura una buena oportunidad laboral. Sin embargo, él como todos los niños admiraba a su papá y quería ser como papá. De ahí que también en alguna etapa de su vida quiso ser tractorista. “Nunca había pensado en ir a la universidad, yo era tímido y no planeaba salir del Valle, pensé que aquí iba a trabajar y morir como todos mis amigos,” sostiene el consejero agrícola. Sin embargo, una plática con su hermana mayor, María Esperanza, quien había sido aceptada en una universidad, le ayudó a tener en mente la educación superior.

Haga "clic" aquí para leer el guión. 

Su hermana le dijo ‘puedes trabajar en el campo como papá, pero podrías aspirar un poquito más si vas a la universidad. Para Aguiar, era difícil pensar en la educación superior porque en casa no había un modelo a seguir y en la escuela no hubo un mentor que lo alentara. “En la High School nunca miraron en uno ese potencial de que uno puede hacer cosas, cuando les dije que iba a la universidad hasta se rieron y me dijeron cómo tú si nunca demostraste ser un estudiante excepcional, eres nada más un chavalo trabajador,” indica Aguiar.

Lejos de desalentarse, las palabras de las autoridades escolares lo retaron. Se inscribió en un colegio comunitario para luego seguir en California State Polytechnic University, una licenciatura en agronomía. Al salir de la universidad tuvo la oportunidad de incursionar en la construcción, oficio que le empezó a gustar porque ganaba buen dinero, pero un día se encontró un amigo de la universidad que era ingeniero agrónomo y lo invitó a conocer su trabajo en los campos agrícolas de Carlsbad y Oceanside.

“Cuando Faustino (su amigo) me estaba explicando lo que él hacía me acordé de todo lo que yo había hecho en el campo, entonces le dije si me comprometo a obtener un trabajo como el tuyo ¿me ayudarías.? El respondió si, pero necesitas una maestría es un proceso largo,” explica Aguiar.

En 1989, a los 31 años, Aguiar obtuvo su maestría en ciencias por la Universidad de California en Davis. En 1992 empezó a trabajar como consejero agrícola en las oficinas de la Extensión Cooperativa en el Valle Coachella. Se convirtió en un experto en cultivos en el desierto, un área donde se enfrentan retos singulares debido a la temperatura, sofocante en el verano, el termómetro puede llegar hasta los 120 grados Fahrenheit y en el invierno las heladas pueden congelar los alimentos, además el agua escasea.

Y cada año se presentan nuevas sorpresas desagradables, por ejemplo, en 2012 un gusano microscópico estaba arrasando con los pimientos. Una situación muy preocupante pues Coachella es el productor principal de pimiento con 5 mil acres de cultivo de pimientos con valor estimado en 90 millones de dólares.

“Los agricultores nos presentan sus problemas. Un día vino un agricultor porque en los chiles (morrón) sus hojas estaban descoloridas. Yo fui a ese rancho y miré que no era un virus y no vi muchos insectos. Le hablé a mi amigo de UCR, regresamos al campo, tomamos muestras de raíces y suelo y ya en el laboratorio encontramos que eran nematodos,” sostiene Aguiar quien trabajando junto con un equipo de expertos de UCANR lograron encontrar cómo controlar ese problema.

Como todos los jóvenes tuvo muchos sueños. Le hubiera gustado ser un guitarrista, pero cargó su guitarra por 3 años como si fuera su cobija inseparable y nunca aprendió a tocarla. Cuando él recuerda esto, se ríe de si mismo. Pero aprendió mucho de la ciencia y en la hemeroteca de la UC hay una letanía de investigaciones escritas por él sobre diversos temas como: las plagas del desierto, cómo conservar el agua en agricultura, la producción de ocra, sandía y pitaya, entre otros temas.

Como consejero agrícola comunitario, tiene muchas anécdotas divertidas que contar, como aquella vez cuando un pequeño productor que tenía cultivos en su casa, le llamó diciéndole que su gato había muerto en el jardín y tenía dos preguntas para el experto. La primera ¿puedo comerme mis vegetales? ‘Yo no me los comería para no meterme en problemas le dijo, y la segunda pregunta ¿puede venir a recoger mi gato.?” recuerda Aguiar con risa contagiosa.

En otra ocasión, llegaron dos coreanos a su oficina, el más viejo no hablaba inglés, el joven traducía. “Le dijeron que tenían un problema muy grave.  Un insecto se comía todas sus plantas, enseguida le enseñaron una muestra de la plaga que parecía una catarina. “Yo no conozco a este insecto, le dije, y el señor se desesperó, dijo palabras que no entendimos y se fue.  Al día siguiente trajo una bolsa grande llena de esos insectos,” indica Aguiar.

Era la primera vez que se veía en el área esa plaga, finalmente expertos de UC ANR hicieron un reporte profundo sobre el problema. Se trataba de la chinche Bagrada, una plaga invasora y apestosa que se alimenta principalmente de plantas crucíferas, como brócoli, col rizada. Es un insecto originario de África, que se ha extendido a Asia y a algunos países europeos y se desconoce cómo llegó a los Estados Unidos. 

Entre sus tareas, Aguiar también se ha dedicado a investigar que nuevos cultivos podrían resistir las altas temperaturas del desierto. Experimentó con la pitahaya, una fruta tropical que fue difícil de cultivar en el desierto, pero la pitaya que es un poco más desértica si se ha prestado para ese tipo de clima.

Aguiar tiene 26 años en la investigación agrícola, y se ha convertido en una persona indispensable para muchos agricultores de su área, ellos aprecian su trabajo, al tiempo que sus padres admiran su perseverancia.” Mi papá se sentía muy orgulloso cuando yo salía en una entrevista al final mis padres estaban muy orgullosos de todos nosotros sus hijos.“


By Norma De la Vega
Author - Broadcast Communications Specialist III
By Miguel Sanchez
Author - Broadcast Communications Specialist III