No hay nostalgia más grande que la comida, dice Ramiro Lobo

Oct 12, 2018

El consejero agrícola, Ramiro Lobo podrá ser una cara poco familiar para los consumidores, pero es muy reconocido entre los pequeños agricultores de San Diego a quienes ha ayudado a producir localmente nuevos alimentos que antes no se cultivaban en este condado, aumentando la disponibilidad de frutas y verduras en los Mercados de Granjeros y ofreciendo a millones los alimentos que añoran.

“En San Diego cultivamos unos 200 cultivos a nivel comercial, y yo le digo a la gente que si hay alguna fruta que se cultive en el mundo, alguien ya la tiene cultivada en su huerto familiar o en su jardín,” señala Lobo, consejero agrícola de la División de Agricultura de Recursos Naturales de la Universidad de California, UCANR.

ENGLISH SUMMARY

In southern California you can find many types of fruits and vegetable, from the ordinary to the exotic like pitahaya, avocado, cranberries, cherimoyas and guavas to name a few, all this thanks to the hard work of UC ANR advisors like Ramiro Lobo who works with small farmers to make local agriculture thrive.

En California la producción de nuevas frutas y verduras tropicales o exóticas como la pitahaya, el aguacate, los arándanos, la chirimoya, guayabas y otros cultivos son fruto del trabajo realizado por un equipo de más de 100 consejeros agrícolas de UCANR.

Lobo de 55 años, oriundo de Honduras, padre de dos hijos, es uno de estos expertos que contribuyen en los avances de la agricultura. Buscando soluciones a los múltiples retos que enfrentan los productores. Experimentando opciones de riego para cuidar el agua. Recomendando métodos biológicos para combatir plagas, creando nuevas variedades de algunas frutas y verduras como las fresas y los aguacates, combatiendo plagas y enfermedades y desarrollando técnicas para la producción de alimentos poco conocidos en el área. 

“Yo fui contratado para un programa de asistencia para pequeños agricultores, el enfoque del programa había sido siempre en producción de vegetales legumbres o cultivos no tradicionales, pero en mi caso, son alimentos que básicamente se cultivan en otros países,” señala Lobo.

Es un hombre del campo que creció en Santa María del Real, conocido como El Naranjal, entre los ranchos de su padre y sus abuelos maternos, paladeando frutas deliciosas que arrancaba de los árboles como mango y naranjas. Son sabores que lleva en la memoria y ahora, como un inmigrante, sabe bien que no hay nostalgia más grande que la comida. Así que tan pronto llegó a San Diego, un condado con un clima mediterráneo y semidesértico pensó en el enorme potencial que esta tierra ofrece.

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“En San Diego estamos hablando de 3 millones de gente y si combinamos toda el área de la cuenca de Los Ángeles, San Bernardino y el norte de México como Tijuana estaríamos pensando en un mercado regional de 20 millones de personas que tienen una composición étnica increíble, aquí encuentras gente de todas partes del mundo”, señala el experto.

Es un mercado más grande que varios países en Latinoamérica como Chile con poco más de 18 millones de habitantes y más del doble de población Honduras  su país natal, con casi  9 millones de habitantes. De hecho, en su lugar de origen, los cultivos como algodón, arroz, caña, maíz y frijoles de soya le son bastante familiares, lo mismo que la crianza de ganado lechero. “La primera versión de hojuelas de maíz que tuve fue ir a la cocina agarrar una tortilla recién hecha, echarla en un vaso y luego ir al corral por leche de la vaca,” recuerda Lobo.

Estudió agronomía en Honduras, en la prestigiosa universidad Zamorano. Ahí iniciaban el día con 3 horas de trabajo en el campo y el resto del día era en el salón de clases.

Aun cuando desde niño él estaba convencido de que la agricultura era lo suyo, al salir de la escuela de agronomía dudó brevemente que fuera su vocación, y se inscribió en la escuela de medicina. Permaneció apenas 4 semanas y se regresó a trabajar al rancho de su papá. “El gusanito por trabajar en agricultura siempre estuvo ahí,” indica Lobo.

A los 25 años, ingresó a la Universidad Estatal de Luisiana y egresó 3 años después con una maestría en economía agrícola. Trabajó en el área por un tiempo, y después fue contratado por Extensión Cooperativa de la Universidad en Nevada en Reno en el departamento de economía agrícola. Su labor consistía en asesorar a los indios americanos de 5 reservaciones. Así fue como tuvo la oportunidad de aprender a cultivar en condiciones completamente diferentes pasando del clima húmedo de Luisiana al desierto.

“Nevada es totalmente seco casi nunca llueve, y Luisiana tiene un exceso de agua con inundaciones todo el tiempo, son disparidades en la naturaleza en las que hay que producir porque la necesidad por el alimento es la misma.”

En octubre de 1992, empezó a trabajar en el condado de San Diego, en la Extensión Cooperativa de la UC con un equipo de 12 investigadores. Ahí encontró un clima laboral favorable. “La oficina donde llegué a San Diego fue una bendición porque su lema era si vos te ves bien yo me veo bien y su apoyo fue incondicional, ¡excelente!,” enfatiza el experto.

Los hábitos rigurosos de estudio que le han ayudado a tener éxito en sus metas le fueron inculcados por dos mujeres. “Mi mamá y mi abuela eran matriarcas en la familia y mis tías por ambos lados eran un ejemplo de tenacidad, responsabilidad y lucha y sacaron a sus familias en algunos casos con ayuda de sus esposos y en otros casos a pesar de sus esposos,” señala Lobo en medio de la risa.

El se ha especializado en brindar apoyo y asesoría a los pequeños agricultores, una tarea importante cuando se sabe que el condado de San Diego tiene 6,687 el mayor número a nivel estatal. Se llama pequeños agricultores a ranchos no mayores de 9 acres.

“Ramiro Lobo es una gran persona, que tiene una amplia experiencia y escuela, está muy bien preparado y nos da muy buenos consejos y asesoría para la agricultura.  El nos apoyó a conseguir unas cajas o túneles para proteger los tomates y además empezamos a sembrar la pitahaya. Nosotros hemos trabajado con otros expertos de la Universidad de California como Faustino Muñoz y todos nos han ayudado mucho,” dijo Francisco Valdivia dueño de Valdivia Farms en Carlsbad quien tiene su granja desde 1980 donde se producen tomates, arándanos y principalmente tomates.

Entre las investigaciones y proyectos que forman parte de sus contribuciones se encuentra un diccionario de términos agrícolas inglés - español que implementó junto con otros expertos latinos. Un estudio de costos para la producción de guayaba en San Diego tiene varios estudios sobre el agroturismo y sus beneficios.

Lobo ha trabajado, junto con otros expertos de UC ANR, en la introducción de cultivos, que eran casi desconocidos en el área como la pitahaya. Paul Thompson, considerado el padre de la pitahaya, empezó a cultivar esa fruta en California; sin embargo, gracias a los expertos de UCANR actualmente se cultiva comercialmente con éxito esta fruta. A nivel estatal hay alrededor 600 acres de pitahaya y en San Diego tiene varias granjas pequeñas que ocupan 25 acres. “Llegamos a tener hasta 40 variedades de pitahaya y la gente se dio cuenta que hay más variedades de pitahayas que las que habían comido,” indica Lobo.

En 2007 implementó un día de campo que más tarde se transformó en el festival anual de la pitahaya, con talleres y visitas a los cultivos. Asimismo, junto con otros investigadores de UCANR se han creado diferentes variedades de los arándanos.  Y actualmente experimenta con la producción del café que ya se cultiva en diferentes áreas de California, incluyendo San Diego donde aún se encuentra en su etapa incipiente.

En 2016 expertos de UC Hansen Agricultura Research Center hicieron un trabajo de colaboración entre Cal Poly Pomona con 13 variedades de café, pero desafortunadamente el frío las mató, sin embargo, la investigación continúa con diferentes acercamientos. Otros alimentos con los que también ha estado experimentando su producción local son las chirimoyas y mantiene entre sus proyectos la producción de frutas como la guayaba y tejocotes que se usan en el ponche de frutas Navideño, las familias latinas.

Una meta ambiciosa, quizás un dilema que sigue investigando es cómo hacer para contribuir en el desarrollo de los trabajadores del campo y promover en el consumidor un mayor aprecio por los alimentos. “Si como sociedad no le damos valor al alimento y a las manos que lo producen, creo que va a estar difícil. Vamos a depender de frutas o verduras que se cultivan en lugares ajenos. Sería genial que lo jóvenes se involucrarán y vieran la agricultura como carrera honorable que contribuye de manera vital a la sociedad: es lo que comemos y lo que nos nutre y es frustrante que la gente solo mire el costo del producto,” indica el experto.

Lobo no tiene en mente la jubilación, pero ya tiene un plan para cuando su etapa en UCANR termine. Quiere regresar a Honduras y continuar la producción de café. Llevando a su país los conocimientos que ha adquirido en los Estados Unidos y como una opción para mantenerse activo.  “Una de las cosas que aprendí de mis abuelos es que el cerebro no tiene on and off.” concluye el experto.


By Norma De la Vega
Author - Broadcast Communications Specialist III
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