El Valle Central: Prosperidad agrícola dentro de un marco de pobreza

May 16, 2001

DAVIS - (UC)-Un análisis comprensivo de 65 comunidades rurales en California encontró una relación directa entre la disponibilidad de trabajos agrícolas, el aumento de inmigrantes y la pobreza en zonas rurales.

 

Se halló también que los agricultores no están muy interesados en invertir capital que pudiese mejorar las condiciones económicas y que ha aumentado su interés en nuevos programas de braceros, a pesar de no faltar trabajadores de campo. Se encontró asimismo un aumento en beneficencia social, sin que haya una conexión directa a la pobreza o a la inmigración.

 

J. Edward Taylor y Philip L. Martin, profesores del Departamento de Economía y Recursos Agrícolas de la Universidad de California en Davis, llegaron a tales conclusiones al estudiar datos del censo de 1990 sobre el Valle Central de California, que comprende la región de Sacramento, el norte del Valle de Sacramento y el Valle de San Joaquín. Señalan que al aumentar la inmigración durante las décadas de los 1980s y 1990s, hubo nuevamente una fuerza laboral agrícola dispuesta a trabajar por salarios bajos, contribuyendo no sólo al aumento en contratistas de trabajadores sino también causando la pérdida de ganancias salariales resultantes de la terminación del conocido programa de braceros y de previos esfuerzos sindicales.

 

Taylor y Martin encontraron poca evidencia de falta de trabajadores agrícolas durante la década pasada. Sin embargo, a pesar de que el promedio de desempleo en el Condado de Fresno apenas hace un año fue de 12%, los agricultores han aumentado sus peticiones de un nuevo programa de braceros. Los investigadores precisan que la pobreza continuará en el Valle Central de establecerse este programa, pudiendo aumentar la desigualdad económica. Se halló que 28% de la población en las comunidades rurales estudiadas viven en hogares cuyos ingresos están por debajo del nivel de pobreza. Aproximadamente 29% han emigrado de otros países y, una tercera parte de este grupo llegó en la década de los 80. Su participación laboral es relativamente baja, con sólo 36% trabajando o buscando empleo.

 

Los investigadores hallaron una relación directa entre la inmigración y la pobreza: por cada incremento de 100 trabajadores que laboraron en el campo en los 80, se vió un aumento de 139 personas viviendo en la pobreza. Es decir que por cada nuevo trabajador agrícola que comenzó a laborar en la década de los 80, el nivel de pobreza se incrementó en 1.39%.

 

El reto de crear suficientes trabajos buenos para los residentes es especialmente difícil en la zona. Se espera que su población se duplique para el año 2025 debido a altas tasas de

natalidad, particularmente entre inmigrantes, así como a la continua llegada de extranjeros y otros que se mudan al Valle Central desde Los Angeles y zonas aledañas a la Bahía de San Francisco.En el Condado de Fresno, el cual ocupa el décimo lugar en cuanto a población, el número de personas elegibles para recibir asistencia social es casi el doble que en el resto del estado. Sin embargo, muchos residentes y casi todos los recién llegados no son elegibles, por lo que los investigadores no encontraron una relación directa entre la pobreza y la distribución de asistencia social. Apuntan que esto pone en duda el argumento de la Proposición 187 que alude a que el deseo de recibir beneficencia social motiva la llegada de los inmigrantes.

 

Quienes sugieren un nuevo programa de braceros quieren evitar su establecimiento permanente en EE.UU. Precisan Taylor y Martin que, en realidad, ese tipo de programas no previenen tal acción, son difíciles de hacer cumplir en una economía agrícola llena de violaciones migratorias y laborales y no resultaría en mejoras a la economía del Valle Central.

 

La economía actual requiere de educación y capacitación que no tienen la mayoría de los inmigrantes ni sus hijos. Es difícil también lograr la entrada a la agricultura de personas que reciben asistencia social pues los contratistas de trabajadores agrícolas encuentran poco incentivo en contratarlas por temor de que presenten quejas de violaciones que se cometan a leyes laborales. Además, al generalmente no faltar trabajadores, los agricultores no tienen razón de invertir en reclutamiento y entrenamiento de quienes reciben asistencia social ni de tolerar malos hábitos de trabajo.

 

Otros proponen la sindicalización y un mejor cumplimiento de las leyes laborales y tributarias. Apuntan Taylor y Martin que no hay prospectos para la sindicalización generalizada y que ha bajado la disponibilidad política de hacer cumplir tales leyes. Se ha perdido además personal encargado de tal vigilancia por reducciones presupuestales previas.

 

Preocupa a muchos que se desarrolle una nueva zona de pobreza rural en el Valle Central al inmigrar mexicanos pobres a zonas agrícolas. La cantidad de dinero que realmente queda disponible a los trabajadores se ha reducido significativamente en las últimas dos décadas. Sin embargo, aunque ganen poco y existan oportunidades limitadas, ven mayor posibilidad de avance que en su país y sus ingresos son mayores de lo que serían en zonas rurales mexicanas. La mayoría deja de trabajar por temporada al cabo de 10 a 15 años. Sus hijos, educados en California, generalmente no trabajan en el campo.

 

El Valle de San Joaquín tiene el sistema agrícola más productivo del mundo. Tiene también cuatro de las zonas metropolitanas más pobres del país. El círculo vicioso que encontraron los investigadores - una mayor cantidad de trabajos agrícolas fomenta más inmigración, lo cual contribuye a más pobreza - amenaza con condenar esta región a condiciones aún más difíciles de resolver.

 

El Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) apoya su estrategia de mayor control en la frontera. Empero, el análisis de Taylor y Martin indica que el único impacto que se ha tenido es en el lugar por donde cruzan los inmigrantes y no en el número de indocumentados que deciden cruzar la frontera. Es más, el Estudio Binacional sobre Inmigración halló un aumento de inmigrantes indocumentados, no sólo que llegan sino que se quedan. La mayor vigilancia fronteriza hace que muchos que anteriormente pensaban regresar a su país al terminar la temporada de cosecha decidan quedarse en EE.UU. y criar aquí a sus familias. Esto crea mayor demanda de servicios públicos en las comunidades rurales de California y contribuye a la citada pobreza.

 

Avances tecnológicos han mejorado la productividad de la tierra pero no la productividad de los trabajadores agrícolas. La falta de inversión en maquinaria contribuyó al aumento del 17% en trabajos agrícolas durante los años 80, atrayendo a más inmigrantes tanto de México como del sur de Asia. Esto facilitó la expansión de métodos dependientes de la labor manual y redujo el incentivo de mecanizar los procesos.

 

Según los investigadores, esto, aunado a la disponibilidad de mano de obra dispuesta a trabajar por salarios bajos, hace que los ingresos de los trabajadores agrícolas no mejoren ni puedan disfrutar de empleos más estables. Por lo tanto, la prosperidad agrícola de California se refleja en el valor de la tierra y no en el valor de la mano de obra.

 

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By Myriam Grajales-Hall
Author - Communications Manager