Veinte preguntas que pueden predecir la obesidad

Mar 17, 2016

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Con solo hacer 20 preguntas sencillas sobre los hábitos alimenticios de la familia, los profesionales de la salud pueden ayudar a predecir las probabilidades que tienen los niños pequeños de sufrir de sobrepeso u obesidad en el futuro, de acuerdo con estudios realizados por científicos de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC (UC ANR, por sus siglas en inglés).

Este conocimiento permite a los profesionales identificar rápidamente dónde se requiere una intervención para cambiar conductas alimenticias antes de que los niños terminen con enfermedades crónicas causadas por una trayectoria poco saludable de aumento de peso.

El proyecto se llevó a cabo gracias a un esfuerzo colaborativo entre el laboratorio de ciencias de nutrición de Marilyn Townsend, especialista de Extensión Cooperativa de la UC con base en UC Davis y educadores del Programa Educativo Expandido de Alimentos y Nutrición de Extensión Cooperativa de la UC. Los fondos fueron aportados por subsidios del USDA y UC ANR.

Las 20 preguntas provienen de un cuestionario más extenso de Healthy Kids. Al elaborar la encuesta, los científicos se enfocaron en niños pequeños de familias de bajos ingresos, quienes se ven afectados por la crisis de obesidad de manera desproporcional. Al USDA le preocupan las estadísticas que muestran que, durante las últimas tres décadas, las tasas de obesidad y sobrepeso se han incrementado consistentemente.

Las organizaciones que trabajan con familias de bajos ingresos están ansiosas de determinar cuáles son las que necesitan ayuda para modificar sus hábitos alimenticios en el hogar para asegurar un futuro más sano para los niños. La redacción original de las preguntas de la encuesta se efectuó tras la lectura cuidadosa de docenas de reportes sobre estudios de investigación revisados por otros colegas. Townsend y su personal llevaron a cabo numerosas entrevistas con padres para reescribir las preguntas con el fin de que las personas con menos nivel educativo puedan entenderlo de la manera en la que los investigadores desean.

“Los padres tienen el control sobre el medioambiente de sus hijos. Ellos compran los alimentos y los sirven. Observamos qué es lo que están haciendo los padres que pudiera contribuir a la obesidad”, dijo Townsend.

Los investigadores identificaron 23 decisiones dietéticas que los padres estaban tomando y que parecían estar contribuyendo al aumento de peso de sus hijos. Los investigadores entonces escribieron 48 preguntas en relación a las 23 conductas.

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La creación de un cuestionario eficaz requirió de una amplia investigación y pruebas. Al final, el formato más efectivo incluyó imágenes de escenas familiares, y no de fotografías de archivo profesionales, un lenguaje sencillo y preguntas de opciones múltiples. La encuesta se puso a disposición en línea para las agencias que trabajan con familias de bajos recursos. Funciona, pero es extensa.

Reducir la encuesta se convirtió en el siguiente paso del laboratorio de Townsend.

El equipo de trabajo reclutó, con la ayuda de consejeros de nutrición, familia y ciencias del consumidor de UCCE, a 170 niños entre dos y cinco años y a sus padres. El personal midió la estatura y peso de los niños y tomó muestras de sangre en tres ocasiones durante el periodo de cuatro años que duró el estudio. Los padres también completaron la encuesta de 48 preguntas.

“Al registrar la estatura y peso y comparar los cambios a lo largo del tiempo, obtuvimos una idea clara de cuáles niños seguían una trayectoria de aumento de peso excesivo”, señaló Townsend. “Mediante las muestras de sangre, pudimos buscar biomarcadores que son indicativas de una inflamación, las cuales se relacionan con elecciones en el ambiente familiar”.

Mediante el uso de un análisis estadístico sofisticado, los científicos pudieron identificar las 20 preguntas con mayor indicativo de un aumento de peso no saludable y una mayor incidencia de biomarcadores que indicaban una inflamación de bajo grado en la sangre de los niños.

Las 20 preguntas son:

  1. ¿A qué hora se acuesta su hijo?
  2. ¿Con qué frecuencia come su hijo verduras?
  3. ¿Con qué frecuencia come su hijo frutas?
  4. ¿Con qué frecuencia bebe su hijo leche?
  5. ¿Qué tipo de leche bebe su hijo, entera, grasa reducida, baja en grasa o descremada o de soya?
  6. ¿Con qué frecuencia compra el padre o madre verduras – rara vez, algunas veces, siempre, etc.?
  7. ¿Con qué frecuencia compra el padre o madre frutas?
  8. ¿Con qué frecuencia tiene el niño fruta disponible para comer?
  9. ¿Cuántas horas al día ve televisión el niño?
  10. ¿Con qué frecuencia come el niño botanas como manzanas, plátanos o zanahorias?
  11. ¿Con qué frecuencia come el niño verduras durante el desayuno, almuerzo o cena?
  12. ¿Cuántos tipos de verduras come el niño al día?
  13. ¿Cuántas horas al día juega el niño juegos de video o computadora?
  14. ¿Cuántas veces al día come el niño dulces, pasteles o galletas?
  15. ¿Con qué frecuencia – todos los días, la mayoría de los días, algunos días, etc. – bebe el niño gaseosas o sodas?
  16. ¿Cuántas veces al día bebe el niño bebidas deportivas o azucaradas, Una a cinco veces?
  17. ¿Cuántas veces al día come el niño papitas fritas?
  18. ¿Cuántas veces a la semana come la familia alimentos fritos?
  19. ¿Retira el padre o madre la grasa de la carne antes de comerla?
  20. ¿Con qué frecuencia juega el padre o madre con su hijo al aire libre durante la semana?