University of California
Agricultura y Recursos Naturales

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Pat Crawford de la UC habla sobre la obesidad infantil

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El pasado 31 de mayo se celebró el inicio de la Novena Conferencia Bianual sobre Obesidad Infantil (9th Biennial Childhood Obesity Conference). Desde que fuera fundada hace 18 años por Pat Crawford, especialista de UC ANR, ha pasado a ser, de una pequeña reunión de investigadores, educadores y profesionales de la salud de California, a la reunión nacional más grande sobre el tema de obesidad/sobrepeso pediátricos.

Así que esta fecha parece ser el momento perfecto para revivir la conversación del 2015 con Rose Hayden-Smith, de UC's Food Observer y Crawford, actualmente directora principal de investigación del Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC ANR (UC ANR's Nutrition Policy Institute). Tal como Pat lo dijo en su entrevista—

“La falta de un cambio es algo riesgoso. Los Estados Unidos – junto con México – posee las tasas de obesidad más altas en el mundo industrializado. Con estas tasas de obesidad infantil extraordinariamente altas, nos encontramos en el camino hacia índices de enfermedades crónicas que se incrementan como nunca antes, incluyendo no solo la diabetes, sino también enfermedades del corazón y algunos cánceres, lo cual está incrementando los costos por atención médica y reduciendo la productividad.

Aún más alarmante resulta el dato poco conocido de que el 23 por ciento de los adolescentes de este país padecen actualmente de pre diabetes o diabetes de acuerdo con la medida actual de las pruebas sanguíneas de nuestro estudio nacional más grande de la salud (NHANES, por sus siglas en inglés). Algo está seriamente funcionando mal en una sociedad como la nuestra en la que tantos niños están creciendo con un alto riesgo de padecer enfermedades que son prevenibles”.

Usted puede leer la entrevista completa en inglés en el UC Food Observer. También encontrará una historia reciente sobre 45 jóvenes promotores de organizaciones de todo California que se unieron a la conferencia de este año para aunar sus voces jóvenes a esta conversación vital.

Posted on Wednesday, June 21, 2017 at 3:29 PM

¿La falta de sueño hace que niños mexicoamericanos sean propensos a la obesidad infantil?

In English.

De acuerdo con estadísticas nacionales, uno de cada cinco niños mexicoamericanos es obeso. Aunque los científicos coinciden en que la alimentación y ejercicio juegan un papel en la obesidad, los estudios también sugieren que los niños que no duermen lo suficiente podrían presentar un creciente riesgo de ser obesos. ¿Significa esto que los niños que no duermen lo suficiente tienen mayor tendencia a ser obesos debido a malos hábitos alimenticios y a que hacen menos ejercicio físico?

Los Institutos Nacionales de la Salud han entregado una partida de 895,620 dólares a Suzanna Martínez, investigadora asistente del Instituto de Políticas de Nutrición de la UC (NPI, por sus siglas en inglés) de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC, para que encuentre la respuesta a esta interrogante. Este será el primer estudio pediátrico que examinará las conductas de salud que vinculan el no dormir lo suficiente con la obesidad entre niños mexicoamericanos.

Los estudios han demostrado que los adultos que duermen poco podrían experimentar un cambio en sus metabolismos y hormonas, causando que coman más y sean más sedentarios al día siguiente.

Para explorar los efectos que el sueño tiene en la obesidad infantil, Martínez analizará los factores culturales que podrían tener un impacto en los hábitos de sueño de los niños mexicoamericanos y cómo afecta estos en su dieta y actividad física.

Martínez espera poder proveer una guía acerca de las conductas sobre las que habría que enfocarse para prevenir la obesidad.

“Algunos investigadores solo se enfocan en la alimentación, otros en la actividad física, mientras algunos más culpan al medioambiente, por lo que tenemos que mejorar el medioambiente en términos de ambiente alimenticio y oportunidades para mantenerse activos”, señaló Martínez. “Existe muy poca investigación dirigida a los tres aspectos de la conducta sobre la salud – sueño, alimentación y actividad física – porque existen muchos factores a considerar. Debemos conocer cuál de ellos tiene el mayor impacto en la prevención de la obesidad. ¿Es la falta de sueño, la alimentación o la actividad física o una combinación de los tres?”. En la actualidad, los programas existentes se enfocan mayormente en la alimentación y la actividad física.

Los factores sociales y culturales podrían afectar el sueño

En esencia, Martínez está combinando tres estudios diferentes en uno para evaluar el contexto del sueño y en qué forma afecta a la obesidad. El estudio, que tomará cinco años realizar, se llevará a cabo en dos fases.

La experta empezará por analizar la cultura, medioambiente y estado socioeconómico de las familias mexicoamericanas para identificar cuáles factores pueden estar relacionados con la duración del sueño.

Por ejemplo, Martínez dijo que “si los padres mexicoamericanos menos aculturados tienen horarios más estrictos o tempranos para que sus hijos se duerman, eso ¿es algo que los protege para que puedan tener un sueño óptimo, les protege menos o realmente es algo que importa?”.

Tras entrevistar a padres latinos para un estudio publicado en el 2015, Martínez se dio cuenta que vivir en condiciones hacinadas o vecindarios con un alto índice de delincuencia, indigencia y drogas puede tener un impacto en la vida de las familias latinas que viven en zonas urbanas.

El sueño y la actividad física y la dieta

En la segunda fase del estudio se evaluará, durante dos veranos, la duración del sueño de 40 niños mexicoamericanos de entre ocho y diez años que viven en el área de la Bahía de San Francisco.

Para registrar las horas de sueño y la actividad física, los niños que participen en el estudio usarán unos aparatos conocidos como acelerómetros durante el día y cuando duermen. Este pequeño aparato, parecido a un podómetro, se lleva en un cinto alrededor de la cadera.

Durante la primera semana del estudio de tres semanas, se les pedirá a los niños que duerman como lo hacen normalmente. Durante la segunda semana, a la mitad de los niños se le pedirá que duerma menos de ocho horas y a la otra mitad menos de 10 horas. En la tercera semana, los dos grupos serán cambiados al otro horario de sueño.

Las dietas de los niños serán medidas en base a lo que comieron en las últimas 24 horas. El viernes y sábado se les preguntará qué comieron el día anterior (jueves o viernes). Comenzando por el desayuno, los niños reportarán lo que comieron y bebieron durante las comidas y botanas.

Martínez evaluará si dormir de manera saludable o la falta de sueño la noche anterior tuvo un impacto en la alimentación y la actividad física al día siguiente.

“Con este estudio de intercambio, podremos obtener una comparación entre niños que duermen sus horas normales, los que obtienen un sueño saludable o los que no duermen lo suficiente y cómo ello tiene un impacto en cuanto a lo que comen y se mueven al siguiente día”, manifestó la experta.

No existe una guía para las horas de sueño en EUA

Para mantener un peso saludable, la Oficina para la Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud de Estados Unidos recomienda que los niños hagan por lo menos 30 minutos de actividad física al día y la Guía Dietética para Estados Unidos recomienda que los niños coman una dieta densa en nutrientes y calóricamente equilibrada. Pero la oficina gubernamental no cuenta en la actualidad con pautas nacionales sobre las horas que deben dormir los estadounidenses.

Martínez encontró en un estudio del 2014 que el 82 por ciento de los niños mexicoamericanos de ocho a diez años dormían menos de las 10 u 11 horas que recomendaba la Fundación Nacional del Sueño. Bajo la nueva recomendación hecha por la red de investigadores del sueño para que los niños de esa edad duerman de nueve a once horas, solo un 20 por ciento dormía menos de lo adecuado.

Necesitamos más investigación sobre las horas que deben dormir los niños antes de poder decir: ‘Dormir esta cantidad de horas podrá prevenir la obesidad'”, indicó Martínez.

Si su intuición es correcta, promover una cantidad de sueño óptima (por lo menos 10 horas para niños en edad escolar) podría ser un modo efectivo de reducir la obesidad infantil, y entender el papel que la cultura juega en la obesidad de niños mexicoamericanos, quienes cuentan con unas de las tasas más altas de obesidad, será la clave para diseñar soluciones efectivas.

Los estudios han demostrado que la obesidad contribuye a numerosos problemas de salud permanentes, incluyendo enfermedades cardiacas, embolias, diabetes e hipertensión. Uno de cada cuatro niños con sobrepeso se convierte en un adulto obeso y las enfermedades como la diabetes se están presentando antes de la edad adulta. Datos nacionales muestran que el 14 por ciento de los niños anglosajones están clasificados como obesos, comparados con 21 por ciento de los niños latinos. Con los niños latinos enfrentándose a un creciente riesgo, Martínez está decidida a encontrar las causas de esta disparidad y crear formas efectivas para reducir la obesidad entre los niños mexicoamericanos.

Este estudio sobre la obesidad infantil está siendo financiado mediante un premio denominado K01 Career Development Award entregado por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre de los Institutos Nacionales de la Salud. Martínez también ha sido aceptada en el Programa de Investigadores K de la UC San Francisco (K Scholars Program at UC San Francisco), donde recibirá el apoyo y orientación de sus colegas para realizar su estudio.

Posted on Monday, September 26, 2016 at 9:13 AM

Combatiendo la obesidad infantil: un enfoque que requiere un cambio de sistemas

Los murales en las escuelas refuerzan visualmente el mensaje sobre un estilo de vida saludable. Este mural se encuentra en la primaria Sierra House en Lake Tahoe.

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La consigna es clara: lancen un esfuerzo a nivel estatal para integrar los programas de educación sobre nutrición financiados a través de la USDA. Aborden la obesidad infantil y la inseguridad alimentaria de manera holística, pero a la vez específica. Hagan esto enfocándose en políticas, sistemas y medioambiente que tomen a la vez ventaja de la participación y recursos comunitarios con el fin de crear sustentabilidad a nivel local y háganlo cuando los fondos de los programas SNAP-Ed están reduciéndose.

Pero, ¿realmente cómo se vería este esfuerzo integrado en la práctica? ¿Cómo podría un simple esfuerzo entretejer juntas a las muchas agencias, actores y sistemas que influyen en los primeros años de un niño, en la elección de alimentos de una familia y en las actividades escolares y comunitarias? ¿Cómo podrían las personas sentadas alrededor de una mesa, algunos reunidos por primera vez, unirse en torno a una visión compartida, sin olvidar las estrategias de mutuo acuerdo?

Un problema multifacético como la obesidad infantil requiere de un enfoque sobre salud pública similarmente complejo para satisfacer el desafío. Es así que bajo esta consigna la UC CalFresh ha venido trabajando, durante los pasados cuatro años, en torno a la educación sobre nutrición y la prevención de la obesidad a lo largo de California y en conjunto con el Departamento de Servicios Sociales de California, el Departamento de Salud Pública de California, el Departamento para el Envejecimiento de California y Caridades Católicas, todo con el fin de redefinir el Programa-Educación de Asistencia Suplementaria sobre Nutrición, conocido como SNAP-Ed (el cual es financiado por el Servicio de Alimentos y Nutrición de la USDA). 

La misión de SNAP-Ed en California es inspirar y darles poder a los californianos marginados para mejorar su salud y la salud de sus comunidades promoviendo la concienciación, educación y cambios comunitarios a través de diversas sociedades, dando como resultado la adopción de una alimentación saludable y una vida activa.

El trabajo de SNAP-Ed es ejecutado a través de planes de trabajo integrados dirigidos por el condado, los cuales ahora incluyen cambios en políticas, sistemas y el medioambiente (PSE, por sus siglas en inglés) en el cuerpo de trabajo previamente visto como un programa educativo directo en escuelas y comunidades. Al agregar las actividades de PSE al trabajo de SNAP-Ed se reconoce que el enfoque basado en los cambios de sistemas que aborde de manera extensa la salud nutricional donde la gente vive, aprende, trabaja y juega, garantiza de la manera más efectiva que los niños y sus familias se beneficien de los esfuerzos educativos de SNAP-Ed.

Los primeros años en la vida de un niño pueden determinar el resto de su desarrollo.

La asistencia técnica a través de la educación sobre alimentos y el manejo de recursos alimentarios aunado a la asistencia que reciben miembros de la comunidad con el fin de que hagan cambios en su medioambiente es un método viable de crear un cambio sustentable. Estos tipos de cambios extensivos en las escuelas y comunidades han sido citados recientemente en un reporte de Robert Wood Johnson para ayudar a los niños a crecer teniendo un peso saludable.

  • Afrontar obstáculos como el acceso a frutas y verduras frescas a bajo costo, la existencia de áreas de recreo seguras, rutas seguras para ir a la escuela y programas/currículos que promuevan la actividad física son aspectos importante en la iniciación de cambios en la salud y estilo de vida comunitarios que puedan perdurar para siempre.
  • En colaboración con el Departamento de Transportación o programas del medioambiente como Resilient Schools se puede fusionar el trabajo que se realiza sobre nutrición con el de aquellos que trabajan en otras áreas que contribuyen a promover una comunidad segura y saludable.
  • La políticas de bienestar escolar que promueven una buen alimentación y actividad física institucionalizan la elección de un estilo de vida saludable.
  • Los programas como Smarter Lunchroom Movement (Movimiento para una Cafetería más Saludable) ayuda a que la decisiones saludables de las escuelas y estudiantes en cuanto a alimentos y bebidas sean la opción más fácil.
  • El apoyo a las medidas del medioambiente como los murales en las cafeterías o escuelas/comunidades refuerzan visualmente los mensajes principales. Los dibujos sobre frutas y verduras que se exhiben en las áreas de juegos de las escuelas expresan importantes mensajes y ayudan a motivar a los estudiantes a moverse y jugar a la vez que refuerzan las lecciones aprendidas en el salón de clases.
  • Las lecciones basadas en huertos facilita a los estudiantes y miembros de la comunidad la exploración de métodos a bajo costo para incorporar frutas y verduras a su plan alimenticio diario. Los estudios demuestran que las experiencias sobre nutrición y el trabajo en huertos, vinculados a estándares académicos para un grupo de edad específica, puede incrementar el consumo de frutas y verduras y actividad física.

Ahora, exploremos la forma en las que estos cambios, en este tipo de trabajo ejecutado a través de SNAP-Ed, están preparando a las comunidades de California para combatir la obesidad infantil.

Existe un acuerdo general a través de la investigación de que los primeros años de vida de un niño pueden determinar el resto de su desarrollo. A la par de divisiones ideológicas, existe un consenso en relación a que tiene sentido invertir a temprana edad — para ayudar a estudiantes a desarrollar hábitos saludables que pueden durar toda la vida — para obtener un alto rendimiento en las inversión del dinero público.

Como ya se describió, los socios que reciben o no fondos de SNAP-Ed en las comunidades están combatiendo la obesidad infantil e inseguridad alimentaria desde múltiples frentes. Esta batalla se ha iniciado en base a cinco ayudas encaminadas al cambio:

  • Ofreciendo una currículo de educación y asistencia técnica directos sobre nutrición basado en evidencia
  • Creando colaboraciones a nivel estatal y local
  • Usando datos para informar sobre estrategias
  • Creando compromisos entre las partes interesadas
  • Enfrentar el cambio de políticas y prácticas

Sin embargo, al final, el apoyo por parte de los socios de SNAP-Ed que reciben fondos requiere de un liderazgo comunitario y una participación a largo plazo para tener éxito. Cada comunidad está armada con conocimiento esencial sobre el contexto local para que estas medidas tengan sentido y para continuar con estas oportunidades emergentes.

A niveles estatal y local, el desarrollo e implementación de planes de trabajo integrados con los miembros de la comunidad son un proyecto que delinea el curso de cada condado.

A nivel estatal, los últimos cuatro años del desarrollo de los planes de trabajo integrado de SNAP-Ed crearon varias lecciones en la evolución del cambio en los sistemas.

Escuche y lea

Entre más escuchamos y apoyamos a los miembros de la comunidad, trayendo sus ideas al frente de nuestro trabajo, más sustentables se volverán nuestros esfuerzos.

Conecte los puntos y participe

La fragmentación y barreras crean un sector diverso pero desconectado. Comuníquense y conéctense lo más posible.

Creen una declaración de misión y valores que unifiquen – y luego operen de manera transparente

Conforme conocen a los miembros y organizaciones de la comunidad con los que están trabajando -- juntos creen su declaración de misión y valores y hagan de ella su “llamado a las armas” para consolidar — y luego trabajen juntos para cumplir con sus objetivos mutuos.

Acoja las tensiones

Los diferentes escenarios, estándares y normas sociales crean tensiones — los cambios exitosos en los sistemas se enfrentan, en lugar de evadir, a estas tensiones…sean respetuosos y “déjense llevar”.

Acojan un enfoque a largo plazo/celebren las “victorias” a plazo corto

Conforme analizan los muchos factores que llevan a la obesidad infantil y seguridad alimentaria, use las estrategias de cambio de sistemas a largo plazo, acoja el compromiso sostenido y celebre los éxitos, no importa cuán pequeños sean.

Sea adaptable pero con un propósito

Reflexione sobre cuán diferentes trabajan las diversas organizaciones y entienda que sus perspectivas pueden ser el resultado de su punto de ventaja. Trate de calzarse los zapatos de otra organización o persona, reconozca sus impedimentos y luego trabajen unidos teniendo esto en mente. Las buenas estrategias se moldean con reflexión y dirección con el entendimiento de que podría haber la necesidad de corregir el curso.

Mantenga una resolución unificada

Un reciente reporte de la Fundación Robert Wood Johnson concluyó que entre el 2005 y 2010 California vio una “modesta pero significativa reducción” en la tasa de obesidad infantil del 1.1 por ciento en los grados 5, 7 y 9. Además, un reporte de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades del 2013 mostró una mejora en la salud de los estudiantes de preescolar de California inscritos en programas sobre nutrición federales. El reporte citó que “las tasas de obesidad entre niños de dos a cuatro años pertenecientes a familias de bajos recursos se redujo en un 2.9 por ciento de un 17.7 por ciento en el 2008 a un 16.8 por ciento en el 2011”. Esta información habla sobre la importancia de un enfoque integral para la prevención de la obesidad infantil. Además, hace énfasis sobre la importancia del trabajo en equipo provisto por una red de agencias estatales y locales que actúan en conjunto con miembros de la comunidad para marcar una diferencia en las vidas de los niños.

Información sobre California reportada por la Fundación Robert Wood Johnson del 2016:

  • Desde el 2004, las escuelas han retirado los refrescos gaseosos y otras bebidas endulzadas con azúcar de las instalaciones
  • Desde el 2007, las escuelas han limitado las calorías, grasa saturada, grasa y azúcar en los bocadillos que venden en sus instalaciones.
  • Desde el 2012, los distritos escolares han sido requeridos a ofrecer agua potable y gratuita en sus áreas de cafetería.
  • Desde el 2006, se han comprometido 40 millones de dólares en fondos estatales para la educación física en las escuelas primarias.
Posted on Friday, July 22, 2016 at 2:35 PM

Veinte preguntas que pueden predecir la obesidad

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Consumir verduras puede ser un indicativo de si un niño está en riesgo de sufrir de obesidad.
Con solo hacer 20 preguntas sencillas sobre los hábitos alimenticios de la familia, los profesionales de la salud pueden ayudar a predecir las probabilidades que tienen los niños pequeños de sufrir de sobrepeso u obesidad en el futuro, de acuerdo con estudios realizados por científicos de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC (UC ANR, por sus siglas en inglés).

Este conocimiento permite a los profesionales identificar rápidamente dónde se requiere una intervención para cambiar conductas alimenticias antes de que los niños terminen con enfermedades crónicas causadas por una trayectoria poco saludable de aumento de peso.

El proyecto se llevó a cabo gracias a un esfuerzo colaborativo entre el laboratorio de ciencias de nutrición de Marilyn Townsend, especialista de Extensión Cooperativa de la UC con base en UC Davis y educadores del Programa Educativo Expandido de Alimentos y Nutrición de Extensión Cooperativa de la UC. Los fondos fueron aportados por subsidios del USDA y UC ANR.

Una de las 20 preguntas incluye si los menores juegan al aire libre.
Las 20 preguntas provienen de un cuestionario más extenso de Healthy Kids. Al elaborar la encuesta, los científicos se enfocaron en niños pequeños de familias de bajos ingresos, quienes se ven afectados por la crisis de obesidad de manera desproporcional. Al USDA le preocupan las estadísticas que muestran que, durante las últimas tres décadas, las tasas de obesidad y sobrepeso se han incrementado consistentemente.

Las organizaciones que trabajan con familias de bajos ingresos están ansiosas de determinar cuáles son las que necesitan ayuda para modificar sus hábitos alimenticios en el hogar para asegurar un futuro más sano para los niños. La redacción original de las preguntas de la encuesta se efectuó tras la lectura cuidadosa de docenas de reportes sobre estudios de investigación revisados por otros colegas. Townsend y su personal llevaron a cabo numerosas entrevistas con padres para reescribir las preguntas con el fin de que las personas con menos nivel educativo puedan entenderlo de la manera en la que los investigadores desean.

“Los padres tienen el control sobre el medioambiente de sus hijos. Ellos compran los alimentos y los sirven. Observamos qué es lo que están haciendo los padres que pudiera contribuir a la obesidad”, dijo Townsend.

Los investigadores identificaron 23 decisiones dietéticas que los padres estaban tomando y que parecían estar contribuyendo al aumento de peso de sus hijos. Los investigadores entonces escribieron 48 preguntas en relación a las 23 conductas.

La creación de un cuestionario eficaz requirió de una amplia investigación y pruebas. Al final, el formato más efectivo incluyó imágenes de escenas familiares, y no de fotografías de archivo profesionales, un lenguaje sencillo y preguntas de opciones múltiples. La encuesta se puso a disposición en línea para las agencias que trabajan con familias de bajos recursos. Funciona, pero es extensa.

Reducir la encuesta se convirtió en el siguiente paso del laboratorio de Townsend.

El equipo de trabajo reclutó, con la ayuda de consejeros de nutrición, familia y ciencias del consumidor de UCCE, a 170 niños entre dos y cinco años y a sus padres. El personal midió la estatura y peso de los niños y tomó muestras de sangre en tres ocasiones durante el periodo de cuatro años que duró el estudio. Los padres también completaron la encuesta de 48 preguntas.

“Al registrar la estatura y peso y comparar los cambios a lo largo del tiempo, obtuvimos una idea clara de cuáles niños seguían una trayectoria de aumento de peso excesivo”, señaló Townsend. “Mediante las muestras de sangre, pudimos buscar biomarcadores que son indicativas de una inflamación, las cuales se relacionan con elecciones en el ambiente familiar”.

Mediante el uso de un análisis estadístico sofisticado, los científicos pudieron identificar las 20 preguntas con mayor indicativo de un aumento de peso no saludable y una mayor incidencia de biomarcadores que indicaban una inflamación de bajo grado en la sangre de los niños.

Las 20 preguntas son:

  1. ¿A qué hora se acuesta su hijo?
  2. ¿Con qué frecuencia come su hijo verduras?
  3. ¿Con qué frecuencia come su hijo frutas?
  4. ¿Con qué frecuencia bebe su hijo leche?
  5. ¿Qué tipo de leche bebe su hijo, entera, grasa reducida, baja en grasa o descremada o de soya?
  6. ¿Con qué frecuencia compra el padre o madre verduras – rara vez, algunas veces, siempre, etc.?
  7. ¿Con qué frecuencia compra el padre o madre frutas?
  8. ¿Con qué frecuencia tiene el niño fruta disponible para comer?
  9. ¿Cuántas horas al día ve televisión el niño?
  10. ¿Con qué frecuencia come el niño botanas como manzanas, plátanos o zanahorias?
  11. ¿Con qué frecuencia come el niño verduras durante el desayuno, almuerzo o cena?
  12. ¿Cuántos tipos de verduras come el niño al día?
  13. ¿Cuántas horas al día juega el niño juegos de video o computadora?
  14. ¿Cuántas veces al día come el niño dulces, pasteles o galletas?
  15. ¿Con qué frecuencia – todos los días, la mayoría de los días, algunos días, etc. – bebe el niño gaseosas o sodas?
  16. ¿Cuántas veces al día bebe el niño bebidas deportivas o azucaradas, Una a cinco veces?
  17. ¿Cuántas veces al día come el niño papitas fritas?
  18. ¿Cuántas veces a la semana come la familia alimentos fritos?
  19. ¿Retira el padre o madre la grasa de la carne antes de comerla?
  20. ¿Con qué frecuencia juega el padre o madre con su hijo al aire libre durante la semana?

 

 

 

 

 

Posted on Thursday, March 17, 2016 at 2:36 PM

De la granja a los dedos: las escuelas proveen frutas y verduras frescas para las comidas de los niños

El Congreso del país considera la reautorización de la Ley Niños Saludables y sin Hambre del 2010.

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Varios estudiantes ponen sus tenedores a un lado para empezar a comer su ensalada tomando con sus dedos hojas de lechuga para llevárselas a la boca. Yo no me encontraba allí para juzgar su estilo de comer, era tan solo una observación mientras recorría con la mirada la cafetería, adornada con banderines de papel cortado a mano, para ver cuántos niños habían tomado una ensalada para comer.

Si las frutas y verduras frescas estuvieran disponibles, los niños optarían por comerlas.
A los niños se les requiere tomar por lo menos una ración de media taza de frutas o verduras frescas como parte de una comida saludable con el fin de cumplir con los estándares nacionales de nutrición, pero me percaté que estaban comiendo de manera voluntaria las verduras de hojas verdes y rebanadas de naranja.

Los niños habían elegido esa comida por si mismos en una nueva barra de alimentos donde escogen a su gusto y la cual fue posible gracias a un subsidio de la USDA dirigido a motivar a los niños a comer almuerzos escolares más saludables. El Departamento de Agricultura de EUA ha estado proveyendo una serie de subsidios desde el 2013 para actualizar el equipo de cocina y cafetería escolares. La primaria Ygnacio Valley es parte del Distrito Escolar Unificado de Mount Diablo, el cual fue acreedor del subsidio de la USDA.

Aproximadamente una tercera parte de niños de California sufren de sobrepeso u obesidad, a los cuales se les asocia con graves riesgos contra la salud.

De acuerdo con el Pew Charitable Trusts, un 93 por ciento de los distritos escolares de California (93 percent of school districts in California) y un 88 por ciento a nivel nacional, requieren de por lo menos una pieza de equipo para servir alimentos nutritivos a los estudiantes de manera más eficaz.

Los estudiantes de la primaria Ygnacio Valley se sirven en la nueva barra de alimentos.
Gracias a fondos aportados por Pew Charitable, el Instituto de Políticas sobre Nutrición de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California está llevando a cabo estudios en escuelas seleccionadas de California, incluyendo la primaria Ygnacio Valley, para evaluar los efectos del programa de subsidios de la USDA.

Kenneth Hecht, director de políticas del Instituto de Políticas sobre Nutrición, organizó una visita el 3 de septiembre del congresista Mark Desaulnier y ejecutivos de la USDA al Distrito Escolar Unificado de Mount Diablo para ver las mejorías que se han hecho.

El distrito escolar sirve alrededor de 20,000 comidas al día, de las cuales casi la mitad, 46.2 por ciento, son gratuitas o de precio reducido para niños de familias de recursos limitados. Tras reemplazar un refrigerador comprado en 1973 por una nueva cámara frigorífica, la cocina central puede almacenar y servir el doble de frutas y verduras frescas y al mismo tiempo ahorra en gastos de electricidad, dijo Anna Fisher, directora de Servicios de Alimentos y Nutrición del distrito escolar de Mount Diablo.

La nueva barra permite que los alimentos sean exhibidos para que los niños puedan elegir sus propios alimentos a diferencia de antes, cuando cada charola era servida por un empleado y entregada a los estudiantes.

La charola del almuerzo de un estudiante. Fotografía por Dieanna Davis.
“Hemos visto que cuando un niño escoge sus propios alimentos, estos se desperdician menos”, señaló Fisher.

“Los ejemplos que estamos viendo en el Distrito Escolar Unificado de Mount Diablo ilustran perfectamente lo que estos subsidios de la USDA pueden hacer, como adquirir alimentos para servir comidas más saludables a los niños”, agregó Hecht.

“En la cocina central, la moderna cámara frigorífica almacena las cantidades grandes de frutas y verduras frescas que el distrito necesita para cocinar localmente comidas saludables y frescas y para mantener las barras de ensaladas bien surtidas”, manifestó Hecht. “La nueva barra de alimentos de la escuela primaria significa que los niños pueden moverse rápidamente en la línea escoger sus alimentos frescos a la temperatura adecuada y tener mayor tiempo para comer en la mesa”.

El congresista DeSaulnier, quien comió el almuerzo con los niños, está patrocinando la Ley de Modernización Alimentaria de las Escuelas School Food Modernization Act (HR 3316) para continuar fortaleciendo el programa de subsidios de la USDA.

Otra propuesta legislativa federal dirigida a mejorar la alimentación infantil es la Ley de Niños Saludables y sin Hambre del 2010 (The Healthy, Hunger-Free Kids Act of 2010), la cual incluye el apoyo del programa de la granja a la escuela y caduca el 30 de septiembre del 2015.

“Este otoño es crucial para el futuro de los programas de la granja a la escuela (Farm to School programs) de todo el país”, dijo Gail Feenstra, subdirectora del Programa de Investigación y Educación para una Agricultura Sustentable de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC.

Ken Hecht, izquierda; Mark DeSaulnier, centro y Jesús Mendoza, administrador regional de la USDA, viendo la nueva cámara frigorífica.
El pasado 2 de septiembre, SAREP y el Instituto de Política sobre el Medioambiente del Colegio Occidental auspiciaron un recorrido de los sitios del programa de la granja a la escuela del Distrito Escolar Unificado de Riverside en donde los participantes del área de Los Ángeles pudieron reunirse con los granjeros, chefs escolares, directores de servicios de cafetería, promotores, investigadores y estudiantes de primaria y ser testigos de primera mano de los beneficios y retos que conlleva el proveer frutas y verduras frescas de la granja a los escolares del sur de California.

Las escuelas de Riverside han hecho la transición de calentar comidas pre empacadas a comprar frutas y verduras frescas cosechadas localmente y preparar comidas frescas en sus instalaciones.

De acuerdo con Kirsten Roloson, directora de Servicios de Nutrición y Adleit Asi, gerente de operaciones, el distrito escolar de Riverside compra ahora 400,000 dólares en frutas y verduras de granjeros locales. Uno de los granjeros, Bob Knight, quien vende naranjas y otros productos frescos al distrito escolar de Riverside, dijo que ahora está ganando de cinco a siete veces más dinero vendiendo a las escuelas que lo que ganaba antes.  

El chef del RUSD Chef Ryan, muestra a los visitantes su ensalada de verano hecha con productos frescos cultivados localmente.
“Los programas de la granja a la escuela incrementan el acceso a frutas y verduras frescas y saludables entre los niños en edad escolar, a la vez que apoyan a las granjas locales”, señaló Feenstra. Agregó que, en California, 2,626 escuelas participan en los programas de la granja a la escuela, sirviendo a 1.8 millones de estudiantes y comprando más de 51 millones de frutas y verduras frescas a granjeros locales de California.

El 29 de septiembre, Feenstra inició un recorrido similar del programa de la granja a la escuela para legisladores en Sacramento.

Por otro lado, el Distrito Escolar Unificado de Mount Diablo fue también recipiente de la beca de Planeación de la Granja a la Escuela de la USDA, mediante la cual el pasado 21 de septiembre se capacitó a los maestros de la primaria Sequoia sobre el tema”.

"Con un equipo nuevo y frutas y verduras frescas, las escuelas preparan comidas escolares más saludables y apetecibles, las cuales podrían ser lo más nutritivo que un niño come en ese día”, dijo Hecht.

Sin importar si los niños comen con el tenedor o las manos, la calidad nutritiva de los alimentos que comen puede afectar sus vidas a largo plazo.

La Iniciativa Alimentaria Global de la Universidad de California tiene como objetivo colocar al mundo en camino a autoalimentarse de manera sustentable y nutritiva. Al construir sobre esfuerzos ya existentes y crear nuevas colaboraciones entre los 10 campus de la UC, laboratorios nacionales afiliados y la División de Agricultura y Recursos Naturales, la iniciativa desarrollará y exportará soluciones para la seguridad alimentaria, salud y sustentabilidad a través de California, Estados Unidos y el mundo entero.

Las frutas y verduras del Distrito Escolar Unificado de Riverside son compradas frescas y enetres de granjas locales y preparadas en sus instalaciones.

 

Posted on Friday, October 16, 2015 at 3:32 PM

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