ALAMEDA – (UC) – En marzo, se celebra el Mes Nacional de la Mujer, fecha en la que se rinde homenaje a la mujer por sus invaluables contribuciones a la familia, la comunidad, la educación, la economía y las ciencias, entre otros campos.
Y es evidente, de igual manera, que en Extensión Cooperativa de la Universidad de California hay latinas que se destacan por su trabajo de investigación y educación y por sus esfuerzos para mejorar el bienestar de sus comunidades.
Una de ellas es Lucrecia Farfán-Ramírez, mujer emprendedora y multifacética a cargo de la oficina de Extensión Cooperativa de la UC en el condado de Alameda, y organizadora de muchos proyectos encaminados a proteger y mejorar la salud y bienestar de las comunidades de bajos ingresos.
Farfán-Ramírez, especialista en salud y nutrición y quien está terminando un doctorado en educación y salud pública, hizo una pauta en sus muchas actividades para compartir sus experiencias personales respecto a dos temas cruciales para los latinos: la educación superior y la salud.
La investigadora peruana relató que llegó a los Estados Unidos a los 17 años de edad con el sueño de graduarse de una universidad. “Mi padre nos inculcó que la educación es el arma más grande; la herramienta necesaria para poder determinar mi futuro”.
Recién llegada a este país, lo primero que hizo fue inscribirse en una escuela donde daban clases de inglés como segundo idioma. Luego ingresó a un colegio comunitario donde estudió una carrera vocacional en enfermería pues planeaba trabajar y ahorrar dinero para pagar la universidad. Pero los planes que tenía se le truncaron por falta de recursos económicos. Nadie le había informado que había ayuda financiera, y le tomó varios años ingresar a la universidad. “Yo no sabía que había consejeros escolares, no sabía qué clases tomar y tomaba clases sólo por tomarlas así que me llevó un buen tiempo entrar a la universidad”, expresó Farfán-Ramírez
Así, por experiencia propia, la investigadora sabe que la barrera más grande que tienen los estudiantes inmigrantes, no es el inglés porque éste se aprende. Ni la falta de recursos económicos pues hay programas de ayuda financiera, sino el complejo sistema educativo de este país en el cual es fácil perderse.
“Para ir a la universidad, no debes preocuparte si no tienes dinero porque hay una abundancia de recursos; el problema es que la ayuda está muy escondida, muy burocratizada y es fácil quedarse afuera”, puntualizó la especialista.
Farfán-Ramírez añadió que aunque la mayoría de los programas de ayuda financiera para la universidad se brindan también en español, eso no es suficiente puesto que lo que hace falta es aprender a navegar el sistema educativo y, para lograrlo, se necesita de un guía.
“Yo les digo a los estudiantes que desde que están en la secundaria se busquen un mentor, una persona que conozca el sistema; es casi seguro que esa persona ya pasó por los mismo problemas que tú y podrá enseñarte qué hacer”, dijo.
La educadora manifestó que la obligación moral de los padres no es sólo proveer lo básico; también es vital que fomenten en los hijos una cultura o amor por la educación.
“Los padres son muy importantes; ellos deberían inspirar a sus hijos y, la manera de hacerlo, es platicando con ellos” observó Farfán-Ramírez. Sugirió que en las comidas y reuniones familiares los padres aprovechen ese tiempo que es muy valioso para hablar con los hijos sobre su futuro. “Siempre hay que preguntarles a nuestros niños ¿qué quieres estudiar?, ¿dónde quieres estudiar?”
Farfán-Ramírez sostuvo que los padres no deberían negar a sus hijas el apoyo para ir a la universidad, lo cual dijo le ha tocado ver con frecuencia entre muchas familias de inmigrantes latinos; y añadió que la mujer también debe educarse y ser económicamente independiente.
“Yo vengo de una familia donde las mujeres son jefas, son las que han llevado a sus esposos adelante y eso se lo debemos a la abuela paterna que aunque se dedicó al trabajo doméstico le enseñó a todas las tías que para triunfar era necesario educarse”.
Y hablando de la mujer, Farfán-Ramírez se enfocó en un segundo tema que le apasiona: el cuidado de la salud.
La educadora en nutrición dijo que el tesoro más valioso de un ser humano es la salud, y para alargar la vida y evitar enfermedades crónicas hay que tener una buena alimentación. De hecho, la investigadora es la titular del programa Community Nutrition y Movilization en el Condado de Alameda, un programa que enseña a niños y padres a comer saludable.
Farfán-Ramírez compartió estas otras recomendaciones:
- "Enfócate en la salud y no en el peso". - Cuando no se come saludablemente, esto a largo plazo acarrea enfermedades crónicas. “Casi el setenta por ciento de las enfermedades crónicas están relacionadas con las cosas que comemos y con la falta de actividad física”, enfatizó la investigadora, y sugirió que no se debe comer sólo por calmar el hambre, sino para dotar al cuerpo de los nutrientes necesarios para gozar de buena salud; de ahí la importancia de comer más frutas y vegetales.
- "No le digas a tu hijo que haga ejercicio, ¡ponle el ejemplo!" - Es importante implementar un programa familiar de ejercicio para brindar apoyo al niño o niña que tiene problemas de sobrepeso. “Si ves que tú niño está gordito, no le digas ¡corre!; mejor haz un esfuerzo por caminar y salir juntos en familia”, precisó Farfán-Ramírez. Y agregó que el ejercicio en familia es más divertido y la mejor manera de incorporar este hábito saludable en la rutina familiar.
- "Mujeres, hay que ser un poco egoístas". – La organizadora comunitaria reiteró que las mujeres deben aprender a dedicarse tiempo a sí mismas para cuidarse, platicar con las amigas y hacer ejercicio juntas; estas son cosas simples pero muy valiosas que no se deben dejar perder aún cuando estén muy ocupadas cuidando del hogar y de sus seres queridos.
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