Aug 21, 2008
Por Howard Rosenberg
Especialista en Administración laboral agrícola
Extensión Cooperativa de la Universidad de California
1. El funcionamiento del cuerpo depende de la circulación de la sangre y de muchas reacciones químicas que ocurren mejor a una temperatura de unos 98.6 grados. El cuerpo cuenta con mecanismos naturales para aumentar o bajar el calor y así mantener la temperatura “normal.”
2. La principal fuente de calor que puede afectarle es su propio cuerpo. Tres cuartas partes de la energía que genera para trabajos físicos se convierte en calor y sólo una cuarta parte en movimiento. Cuando su cuerpo está activo, usualmente genera más calor del que necesita y, por lo tanto, tiene que deshacerse de un poco de calor.
3. Entre más fuerte trabaje, más rápidamente genera calor, y el cuerpo tiene que deshacerse de más calor también. El clima caluroso y la alta humedad aumentan el riesgo de insolación al retardar la transferencia de calor del cuerpo al aire a su alrededor.
4. Cuando el calor eleva su temperatura interna, el ritmo del corazón aumenta y los vasos sanguíneos se dilatan para llevar más sangre a la superficie de la piel, desde donde el calor que hasta allí llega puede evaporarse.
5. Si no hay un escape como este para el exceso de calor o si el aire a su alrededor es más cálido que la temperatura de su cuerpo, las glándulas sudoríparas entran en acción. Absorben agua del flujo sanguíneo para crear el sudor que lleva el calor por los poros hasta la superficie de la piel donde se evapora, soltando el calor.
6. Cuando más sangre va a la superficie para enfriar el cuerpo, hay menos sangre disponible para los músculos, cerebro y otros órganos internos. Un sudor prolongado le roba mucha agua a la sangre, mermando así su capacidad de llevar nutrientes, deshacerse de desechos, lubricar coyunturas y enfriar el cuerpo más tarde. Al sudar, usted puede fácilmente perder un cuarto de galón de agua por hora si trabaja en labores pesadas y en temperaturas cálidas, y ¾ de galón si el trabajo es menos pesado.
7. Si el cuerpo sigue perdiendo fluidos, es muy probable que experimente síntomas, cada vez más severos, de agotamiento por el calor: malestar general, pérdida de coordinación y energía, debilidad, dificultad para concentrarse, irritabilidad, calambres y dolor en los músculos, fatiga, visión borrosa, dolor de cabeza, mareo, náusea, confusión y pérdida del conocimiento. Estos síntomas y otros menos severos, pueden aumentar las probabilidades de que tenga una lesión a causa de un accidente.
8. La manera más eficaz de reducir estos riesgos mientras trabaja es reponiendo de manera continua el agua que pierde al sudar. Beber pequeñas cantidades de agua, como 6 a 8 onzas cada 15 minutos es más eficaz que beber más agua pero con menos frecuencia.
9. Esperar para beber agua hasta que se tiene sed es muy peligroso. La mayoría de nosotros no sentimos sed sino hasta que la pérdida de agua alcanza el 2% del peso del cuerpo, y el efecto de esta pérdida ya se está dejando sentir.
10. Al notar síntomas de malestar por el calor, descanse para que el cuerpo deje de generar calor; beba agua e infórmele a su supervisor tan pronto como pueda. Si la pérdida de agua alcanza el 8% del peso del cuerpo, corre un serio peligro de sufrir una insolación, una emergencia que pone en peligro su vida al no recibir oxígeno el cerebro y el cuerpo no poder enfriarse. ¡No permita que la situación llegue a tal punto! Pero si esto ocurre, ¡pida ayuda médica de inmediato!