Los defensores del impuesto a las gaseosas se encuentran en altibajos políticos

Jul 26, 2019

Los defensores del impuesto a las gaseosas se encuentran en altibajos políticos

Jul 26, 2019

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Cuando Genoveva Islas tenía 12 años, era responsable de ponerle las inyecciones de insulina a su tía diabética.

“Mi tía perdió los dedos de los pies, su pierna y su vida”, mencionó Islas. “Esta es una lucha muy importante”.

Islas es directora del programa Cultiva La Salud de Fresno, cuyo enfoque es combatir los malos hábitos alimenticios e inactividad física en el Valle de San Joaquín. La lucha a la que Islas se refiere es la “guerra contra las gaseosas”, una lucha por reducir la cantidad de bebidas azucaradas (SSB, por sus siglas en inglés) que los estadounidenses consumen. Las SSB son la fuente principal de azúcar en la alimentación de los estadounidenses, conformando casi la mitad del consumo de azúcar. Se han vinculado de manera inequívoca al aumento en los casos de obesidad, diabetes, enfermedades del corazón, hígado, caries y algunos cánceres.

Islas habló sobre el trágico destino de su tía durante la Conferencia sobre Obesidad en California 2019, la cual se llevó a cabo recientemente en Anaheim, donde 1,025 líderes de salud pública, científicos y políticos se reunieron para compartir estrategias para superar la crisis de obesidad infantil en Estados Unidos. Ella fue parte de un panel sobre la propuesta para imponer un impuesto a las bebidas azucaradas con el objetivo de reducir el consumo de SSB y financiar programas de salud comunitarios.

“Estoy aquí porque creo que la salud es un derecho, no un lujo”, manifestó Islas. “Un impuesto a las gaseosas es una pelea por la comunidad que amo”.

Los detractores del impuesto a las gaseosas argumentan que la estrategia es regresiva, pues según ellos representaría un porcentaje más grande de los ingresos de las familias de bajos recursos que el de las de ingresos más altos.

“Yo digo que regresiva es la incidencia de diabetes en mi comunidad, la incidencia de enfermedades del corazón en mi comunidad”, indicó Islas. “El valle central de California cuenta con los índices más altos de violaciones al agua potable. El agua embotellada es costosa. La gente está optando por bebidas azucaradas cuando es la opción más barata para ellos”.

El dinero recaudado del impuesto a las gaseosas, continuó diciendo Islas, podría apoyar las mejoras a la calidad del agua y alentar al público a beber agua potable segura y gratuita.

El asambleísta de California, Richard Bloom (demócrata por Santa Monica), quien ha presentado la propuesta para el impuesto a las gaseosas en varias ocasiones, fue parte también del mismo panel.

“La industria de las gaseosas ha invertido una inmensa cantidad de dinero al cabildeo en Sacramento contra las leyes para restringir las gaseosas”, dijo el asambleísta.

Bloom sugirió que los proponentes del impuesto a las gaseosas estén claros sobre las implicaciones de la obesidad infantil y enfermedades asociadas cuando trabajen en favor de implementar las leyes de impuestos a las gaseosas.

“Las palabras como ‘epidemia' y ‘crisis' se usan tanto, que empiezan a perder su significado”, expresó Bloom. “Tenemos muchas estadísticas sobre la ciencia de las bebidas gaseosas, pero no hablamos sobre la miseria que se cierne sobre la gente, familias y comunidades – amputaciones, enfermedades del corazón, cáncer. Necesitamos empezar a contar esas historias de manera visceral”.

Kenneth Hecht, director de políticas del Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC, quien fungió como moderador del panel, dijo que el impuesto a las gaseosas es la intervención más eficaz para reducir el consumo de gaseosas. La medida fue implementada y estudiada en Berkeley, California, donde los votantes en el 2014 aprobaron una iniciativa local, la cual estableció un impuesto adicional de dos centavos por onza para las gaseosas y otras bebidas azucaradas. Tres años después, los residentes reportaron beber un 52 por ciento menos bebidas azucaradas que antes de que se impusiera el impuesto.

“El impuesto a las gaseosas funciona”, manifestó Kristine Madsen, directora del Instituto de Alimentos de Berkeley y profesora de la Facultad de Salud Pública de UC Berkeley, quien evaluó el impuesto a las gaseosas de Berkeley y habló durante la conferencia.

En Berkeley, la mayor parte del ingreso del impuesto a las gaseosas se dedica a apoyar la educación sobre nutrición y programas de huertos en las escuelas y otra parte se asigna a organizaciones locales que trabajan promoviendo conductas más saludables en Berkeley.

Las ciudades de San Francisco, Oakland y Albany también aprobaron impuestos a las gaseosas. Otras comunidades planeaban incluir iniciativas para imponer un impuesto a gaseosas en sus votaciones, pero se vieron obstaculizados por una jugada preventiva librada por la industria de las gaseosas. En junio del 2018, la Legislatura de California aprobó una iniciativa de ley preventiva contra nuevos impuestos a las bebidas y alimentos vigente hasta el 2031. De acuerdo con el asambleísta Bloom, las empresas de las gaseosas invirtieron millones de dólares para colocar en la papeleta electoral una iniciativa que hubiera prevenido que las comunidades locales incrementaran los impuestos sin un voto de dos terceras partes, en comparación con el 55 por ciento del voto que se requiere actualmente. Ofrecieron retirar la iniciativa si la Legislatura de California imponía una moratoria en los impuestos a las gaseosas a nivel local.

Bloom llamó a la medida preventiva como una “táctica repugnante”. 

“Teníamos que capitular a eso para proteger nuestros gobiernos locales”, dijo Bloom. “Nunca fue una carrera corta abordar el impuesto a las gaseosas, pero ahora se ha convertido en un maratón”.

Los activistas de salud pública también se indignaron.

“Si tienes suficiente dinero, puedes colocar cualquier cosa en la papeleta electoral y usar eso para extorsionar a los legisladores para obtener lo que deseas”, señaló Mark Pertschuk, director de Grassroots Change y orador durante la conferencia. “Es una guerra contra la democracia local. Necesitamos educar a la gente acerca de lo que significa prevenir u obstaculizar una medida (preemption)”.

La batalla se perdió, pero la guerra sobre las gaseosas continúa. Bloom instó a las agencias gubernamentales a poner el ejemplo retirando las bebidas azucaradas de sus edificios públicos.

“Es lo mismo que estar libre de tabaco o drogas”, indicó Bloom.

Una organización pública que encabeza este movimiento es UC San Francisco (UCSF), la cual emplea a 22 mil personas entre personal, académicos y profesionales médicos. En el 2015, todos sus campus y edificios retiraron las bebidas endulzadas de los puntos de venta de alimentos y máquinas dispensadoras como parte de su Iniciativa sobre Bebidas Saludables. Laura Schmidt, profesora del Instituto para Estudios sobre Políticas de Salud ubicado en UCSF, habló sobre la prohibición durante la Conferencia sobre Obesidad Infantil.

“Cuando vives en un ambiente saturado, donde algo está siempre al alcance, eso hace que sea más difícil decir no”, manifestó Schmidt. “Tenemos que cambiar el medioambiente. Todas las soluciones efectivas obedecen a la ley de hierro de la salud pública. Si reduces la disponibilidad de las dañinas sustancias en el medioambiente, reduces su consumo”.

Al culminar su ponencia ante la Conferencia sobre Obesidad Infantil, Bloom anunció la reciente formación de Californians for Less Soda (Californianos a favor de Menos Gaseosas), una nueva coalición de promotores de la salud pública y salud equitativa, así como profesionales de la salud, que se han alineado para reducir el consumo de bebidas azucaradas en California, mediante políticas efectivas.